1.- Vivienda donde transcurrió su infancia
en Mondrón.
2.- José Pascual durante la
celebración de su comida homenaje junto a su esposa, el Presidente del Tribunal
Constitucional, el Presidente del Tribunal de Cuentas y otras autoridades. Año 2011.
3.- En los Parrales de Vilo con su
hermano Félix. Año 2012.
4.- Fiesta familiar en Periana. Año 1952.
5.- Con la Encomienda del Mérito
Civil. Año 2011.
6.- Escuela Normal de
Magisterio de Málaga. Año 1961.
7.- Reunión familiar en los Parrales de Vilo.
Año 2011.
8.- De niño en Mondrón. Año 1943.
9.-
Intervención del Director del Instituto de Estudios Fiscales durante el
Seminario organizado en homenaje a José Pascual. Año 2011.
10.-
Intervención de José Pascual en el Seminario de Estudios Fiscales
organizado en su honor. 2011.
11.- Mondrón. Año 1950.
12.- Navidad en familia. Año 2013
13.- José e Isabel, padres de José Pascual García. Año
2008.
14.- José Pascual –primero por la
izquierda- junto a sus hermanos Félix, Teresa y Francisco, su tío Isidro de “La Venta” y sus padres, en los Parrales de Vilo, disfrutando de sus
primeras vacaciones como seminarista. Año 1953.
15.- Cartel del Seminario Homenaje a José
Pascual en el Instituto de Estudios Fiscales. Año 2011.
16.- Imposición de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil. Año
2011
PAISANOS
NUESTROS
La
sabiduría popular recomienda no comenzar las casas por el tejado. Tal
apreciación me parece irrefutable, pero yo, en esta ocasión, voy a ignorarla e
iniciaré mi escrito por lo que debería ser su conclusión. Para ello tomaré como
referencia el año 2011, fecha en la que el paisano nuestro al que voy a dedicar
esta sección de ALMAZARA, una de las
mentes más brillantes que ha dado Periana en toda su historia, cumplió setenta
años, y terminada la prolongación de su vida laboral, le llegó el momento de la
jubilación forzosa. Coincidiendo con el
inicio de su bien merecido tiempo de descanso, este perianense, criado en Mondrón,
tuvo ocasión de cerciorar lo que él siempre había sospechado, es decir, lo
mucho que se le quería, apreciaba, valoraba… entre los que fueron sus
compañeros de trabajo a lo largo de su trayectoria profesional.
Y
esos compañeros, promocionados a la categoría de amigos, cuando nuestro paisano
dejó de ganarse el pan con el sudor de la frente, para poder hacerlo cómodamente
retrepado en el sillón más confortable de su casa, le tributaron como despedida
dos entrañables, cálidos, sentidos y sinceros homenajes. El primero de ellos
consistió en la celebración de un seminario en el Instituto de Estudios
Fiscales bajo el título “Presente y futuro de las ayudas públicas en el marco
de la Unión Europea”. “En homenaje a don José Pascual García”, en el que se
presentó un libro de cuatrocientas diecinueve páginas, editado por el propio
Instituto, titulado “ESTUDIOS PRESUPUESTARIOS EN HOMENAJE A D.
JOSÉ PASCUAL GARCÍA”, elaborado por más de una veintena de
destacadísimas personalidades españolas: catedráticos de Universidad,
interventores de la Administración del Estado, consejeros y magistrados del
Tribunal de Cuentas, reputadísimos economistas y exaltos cargos del gobierno de
la Nación, entre los que podemos citar a dos exministros, Elvira Rodríguez
Herrer que lo fue de Medio Ambiente en el gobierno de José María Aznar y Manuel
Núñez Pérez, de Sanidad y Consumo en el de Leopoldo Calvo-Sotelo. El otro fue un multitudinario almuerzo celebrado
en el Florida Park, situado en el parque del “Buen Retiro” de
Madrid, al que acudieron varios centenares de personas.
