martes, 28 de abril de 2009

Pedro García, socio director de Standby: «Ser directivo implica ser esclavo del trabajo y disfrutar de ello»


2/08/2007 Sur.es

Está casado, tiene 45 años y un hijo de 20/ Dirige una consultoría especializada en seleccionar altos cargos/ Hace poco descubrió la bici y confiesa que está enganchado/ Adora la cocina y presume de hacer una paella «buenísima»

ASÍ que cazatalentos. Como el presidente de un club de fútbol a la búsqueda de galácticos...Somos cazatalentos por encargo de terceros. Buscamos directivos para clientes, lo cual implica aún más responsabildad. Es un trabajo muy seductor porque te permite estar en contacto con lo mejor de cada casa. Un trabajo que requiere mucha intuición.
Por cierto, ¿a qué huele un buen directivo?
Bueno, hay un factor importante y es que hablen de uno. Nosotros nos movemos fundamentalmente por referencias. Al final cuando mucha gente habla bien de tí suele ser señal inequívoca de que eres un buen profesional.
¿Y el perfil del empleado ideal?
Una persona con ambición, con muchas inquietudes e interés por aprender. Alguien centrado en la realidad concreta, con capacidad para ver a largo plazo y para adaptarse a diferentes entornos.
Una vez que han fichado al directivo que quieren captar tienen que desplegar sus armas de seducción para que deje su trabajo, ¿cómo lo logran?
Evidentemente, la palabra es seducción, pero en el sentido profesional. ¿Hombre, me imagino?
Debemos ofrecerle posiciones que supongan un reto profesional para él. Algo mucho mejor que lo que tiene. Cuando una persona lleva tres, cuatro o cinco años en una empresa aunque esté muy bien, si tiene ese perfil de dinamismo y flexibilidad va a estar abierto a nuevas opciones. Siempre es estimulante que alguien llame a tu puerta.
¿Somos infieles por naturaleza?
Por lo menos nos gusta que nos sonrían, flirtear, aunque luego digamos que no podemos o que no es el momento. Somos infieles laboralmente, pero hasta cierto punto. El directivo suele ser muy honrado con su empresa. Cuando acepta un cambio es que no está del todo a gusto. O sea, que como en el ámbito emocional, uno es infiel cuando no está del todo satisfecho. Seguro. Muchas veces cuando planteamos a un directivo que estudie un cambio al principio suele cerrarse, pero a la siguiente llamada al menos acepta sentarse con nosotros a hablar, lo que evidencia una insatisfacción con su posición actual.
¿El dinero ya no lo es todo?
No. Para los directivos, de hecho, el dinero nunca ha sido algo determinante. Quizás sí más al principio, pero luego deja de ser lo más importante. Para un directivo lo esencial es quién va a ser su jefe, su equipo, cuál es el entorno, cosas que hacen que un trabajo puede ser interesante.
¿Y qué hay de la calidad de vida?
Es que para un directivo su dedicación implica estar centrado en el trabajo las 24 horas del día. Esclavitud total. Pues sí. Son trabajos con una gran carga intelectual, que exigen que quien los realiza esté siempre pensando en el trabajo, es difícil desconectar. Pero al final los directivos son personas tan apasionadas con lo que hacen que disfrutan con ello.
Me da la impresión de que se está describiendo un poco a sí mismo. Apuesto a que usted también es esclavo gustoso del trabajo, ¿me equivoco?
Soy un apasionado de lo que hago y quizá eso es lo que me conduce a tener buenos resultados. Entusiasmarse con lo que uno hace es condición 'sine qua non' para tener éxito laboral y personal.
Una curiosidad, ¿de qué hablan los altos ejecutivos?
Pues si te hablo por mí: yo hablo de mi mujer, de mi hijo, de que estoy montando en bicicleta, de las cosas de la vida... Evitamos tocar temas más delicados si no nos conocemos. Al final el empresario habla de lo que habla cualquier persona.
¿La corbata es aburrida?
Quizá en el pasado ha representado un cierto estatus. Pero hoy día uno puede llevarla y no ser nada aburrido. No tiene por qué, eso es un cliché.
Así que ha descubierto ahora la bici, ¿tiene algo que ver la crisis de los 40, el afán por mantenerse joven?
Pues mira, me la regaló mi hijo hace tres o cuatro años y la estoy cogiendo ahora. Pero no, nada de crisis. Sí pienso que hay que estar saludable y cuidarse un poco. Con la bici estoy entusiasmado. Tanto que se lo cuento a todos mis amigos. Les digo: 'Oye he cogido la bici y no veas como tiro'.Me han chivado que le encanta hacer la compra.
¿Le pongo en un apuro, como a Zapatero, si le pregunto a cuánto está el kilo de tomates?(Risas)
Digamos que depende. Bueno la verdad es que no lo sé.Le he pillado, no disimule. Me has pillado totalmente. Pero sí que me encanta hacer la compra y la estética de los mercados. De hecho no sé por qué a los turistas no se les lleva a verlos porque alucinarían. Son estupendos, su colorido, su ambiente. A mi me gustan mucho, no sé si porque soy de pueblo...¿Ah sí? ¿de dónde?Pues mira, nací en Málaga, pero prácticamente de los 2 a los 16 años viví en Periana que es el pueblo de mi infancia y de mi adolescencia.Volviendo a los tomates. Los necesitaría para hacer una buena paella, que por lo visto le gusta alardear de que le sale de escándalo. Sí, sí. Los amigos y familiares que la prueban marcan un antes y un después en sus vidas. (Risas). Me encanta el arroz, y como a mi mujer no le sale demasiado bien, tuve que aprender a hacerlo yo.
¿Me confía su secreto?
El truco está en hacer un sofrito enorme con mucha verdura, lo completo con carne o pescado y sale un arroz con un sabor tremendo que no necesita ni azafrán, ni pimentón ni nada. Empecé a hacerlo para dos, cuando creció mi hijo para tres y luego para 20. Eso fue un espectáculo.Todo un cocinillas.La cocina me da una satisfacción enorme, sobre todo por el sentimiento de autonomía, de no necesitar a nadie para hacer el plato que me gusta. Además, cocinar me relaja y es un verdadero arte. En el futuro me gustaría avanzar mucho más. Los programas de cocina me apasionan, eso es algo que sabe poca gente.
El cine, ¿puede ser un somnífero?¿Uy! ¿Cómo lo sabe?
Me encanta el cine, sobre todo el del oeste, el clásico de los años 50 y el español. Pero lo utilizo para dormir, es lo último que hago en el día. Mi récord está en tardar en ver una película 15 días, por trozos. ¿Imagínate! Cuando llegué al día 15 ya ni me acordaba de cómo había empezado.Su mujer es psicóloga,
¿tiene la sensación de que le analiza?
No tanto por psicóloga como por lista. Mi mujer tiene un sexto sentido. Es tan inteligente que hace tiempo que aprendí a ser totalmente sincero con ella.


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