Enjambre localizado en la zona de Periana.
30/04/2013
Hace 20 años, los apicultores llevaban a las abejas a recoger el
néctar de girasol a la cuenca del Guadalquivir y obtenían hasta 50
toneladas”, relata Carlos Moreno, presidente de la Asociación Española
de Apicultores (AEA). Ahora, “los trabajadores no pueden realizar estas
tareas porque los insectos se mueren”, continúa.
Las abejas están en peligro o eso se deduce de varios estudios publicados en 2012 en las revistas científicas Nature Communications y Science.
Los culpables podrían ser tres pesticidas neonicotinoides producidos
por Bayer CropScience y Syngenta, empleados para acabar con las plagas
de los cultivos atacando al sistema nervioso de los insectos. Sin
embargo, este efecto también estaría recayendo sobre las abejas,
polinizadoras naturales por excelencia.
El valor de la polinización de los cultivos alcanza los 22.000
millones de euros anuales en Europa, es decir, el 84% de los cultivos
del viejo continente dependen de ella. A nivel mundial, el valor llega
los 165.000 millones de euros, según los datos proporcionados por José
Luis González, responsable apícola a nivel nacional de la Coordinadora
de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
La Comisión Europea, alertada por la desaparición de estos insectos,
encargó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) un
estudio de la cuestión. La organización concluyó, el 16 de enero, que el
uso de tiametoxam, imidacloprid y clotianidina podría afectar al
comportamiento de las abejas y al desarrollo de sus larvas y ser
responsable del fenómeno conocido como “Desorden del Colapso de
Colonias” (CCD), por el que muchas abejas mueren desorientadas lejos de
sus colonias.
El comisario de Consumo y Protección al Consumidor de la CE, Tonio
Borg, decidió impulsar el veto al uso de los tres neonicotinoides
durante dos años en cultivos que atraigan a las abejas o que no sean
cereales de invierno –la exposición a los pesticidas durante el otoño no
se considera peligrosa–.
La primera votación a la propuesta se realizó el 15 de marzo, pero no
logró una mayoría. De los 27 miembros, 13 se mostraron a favor,
incluida España, nueve en contra y tres se abstuvieron. Ayer se celebró
una nueva consulta, que obtuvo una mayoría a favor (15 naciones), pero
no una mayoría cualificada, por lo que la CE debe decidir si implantar o
no la restricción.
La puesta en marcha de la medida estaba prevista para el 1 de julio,
pero es probable que se retrase hasta diciembre, según se anunció ayer.
Bayer Crop- Science y Syngenta no coinciden con el estudio de la
EFSA, que consideran carece de rigor científico suficiente, y culpan a
las plagas de la desaparición de las colonias de abejas. Ambas empresas
presentaron un plan de acción para acabar con el estancamiento en que se
encontraba la UE en relación a la salud de las abejas poco después de
la votación de marzo. Su propuesta se basaba en la creación de márgenes
de flores, ricos en polen, en toda la UE, la elaboración de un plan
demonitorización de la salud de las abejas o la puesta en marcha de
medidas para reducir el riesgo al que están expuestos estos insectos.
La Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla)
considera que la medida de la CE ha sido “apresurada y desmesurada” y
“generará pérdidas en la producción agrícola europea de 17.000 millones
de euros anuales y 127 millones en la española” afirma su director
general Carlos Palomar. “Se trata más de mostrar una firmeza y una
sensibilidad hacia ciertas cuestiones al aplicar el principio de
precaución sin conocer con certeza los efectos”, prosigue.
Para los apicultores, sin embargo, la causa es innegable, aunque
carecen de datos concretos del descenso de las colonias de abejas. “La
EFSA ha confirmado que existe un alto riesgo y que la toxicidad de estos
productos es 5.000 veces superior a la del DDT –insecticida prohibido
desde la década de los 70 por su gran toxicidad–”, declara González. “Si
no fuera por la labor de los apicultores, actualmente solo centrada en
la repoblación, la abeja se podría declarar una especie en extinción”,
explica Carlos Moreno.
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