Hasta
que Teresa Guerrero Díaz, presidenta de la Asociación Cultural Baños de Vilo-La
Negra, me informó con precisión de este paisano nuestro –al que S. M. el Rey
concedió la Encomienda de la Orden del Mérito Civil- confieso que solo tenía de
él noticias difusas y equívocas facilitadas por un amable lector de mis
escritos. En un primer momento achaqué mi desconocimiento a los muchos años que
llevo fuera de Periana, pero a través de una pequeña encuesta que he realizado
personalmente, he tenido ocasión de comprobar que casi nadie le conoce en el
pueblo, sólo dos de mis interlocutores sabían de su existencia. Verdaderamente
resulta chocante que uno de los perianenses más importante de todos los tiempos
sea desconocido por sus paisanos. Le he dado mil vueltas a la cabeza buscando
la fórmula de presentarlo a los lectores de ALMAZARA y, sinceramente, creo que he encontrado la más adecuada. Después de la familia, son los compañeros de
trabajo y amigos los que mejor nos conocen, así que he recurrido a tres
compañeros de trabajo y amigos de José Pascual García, para que cumplan esta
misión. Para ello he buceado en los
prólogos del libro homenaje reseñado escritos por José Alberto Pérez Pérez,
interventor General de la Administración del Estado, y Manuel Núñez Pérez,
presidente del Tribunal de Cuentas; y a las palabras que Juan Velarde Fuertes,
consejero del Tribunal de Cuentas, catedrático emérito de la Universidad
Complutense y Premio Príncipe de Asturias de Economía, dijo durante la comida
homenaje.
“Cuando recibí la invitación para
prologar un libro homenaje a José Pascual con motivo de su próxima jubilación,
lo primero que me vino a al memoria es la ingente cantidad de aportaciones que
José Pascual ha hecho al ámbito de la gestión, el presupuesto y el control del
gasto público. Dado el enfoque
eminentemente práctico que ha otorgado siempre a sus trabajos, éstos se han
convertido en un referente para todos los que desarrollamos nuestra actividad
profesional en el ámbito de las finanzas públicas.
La trayectoria profesional de José
Pascual destaca no sólo por su dilatada y reconocida experiencia en la
Intervención General o en el Tribunal de Cuentas, entre otros Centros, sino
también por su labor docente e investigadora, a través de la que ha abordado el
ordenamiento presupuestario con extraordinaria profundidad y rigor. Todo ello,
como antes comentaba, ha convertido a este experto conocedor del Derecho
financiero en un punto de referencia para todos aquellos que trabajamos en
cuestiones relativas a la presupuestación, gestión y control del gasto
público”.
“La trayectoria de José Pascual nos
presenta a un experto profesional, preocupado por el marco jurídico en el que
se desenvuelve la actividad económica-financiera pública, ya que el
cumplimiento de la legalidad y la supremacía de la Ley es el pilar básico del
Estado de Derecho, garantía de transparencia en la gestión pública y requisito
indispensable en la exigencia de eficacia u eficiencia a los responsables de
dicha gestión. Por otra parte, es una manifestación
explícita del proceso de permanente actualización y formación que exige el desarrollo
de la actividad profesional en el seno de la Administración pública,
propiciando que muchos otros hayan podido beneficiarse del esfuerzo realizado a
través del acceso a sus diferentes publicaciones y actividades docentes, tanto
en las organizadas por el Tribunal de Cuentas como por el Instituto de Estudios
Fiscales.
No obstante, con ser importante la
aportación científica a la que se ha hecho referencia, quisiera concluir esta
presentación con una sucinta reseña a la calidad humana de José Pascual, de la
que han podido beneficiarse las diferentes organizaciones en las que ha
desarrollado su actividad profesional y todos cuantos han tenido ocasión de
mantener algún contacto con él. Su
discreción, su capacidad de trabajo, su disponibilidad para atender cualquier
necesidad, así como su proximidad y facilidad para debatir las cuestiones y
contar en cualquier momento con su opinión cualificada son elementos que
definen su categoría personal y profesional.”
“Esa competencia, le condujo, en el
ámbito universitario, a alcanzar el título académico máximo: el de doctor en
Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, y también a ser designado
Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
de Madrid. También le llevó a alcanzar el título profesional de Censor Jurado
de Cuentas y a ser requerido en multitud de esas realidades de asesoramiento
que son las Comisiones o Comités. Porque José Pascual formó parte de la
Comisión Técnica constituida para la preparación del Proyecto de Ley General de
Subvenciones y del Reglamento de la Ley, miembro del Comité de Presupuestos del
Consejo de Europa para el periodo 1990-1992, miembro de la Junta Administrativa
de OFICO, la oficina de compensaciones
de la Energía Eléctrica y también fue miembro de la Junta Coordinadora
de Edificios Administrativos, en la Dirección General del Patrimonio del
Estado, y el Consejo de Administración de AUDASA, o sea, de la empresa pública
Autopistas del Atlántico, así como Vocal
Interventor del Consejo de Protectorado de la Organización Nacional de Ciegos
(ONCE).
