El hueso de melocotón que vino de Argentina.
Cualquier amante de la gastronomía que hoy día oiga hablar de Periana, al instante, vinculará el nombre de la localidad axárquica con sus famosos melocotones. Pero ¿cómo llegó este fruto al municipio malagueño? Cuenta la leyenda que fue un vecino de Periana, allá por el año 1850, quien a su regreso de Argentina, introdujo accidentalmente el durazno en el pueblo. Al parecer, este señor, conocido en Periana con el sobrenombre de 'El Arrojo', se trasladó a Argentina para visitar a su hermano, que había emigrado años atrás.
Fue en este país donde probó el durazno y, tras comprobar su exquisito sabor, trajo de allá para que los probaran en el pueblo. Aquel hueso o huesos fueron plantados en los campos de Periana y poco después dieron fruto. La dulzura y la suavidad de aquel durazno hizo que Periana fuera conocida en toda España. A mediados de los años 80 hubo en Periana muchos problemas con el agua de riego, muchos de estos árboles se secaron, otros enfermaron. Gran parte de la cosecha se fue perdiendo considerablemente.
Actualmente los cosecheros de este rico manjar los venden en el pueblo o directamente en sus casas. Se intenta cada año su repoblación pero es lento su crecimiento.
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