La jugadora de España en una de las posiciones más desagradecidas lidera a la selección, que hoy busca un puesto en la final
Las chicas del waterpolo femenino asoman por la sala de
prensa y alucinan, desbordadas por la atención mediática de estos días.
En su debut en unos Juegos Olímpicos, han llegado ya a las semifinales y
luchan hoy contra Hungría (20.40 horas española), viejo conocido al que
la selección nacional derrotó en la fase de grupos (13-11). «No tendrá
nada que ver», vaticina Miki Oca, entrenador que no deja de sorprenderse
con sus chicas. La clave para llegar a la final está en la defensa y
ahí aparece la figura de Maica García.
Es la boya de España, posición fundamental en el
waterpolo, más decisivo incluso que un delantero en el fútbol o que un
pívot en el baloncesto. «Ser boya es desagradecido, pero la gente es lo
que ve. Es fundamental. Una boya es básico en un equipo, condicionas a
la defensa totalmente. Condicionas a que se cierren, a que haya opción
de lanzamiento. Hay mucho trabajo. Un equipo es una boya», cuenta Maica
García.
Es boya por castigo, pues jamás se lo planteó cuando
empezó en el waterpolo, prefería ser exterior. «Yo no quería. Mi físico
me obligó a ser boya (188 centímetros y 90 kilos según la ficha
oficial). Soy una tía grande y me tocaba ir a esa posición. Y así lo
acepto aunque no me guste. Voy a la piscina y pienso: ahora te tienes
que pegar otra vez... bufff, ¡qué pereza!», desvela. Lo dice con heridas
en el cuello después de la batalla de cuartos contra Gran Bretaña. Hoy
será peor, discute con Barbara Bujka, la boya de Hungría.
Maica le llama 'la patas' porque le castiga a patadas,
todo tipo de artimañanas bajo el agua. «Estoy con ganas. Después del
partido de la fase de grupos la desmitifiqué un poco y la saqué de mi
top», bromea. Su pesadilla es la de Estados Unidos, que se mide a
Australia en la otra semifinal.
Una boya se faja mientras las otras se mueven. Es un
trabajo titánico y mucho entrenamiento. «Pero tampoco es tan específico.
Hago mis ejercicios, obviamente. Tengo que hacer más peso que las
otras, es normal. En pectoral estaré en casi 70 kilos y más de piernas.
Hago mucha técnica de lanzamiento, de pelota, de reversos. No hay que
pensar que estoy sola y marginada, nada de eso. Nado con ellas, soy una
más», dice. «Es de las mejores del mundo», le piropea Miki Oca. «Es un
alivio tenerla en el equipo», suspira Jennifer Pareja
Y seguramente esa es la clave de este equipo, que
funciona como tal. «Las estadísticas dicen que todas marcan, que todas
defienden. Yo condiciono, pero remamos todas», analiza Maica, que tiene
muy claro su objetivo: «Prefiero una buena defensa a un gol. Todo
empieza en la defensa en el waterpolo. No necesito marcar 20 goles para
saber que soy la mejor, el tema está en que no nos los marquen a
nosotras». Es precisamente lo que hoy busca España. En el horizonte está
la final de los Juegos.
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