Pero jamás descuidó su preparación
intelectual, porque su otro lema ha sido sistemáticamente el de Eugenio d´Ors:
“la obra bien hecha”; pero no sólo eso respecto a su labor personal, sino
también a la colectiva. Yo tuve la suerte de recibir, incansablemente, pruebas
de ello en los trabajos del equipo, por otro lado magnífico, que dirigió hasta
su jubilación José Pascual en la Asesoría Jurídica del Departamento del
Tribunal de Cuentas. Lo mismo ha sucedido
en su tarea como secretario del Consejo Editorial de la REVISTA ESPAÑOLA DE CONTROL EXTERNO. Pero también, no ya en lo
colectivo, sino en lo individual, fue, y va a continuar siendo por muchos,
muchísimos años, para el bien de la ciencia jurídica española un escritor
magnifico de obras que se han convertido algunas de ellas, en clásicas, esto
es, que tienen forzosamente que utilizarse en clase, como foco de enseñanza
obligada por su perfección.
¿Necesito en este sentido mencionar
algo más que las tres obras que siguen? La primera se titula “Régimen
jurídico del gasto público” y lleva ya cinco ediciones o ampliaciones de
tirada desde 1998 a 2009; otra es ese tratado maravilloso, ya con seis
ediciones, de 1996 a 2008, titulado “Régimen jurídico de las subvenciones
públicas”, y finalmente, una excelente muestra de buen hacer pedagógico
es su trabajo, como coautor “Legislación del gasto público” para la Escuela de la Hacienda Pública. También son dignos de reseñar la perfección
de sus artículos, de alto nivel jurídico, publicados en revistas
especializadas.
Toda su sabiduría jurídica la
proyectó, de modo incansable sobre multitud de compatriotas, a través de cursos
y seminarios, ya en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ya en la
Complutense, ya en la Politécnica de Madrid, ya en el Tribunal de Cuentas, ya
en la Escuela de Hacienda Pública, ya en el Instituto de Estudios Fiscales, ya
en el Instituto Nacional de la Administración Pública, y no he concluido la
relación pedagógica, con proyección, sobre todo, hacia la mejora de otros
funcionarios, tanto en el ámbito nacional, como en el autonómico, y en el
local.
Hasta el momento de su jubilación ha
sido un español ejemplar, un funcionario perfecto, un intelectual valiosísimo,
al ser un jurista acendrado. Pero en
conjunto, siempre será para mi alguien al que le cuadra a la perfección un
párrafo, que he citado muchas veces, del historiador Weill referido a la tan
ponderada burocracia prusiana, concretamente, sobre los servidores de Federico
Guillermo II: La Burocracia, dura,
altanera y puntillosa pero diligente, honrada y eficaz, mejoraba el reino
entero.
A partir de este momento, José Pascual
deja de ser funcionario y pasa a ser sólo, y nada menos, que lo que fue en los
primeros años profesionales: un maestro. Necesitamos maestros”.
Cuando
concebí la idea de poner en marcha esta sección de ALMAZARA, nunca pude imaginar que fueran tantos los hijos de
Periana repartidos por la geografía patria que con su talento y buen hacer sitúan
tan alto el nombre de nuestro pueblo. La más optimista de mis previsiones,
afortunadamente, está siendo sobrepasada con creces y he aquí otra muestra
significativa de ello.
JOSÉ PASCUAL GARCÍA, maestro de juristas por derecho propio
-Es de día-: y con ello
entra el sol en el alma, como una aguja caliente,
y nos sentimos seguros de que, por el momento,
Dios no nos olvida.
ALFONSO
CANALES
En la Venta “El
Marrullero”, ubicada en Las Rozas, y en Mondrón,
”Los Oliveros” (1) y “Los
Pascuales”, el martes 15 de julio de 1941, acogieron con júbilo la noticia
llegada desde el Hospital Civil de Málaga: Isabel García Segarra, la mujer de
José Pascual Toledo, sin ningún tipo de complicación, había dado a luz a su
primogénito, niño que a su vez era el primer nieto y sobrino de ambas familias.
Abuelos y tíos, rumbosamente, celebraron
la buena nueva con sus empleados y vecinos.
