Desayuno Molinero con aceite de Mondrón.La opiniondemalaga.es. 31/01/2009La previsión de un 2009 difícil, la incógnita del comportamiento del sector y cierto optimismo en las delegaciones malagueña y andaluza cierran una edición de Fitur que anticipa tiempos complicados
JOAQUÍN MARÍN D. El gran problema de la industria turística es que las crisis también hacen turismo y se convierten en el único viajero indeseado. Salta con enorme facilidad de uno a otro continente, viaja raudo a través de los balances de las entidades financieras, se aloja en las caídas de las bolsas de todo el mundo y es un muy molesto vecino de habitación porque no te deja descansar. La crisis viaja y deja su sello allá donde haya estado. Arma follón, ensucia los hoteles y encima va y cuenta a viva voz lo mal que está todo en los lugares de vacaciones. Contamina. Y asusta. Está recién llegada y ha pagado por anticipado una larga estancia.Con este panorama hay varias cosas que hacer: en primer lugar, trabajar para que se vaya cuanto antes; en segundo, intentar que el optimismo le gane la batalla, y en tercero, contrarrestar la mala fama que se empeña en derramar a su alrededor sobre todo lo que toca. En la edición de Fitur que acabó ayer, la número 29, ha sido inevitable mentar al turista indeseado cientos de veces. La crisis, la crisis, la crisis. Ha logrado hacer daño, pues el recinto de Ifema ha visto reducida su superficie expositiva en un 13%. Ha habido menos gente en general: menos empresarios y menos visitantes. El negocio se resiente y todos los que viven del turismo saben que estamos ante una época dura, con final incierto. Una temporada baja en el peor de los sentidos. Pero incluso en la crisis, hay ricos y pobres. Los hay que sufrirán más y los hay que sufrirán menos. Parece, según lo visto, dicho y oído a lo largo de los últimos días en la capital de España, que Málaga ciudad va a crecer en número de turistas. Así lo dijo el alcalde, Francisco de la Torre, en una de sus comparecencias en la feria. En cierto modo es lógico pensar que la mejora iniciada hace tres años no va a encontrarse con un parón ni siquiera ahora, pues cuando se viene de tan abajo es difícil parar la progresión. Sin olvidar, claro, el salto de calidad que ha dado la ciudad en reclamos, hoteles y equipamientos.Como ejemplo, ayer mismo, la directora del Palacio de Ferias y Congresos, Yolanda de Aguilar, recogió un certificado de accesibilidad universal concedido por la Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor), dentro del programa dirigido a las entidades para mejorar sus servicios en materia turística, de calidad, medio ambiente y responsabilidad social.Andalucía. El optimismo va por barrios al mismo tiempo que el turista indeseado está en todos lados, omnipresente en su labor de perjuicio. Andalucía perderá turistas. Perderemos. Entre un 1,2% y un 2%, dijo Manuel Chaves. Todo hace pensar que la herida sangrará un poco más, pues ya venimos de una bajada considerable en 2008 cuando la previsión era crecer un 3%. Ahora que afrontamos el peor año económico que se recuerda -o eso se encargan de repetirnos- resulta difícil imaginar que la cornada pueda ser tan leve. Pero el consejero de Turismo, Luciano Alonso, contextualizó correctamente este vaticinio al apuntar que las comparaciones se hacen con 2007, que fue, sin exagerar, el mejor año turístico que Andalucía ha conocido. La situación actual obliga a resistir, confiar y, sobre todo, trabajar, aparte de diversificar la oferta con reclamos reinventados como la gastronomía o el ocio.Ayer, en la última jornada profesional de Fitur, la actividad fue mucho más relajada. En esta feria hay prisas por presentarlo todo y hacerse la foto el primer día y ello da lugar a que el último día quede algo descafeinado. Con todo, Archidona promocionó su Feria del Perro, Periana presumió de su aceite de Mondrón, el Patronato de Turismo firmó un convenio con un touroperador canadiense y Luciano Alonso se rodeó de Martín Fiz y Conchita Martínez para ligar deporte y turismo. Un año más, Fitur cierra sus puertas. A ver si en la próxima edición la crisis ha dejado de viajar.
