Todo comenzó cuando tenía la edad de 4-5 años, recuerdo que
Dalma y Jordan, mis primos me decían que yo me podía abrir de piernas y ellos no
tenían esa posibilidad pero yo no le di mucha importancia, ya que era muy pequeño y
ni sabía de la existencia del baile, fue más tarde cuando tenía unos 7 u 8 años cuando
me decidí apuntar a esa mezcla de flamenco y danza española. No duré mucho, fue
enterarme que tenía que bailar en aquavelis delante de un montón de personas y me
dio tal miedo escénico que no volví a aparecer por la clase.
Más tarde, mucho más tarde, con 16 años empecé a bailar en
Málaga algunos estilos urbanos en una academia, tales como hip hop, new style, sexy
style, ragga entre otros, pero fue con 17 años cuando empecé con la danza clásica,
ballet para la gran mayoría.
Fue tal la sensación que sentí en esa clase que me quedé
enganchado, con ganas de más y así fue, pero como todo en la vida tiene sus partes buenas
y malas, no atravesaba un buen momento en mi vida, la adolescencia… puedo decir que
salí pero no airoso, pero salí que al fin y al cabo es lo que cuenta.
En esa época conocí un chaval que en ese momento quería
entrar al conservatorio profesional de danza en la especialidad de danza clásica y
quería que yo fuera a la prueba, pero claro yo no estaba preparado para nada,
mientras que él había dado 5 meses de clase yo había dado uno, con lo cual yo estaba muy
asustado y con ganas de presentarme. Hablé con mi primera profesora de ballet, Donna
se llama, una gran mujer, australiana de origen y ex bailarina del Royal Opera House
London Ballet, todo un privilegio para mi persona, pero la segunda no se quedaba
tampoco atrás una ex primera bailarina del Bolshoi, una rusa, fue muy dura pero se lo
agradezco todo, aunque no aprendiera mucho con ella porque estuve poco tiempo, ya que
entré al conservatorio, pero lo que nunca se me olvidará será la disciplina en
clase.
Entré al conservatorio en el año 2011 para comenzar con el
curso 2011-12 habiendo saltado los 4 años de elemental.
Recuerdo que en el primer curso realicé la Danza Rusa del
Cascanueces y el final de un paso a dos y un paso a dos de neoclásico.
En el segundo curso hicimos una parte de un ballet llamado
Napoli, que me encantó porque era muy dinámico y fue la primera vez que yo tuve la
oportunidad de actuar delante del público con un momento de atención solamente
para mí, luego también ese año hicimos para final de curso la bella durmiente donde
participé en tres coreografías las cuales fueron el “Picnic donde se encuentran al
príncipe”, “la gallinita ciega” y el paso a dos de “caperucita roja y el lobo”, esa era la
primera vez que tanto mi compañera como yo hacíamos eso de estar los dos solo bailando en el
escenario, nos encantó, lo disfruté tanto…
Y para este año, ya tercero, en el ecuador de mis estudios
tengo 4 variaciones muy importantes para mí, porque son de solista y primer bailarín
y con bastante complejidad, como son el “Pájaro Azul” y una parte del “paso a tres de
Paquita”, incluido un paso a dos con las chicas de 5º y 6º.
Puedo decir que estoy encantado, aunque eso sí todo es muy
sacrificado y cuesta mucho, hay mucho esfuerzo ahí en medio.
Agradezco a Eloy Moreno su relato en primera persona y sus fotografías, gracias por compartir con todos nosotros tu bonita y apasionante historia. Suerte en tu carrera y disfruta de cada momento.
Agradezco a Eloy Moreno su relato en primera persona y sus fotografías, gracias por compartir con todos nosotros tu bonita y apasionante historia. Suerte en tu carrera y disfruta de cada momento.
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