Algunos
días después, los felices padres arribaron a Mondrón, lugar donde habían fijado
su residencia tras contraer matrimonio en el año 1940, y no quedó un habitante
del lugar sin desfilar por la casa de José e Isabel para conocer al nuevo
mondroneño. A los pocos días de su
nacimiento, tal y como era norma en aquel tiempo, apadrinado por sus tíos,
Pilar Pascual Toledo y Félix Jiménez Campos -que casualmente se habían casado el
mismo día que lo hicieron sus padres en una ceremonia religiosa celebrada por
deferencia del párroco de Periana, en el domicilio de sus abuelos paternos
ubicado en Mondrón-, fue bautizado con
el nombre de José en la iglesia de San Isidro Labrador de Periana por don Pedro
Martos, párroco circunstancial del pueblo. En línea recta, hasta el día de hoy, son ya cinco
las generaciones de varones llamadas José Pascual. Las dos familias estaban bastante bien y la
celebración posterior, sin ser nada del otro mundo -no estaban los tiempos para
dispendios-, resultó suculenta, alegre, entretenida y agradable. Tampoco la niñería salió mal parada, sus insistentes
cantos de “padrino maúro eche usted los
duros / padrino lagarto eche usted los cuartos”, fueron generosamente
compensados con monedas de perras chicas (cinco céntimos) y perras gordas (diez
céntimos).
En
aquellos tiempos se decía que en Mondrón había más niños que donde los hacían y
la familia Pascual-García contribuyó de manera generosa a ello. Después de José nacieron Francisco, Félix,
Teresa, Remedios, Isabel y Lourdes. La intención de sus padres era que todos
sus hijos realizaran estudios universitarios, pero solamente los hicieron José,
el mayor de ellos, y las dos hermanas menores, Isabel y Lourdes, que se
licenciaron en Medicina.
EL MONDRÓN DE SU NIÑEZ
El
Mondrón donde trascurrió la mayor parte de la infancia de José Pascual García
–niño despierto, hablador, simpático, curioso, tranquilo y preguntón-, al igual
que el de hoy, estaba rodeado de verdes olivares y frescos huertos que se
regaban con las aguas de “El Batán”, siendo sobre trescientas las almas que lo
poblaban distribuidas por las tres calles que componían la aldea y cortijos
diseminados. Recordemos que por aquellos años la población de las pedanías de
Periana era superior a la que habitaba el núcleo urbano, circunstancia que se
mantuvo hasta finales de los años setenta del pasado siglo, cuando los habitantes
que emigraron del mismo, fueron reemplazados, en gran parte, por los que vivían
en el campo que se trasladaron al pueblo.
Pepe, así le llamaban y le siguen llamando
familiares y amigos, nacido veintisiete meses después de acabada la Guerra
Civil, gracias a las tierras de siembra y olivares que poseía su familia, -incluida
una almazara, conocida como “La Molina”, donde se molía la aceituna de la zona-,
no pasó las necesidades que sufrieron la mayoría de los niños mondroneños con
los que no sólo compartió juegos y escuela, sino también el hoyo de aceite de
su merienda y alguna que otra vitualla. Con
sincera satisfacción me refiere la identidad de algunos de aquellos amigos de
niñez, mientras sus ojos se inundan de nostalgia y una añeja sonrisa infantil
se pasea por su rostro, Pepe “Chiquete”, Francisco, Pepe y Juanito de “La
Pepa”, Antonio “Caramelo”, Pepe y Paco de “Haro”, Manolo y Pepe “Los
Manoletes”… Amigos con los que solía robar fruta en las hazas de su abuelo,
exponiéndose, en caso de ser descubierto, a la feroz regañina de Juanico “Tres
Chicas”, fiel empleado del padre de su padre. Y hablando de nominaciones
familiares referir que, al igual que hacían muchos niños de aquellos tiempos,
Pepe llamaba a su progenitor papá y padre a su abuelo. Los sentimientos reseñados con anterioridad se
repiten al hablar de Dolores de “Las Esteras”, que según me dice contaba los
cuentos mejor que nadie, y recordar su primera comunión, celebrada un 30 de
mayo, día de San Fernando, en Mondrón, donde las niñas comulgantes fueron
mayoría, siendo él y Salvador de “La Monsalud” los únicos varones. Me han
informado que fue el primer niño del lugar que la hizo vestido de blanco; invirtiendo
todo el dinero que le regalaron, aprovechando que era la feria del lugar, en la
compra de helados, cogiendo un enfriamiento descomunal que lo tuvo a punto de
un repique.
Aprende
las primeras letras en la escuela unitaria de Mondrón a la que asistían niños y
niñas de todas las edades, que regentaba
don Ángel, posiblemente el primer maestro que tuvo aquella pedanía y que,
con anterioridad, lo había sido de su
padre y tíos. En ella convivían en perfecta armonía los hijos de los amos y los
mozos, los que vestían de nuevo y los remendados, los hartos y los que
acumulaban hambre, los que calzaban botas, zapatos, albarcas o iban descalzos. La
siguiente fue doña Carmen Muñoz Moreno, polifacética mujer que, a veces, solía
descuidar un poco la enseñanza en pro de otros menesteres culturales, siendo autora
de un notable manuscrito titulado “Crónica histórica-descriptiva del pueblo de
Periana”, que presentó a un concurso convocado por la Diputación
Provincial (2).
