miércoles, 12 de noviembre de 2008

Serie Romances II


DEL VIEJO EL CONSEJO



Deja la charla Consuelo,
que una moza casadera,
no debe de estar en la era,
si falta el sol en el cielo.

Tu hogar estará apagado,
y el mozo que haya contigo,
le está devorando el trigo,
la yunta que tu abandonas.

Mira que está anocheciendo,
y en la ribera lejana,
ya se oyen cantar las ranas,
y están las aves durmiendo.

Que tocan a la oración,
y hay gentes murmuradoras,
cuyos ojos a esas horas,
cristales de aumento son.

Es que los oscureceres,
son unas horas menguadas,
que han hecho ya desgraciadas,
a muchas pobres mujeres.

Mira chiquilla que ha sido,
la tarde muy bochornosa,
y va a ser fresca y hermosa,
la noche que ha podido.

Y está tu galán delante,
y está tu hermanillo ausente,
y está la luna en menguante,
y el amor está en creciente.

Y a la débil luz yo creo,
que sola a salir no atinas,
del laberinto de hacinas,
en que metida te veo.

Tal vez si el mozo me oyera,
pensará que esto es profecía,
creyera que tengo envidia,
o que celos tengo dijera.

Pues con la venda de amor,
no viera que soy un viejo,
que solo con un consejo,
puedo acercarme a tu amor.

Vete muchacha y no quieras,
llorar prematuros gozos,
que sé lo que son los mozos,
y sé lo que son las eras.

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