Ermita de La Muela
LA MUELA
Se podía adivinar lo que más tarde pasó, la guerra amenazaba con muertes y sacrilegios. El cura del pueblo, sabiendo lo que ya había ocurrido en otros pueblos, fue ocultando imágenes sagradas en algunas casas del pueblo y aldeas.
La noche ocultaba aquella sotana por los caminos, llegó a casa de María y le entregó la imagen de la Virgen del Carmen y con un beso se despide como un padre dice adiós a su hijo. Entre lágrimas y rezando alguna oración se alejó por el camino, María no sabía donde ocultar la imagen apretándola contra su pecho caminaba por su casa. Al fin , entre leña y paja, cobijó la imagen.
El conflicto amenazante llama a las puertas del municipio, se introdujo por sus calles y se asentó en el pueblo. Todo a su paso era desolación, algunos huyeron dejando las imágenes que aquel cura entregó en la Muela, María rezaba para que aquellas gentes no llegaran a su hogar, pero aquella tarde entre gritos, empujones e insultos entraron en aquel humilde hogar y al final… ni súplicas, ni ruegos en la plaza, quemaron la imagen entre las lágrimas de María.
María lucha con uñas y dientes hasta conseguir que en un hermoso rincón de esta aldea, se levante orgullosa una pequeña ermita donde se encuentra una Virgen del Carmen en memoria de aquella que fue quemada en una hoguera.
De niñas jugaron en aquellas tierras bravías, sus risas infantiles se mezclaban con el salpicar de la fuente, donde saciaban su sed. Como niñas un lugar secreto, una roca de gran tamaño al final del camino donde guardar sueños, amores, grandezas….
Los años pasaron y aquella hermandad se distancia, cada una por su lado y un diferente sendero, ya no hay risas, ni roca donde confesar sus secretos, ni fuente donde refrescar los pensamientos.
El destino hace que las mujeres se vuelvan a cruzar , la discusión sobre la herencia se olvida y las palabras de la hermana menor hacen brotar los recuerdos en la otra hermana:
-Nunca te dejé de querer ni te olvidé, en la roca me encontrarás.
Desde aquel día aquella gran finca lleva el nombre de la roca, como llamaban las hermanas “La Muela”, hoy una bonita aldea con casas encaladas, campos llenos de olivos y una fuente de agua fresca. En la plaza de la ermita donde se venera a la Virgen del Carmen, si miras al cielo y echas imaginación puedes encontrar la roca, un precioso rincón.
LA MUELA
Se podía adivinar lo que más tarde pasó, la guerra amenazaba con muertes y sacrilegios. El cura del pueblo, sabiendo lo que ya había ocurrido en otros pueblos, fue ocultando imágenes sagradas en algunas casas del pueblo y aldeas.
La noche ocultaba aquella sotana por los caminos, llegó a casa de María y le entregó la imagen de la Virgen del Carmen y con un beso se despide como un padre dice adiós a su hijo. Entre lágrimas y rezando alguna oración se alejó por el camino, María no sabía donde ocultar la imagen apretándola contra su pecho caminaba por su casa. Al fin , entre leña y paja, cobijó la imagen.
El conflicto amenazante llama a las puertas del municipio, se introdujo por sus calles y se asentó en el pueblo. Todo a su paso era desolación, algunos huyeron dejando las imágenes que aquel cura entregó en la Muela, María rezaba para que aquellas gentes no llegaran a su hogar, pero aquella tarde entre gritos, empujones e insultos entraron en aquel humilde hogar y al final… ni súplicas, ni ruegos en la plaza, quemaron la imagen entre las lágrimas de María.
María lucha con uñas y dientes hasta conseguir que en un hermoso rincón de esta aldea, se levante orgullosa una pequeña ermita donde se encuentra una Virgen del Carmen en memoria de aquella que fue quemada en una hoguera.
De niñas jugaron en aquellas tierras bravías, sus risas infantiles se mezclaban con el salpicar de la fuente, donde saciaban su sed. Como niñas un lugar secreto, una roca de gran tamaño al final del camino donde guardar sueños, amores, grandezas….
Los años pasaron y aquella hermandad se distancia, cada una por su lado y un diferente sendero, ya no hay risas, ni roca donde confesar sus secretos, ni fuente donde refrescar los pensamientos.
El destino hace que las mujeres se vuelvan a cruzar , la discusión sobre la herencia se olvida y las palabras de la hermana menor hacen brotar los recuerdos en la otra hermana:
-Nunca te dejé de querer ni te olvidé, en la roca me encontrarás.
Desde aquel día aquella gran finca lleva el nombre de la roca, como llamaban las hermanas “La Muela”, hoy una bonita aldea con casas encaladas, campos llenos de olivos y una fuente de agua fresca. En la plaza de la ermita donde se venera a la Virgen del Carmen, si miras al cielo y echas imaginación puedes encontrar la roca, un precioso rincón.
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