JOAQUÍN MARÍN D. El gran problema de la industria turística es que las crisis también hacen turismo y se convierten en el único viajero indeseado. Salta con enorme facilidad de uno a otro continente, viaja raudo a través de los balances de las entidades financieras, se aloja en las caídas de las bolsas de todo el mundo y es un muy molesto vecino de habitación porque no te deja descansar. La crisis viaja y deja su sello allá donde haya estado. Arma follón, ensucia los hoteles y encima va y cuenta a viva voz lo mal que está todo en los lugares de vacaciones. Contamina. Y asusta. Está recién llegada y ha pagado por anticipado una larga estancia.Con este panorama hay varias cosas que hacer: en primer lugar, trabajar para que se vaya cuanto antes; en segundo, intentar que el optimismo le gane la batalla, y en tercero, contrarrestar la mala fama que se empeña en derramar a su alrededor sobre todo lo que toca. En la edición de Fitur que acabó ayer, la número 29, ha sido inevitable mentar al turista indeseado cientos de veces. La crisis, la crisis, la crisis. Ha logrado hacer daño, pues el recinto de Ifema ha visto reducida su superficie expositiva en un 13%. Ha habido menos gente en general: menos empresarios y menos visitantes. El negocio se resiente y todos los que viven del turismo saben que estamos ante una época dura, con final incierto. Una temporada baja en el peor de los sentidos. Pero incluso en la crisis, hay ricos y pobres. Los hay que sufrirán más y los hay que sufrirán menos. Parece, según lo visto, dicho y oído a lo largo de los últimos días en la capital de España, que Málaga ciudad va a crecer en número de turistas. Así lo dijo el alcalde, Francisco de la Torre, en una de sus comparecencias en la feria. En cierto modo es lógico pensar que la mejora iniciada hace tres años no va a encontrarse con un parón ni siquiera ahora, pues cuando se viene de tan abajo es difícil parar la progresión. Sin olvidar, claro, el salto de calidad que ha dado la ciudad en reclamos, hoteles y equipamientos.Como ejemplo, ayer mismo, la directora del Palacio de Ferias y Congresos, Yolanda de Aguilar, recogió un certificado de accesibilidad universal concedido por la Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor), dentro del programa dirigido a las entidades para mejorar sus servicios en materia turística, de calidad, medio ambiente y responsabilidad social.Andalucía. El optimismo va por barrios al mismo tiempo que el turista indeseado está en todos lados, omnipresente en su labor de perjuicio. Andalucía perderá turistas. Perderemos. Entre un 1,2% y un 2%, dijo Manuel Chaves. Todo hace pensar que la herida sangrará un poco más, pues ya venimos de una bajada considerable en 2008 cuando la previsión era crecer un 3%. Ahora que afrontamos el peor año económico que se recuerda -o eso se encargan de repetirnos- resulta difícil imaginar que la cornada pueda ser tan leve. Pero el consejero de Turismo, Luciano Alonso, contextualizó correctamente este vaticinio al apuntar que las comparaciones se hacen con 2007, que fue, sin exagerar, el mejor año turístico que Andalucía ha conocido. La situación actual obliga a resistir, confiar y, sobre todo, trabajar, aparte de diversificar la oferta con reclamos reinventados como la gastronomía o el ocio.Ayer, en la última jornada profesional de Fitur, la actividad fue mucho más relajada. En esta feria hay prisas por presentarlo todo y hacerse la foto el primer día y ello da lugar a que el último día quede algo descafeinado. Con todo, Archidona promocionó su Feria del Perro, Periana presumió de su aceite de Mondrón, el Patronato de Turismo firmó un convenio con un touroperador canadiense y Luciano Alonso se rodeó de Martín Fiz y Conchita Martínez para ligar deporte y turismo. Un año más, Fitur cierra sus puertas. A ver si en la próxima edición la crisis ha dejado de viajar.
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