miércoles, 22 de abril de 2009

Antiguos Oficios

Lavadero Municipal de Periana.

Esta imagen retrata fielmente la postura que tenían las mujeres de antaño durante horas para lavar sus ropas.

Las mujeres del campo que tenían, bien un río o un arroyo, para lavar sus ropas debido a que no había agua corriente en sus casas.

El lavadero de Periana posee una belleza especial, en la sabia utilización de la piedra, en la sencillez de sus franjas de color (blanco y verde) y en su simetría; su encanto proviene de lo recoleto de este espacio, que tantas evocaciones trae a las mujeres mayores del pueblo. Los lavaderos eran centros importantes de relación social femenina y algo así como santuarios de las intimidades, habladurías y cantos de las mujeres, allí reían, se contaban sus problemas, otras se olvidaban de ellos, muchas mujeres mayores recuerdan con nostalgia aquel rinconcito de Periana donde tan buenos ratos pasaron.


Las vecinas de Periana ya tenían suerte en tener en el pueblo su propio lavadero, mi abuela Teresa Luque Pascual, cogía su canasta de la ropa y se iba al río a lavar sus trapos, más concretamente al río Sábar, mi abuelo José Frías Luque le había abierto camino hasta llegar a una poza, le fabricó una piedra alargada y se la inclinó entre el borde del río y la poza para poder frotar sus ropas con las rodillas hincadas en el suelo y con su pedazo de jabón echo por ella misma a base de aceite frito y sosa cautica. Parece que estoy hablando de hace muchos años al referirme a mi abuela, pero mi madre María Luque Moreno estaba embarazada de ocho meses de una servidora y cada día iba con su cesta a cuestas a lavar al río y hablamos de hace 30 años, en donde en el diseminado aún no había ni agua ni luz en las casas. Por suerte varios años posteriores ya se normalizó la situación y fue a mejor lentamente hasta llegar a nuestros días.


Había otra tradición con respecto al agua, y es que toda la gente a primeras horas de la mañana, iban a la fuente a llenar su botijo para que se mantuviera fresquita durante todo el día, aunque ya es menos la gente que va a la fuente a por su cántaro o su botijo a veces se suele ver a alguien caminar por las calles de Periana en busca de su botijo de agua. Viejas tradiciones que aún los más mayores las conservan y forman parte de nuestro rico patrimonio cultural.

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