DEDICADO A LOS MARINES
Había unna vez una vez una aldea pequeñita
de unos cien habitantes más o menos,
era pequeñita pero consistente,
como los buenos perfumes.
Esa aldea era como un lugar mágico
las personas que vivían en ella,
eran personas humildes y muy trabajadoras,
con grandes y pequeñas familias,
pero todos muy buena gente.
Gente cristiana, y con mucha fe.
Fe con orgullo, de tener su capillita
donde cuidan y miman con esmero a sus Santos
a San José y La Purísima
que en un día tan importante
como el 19 de marzo celebran sus fiestas,
subiendolo a los tronos
poniendoles las flores y encendiendoles las velas,
repicando las campanas, echando los cohetes.
¡Qué emoción y que dolor!,
momentos inolvidables y tanto que agradecer
promesas que cumplir y mucho más que pedir
"Así se celebra" ¡con emoción!
En esa aldea se escuchaba, las risas de alegría,
y el suspiro de sentimiento
¡Pero que bonito!
"Que bonito la alegría y el sentimiento"
"Que bonito la amistad de los vecinos"
unidos una vez más por sus Santos.
"Que bonita esa pequeña aldea"
que no podía ser otra, ni llamarse
de otra manera, si no que así
LOS MARINES.
Autora: S. Torres V.
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