Con
sencillez y bondad responde nuestro paisano, un eminente jurista, a todas mis
preguntas. Acaban de presentarnos, solamente
llevamos unos minutos charlando y parece que nos conocemos de siempre. Me da
confianza y yo me la tomo. Sin pudor, le pregunto por todo lo preguntable. Sus
respuestas regalan amistad, sinceridad, generosidad, modestia… y nada de lo que
reflexiva y pausadamente dice tiene desperdicio.
Me habla de las casas de su querido Mondrón
donde las puertas permanecían siempre abiertas y los niños, sin ningún tipo de
autorización, salían y entraban a su antojo.
Mientras tomamos café en casa de
su hermana Remedios, lugar donde mantuvimos una agradable y fructífera
conversación, la gastronomía de aquellos tiempos, poco variada y natural,
también requiere su atención y me dice que odiaba la olla, plato consistente,
hoy casi en desuso, cuyos ingredientes principales eran garbanzos y tocino con
el que los trabajadores del campo, al regresar por la tarde, reponían las
muchas fuerzas gastadas en las duras tareas realizadas. Pero su madre, su
querida madre, mujer de fe cristiana, sencilla y profunda, que derrochó bondad
a lo largo de toda su existencia, siendo querida y respetada por cuantos la
conocieron, siempre tenía lo necesario a mano para prepararle alguna cosilla
que le gustara. Y recuerda emocionado la mariposa que encendía a las ánimas del
Purgatorio cuando sus hijos se ausentaban de casa por algún motivo.
Incitado por mis
preguntas pasa revista a las personas que desfilaban por allí trapicheando en
lo que podían para buscarse la vida y se detiene, de manera especial, en un
pescadero llamado Perea, que durante varios lustros monopolizó su venta en
Mondrón; primero transportaba los peces en canastos que llevaba a pulso y
cuando mejoró su situación económica, en un burro. Recuerda a los recoveros, lateros,
arrieros, talabarteros, esquiladores… que cada cierto tiempo hacían acto de
presencia ofreciendo sus servicios y, de forma muy singular, al “tío de los
muñecos”, aquel mago de la ilusión al que la chiquillería plena seguía,
deslumbrada por el contenido de sus alforjas donde guardaba todo lo necesario
para hacer feliz al más exigente de los niños. También sale a relucir la
continua presencia de personas hambrientas que iban puerta por puerta pidiendo
“por el amor de Dios” o “por caridad” algo
que llevarse a la boca. No olvidemos que el tiempo de su niñez fue conocido
como los años del hambre. La escasez de
alimentos dio lugar a las cartillas de racionamiento, que nacieron al finalizar
la guerra y duraron hasta el año 1952. Repentinamente la tristeza nos invade,
permanecemos silenciosos y nuestras miradas se desvían perdiéndose en el
infinito; pero logramos recuperar la normalidad y la sonrisa al preguntarle si
en su casa se hacia matanza y recordar con festivo regocijo la vejiga del
cerdo, aquel globo blanco, grasiento y resistente capaz de soportar los golpes
de una cuadrilla de niños durante algunas horas.
Me
cuenta que el Mondrón de su niñez no tenía templo y cada tercer domingo del mes,
montado en una caballería facilitada por los naturales del lugar, acudía el párroco
de Periana a decir misa en la escuela o en
una casa de la calle de Abajo. A la ceremonia religiosa solían acudir todos los
niños, muchas mujeres y pocos hombres. Algunos vecinos de Mondrón, al igual que
sucedía con otras pedanías de Periana, para cumplir con el primer mandamiento
de la Santa Madre Iglesia, recorrían cada domingo la distancia que los separaba
del pueblo, entre ellos se encontraba José Pascual García, que lo hacía en
bicicleta. Pero gracias a las buenas
gestiones de don Ramiro Gil Recio, párroco de Periana durante algunos años y
que, según tengo entendido, jamás miraba a las mujeres cuando hablaba con ellas,
se construyó un templo en Mondrón dedicado a San Fernando. A ello contribuyeron
todos los vecinos, Joseíllo Pascual, abuelo del protagonista de esta sección de
ALMAZARA, cedió el terreno, y otros colaboraron
aportando dinero, material o su trabajo.
Son muchos los temas
tratados que por razones de espacio no tendrán cabida en mi escrito, pero con
la intención de que sea conocido por las nuevas generaciones no me resisto a
dejar fuera lo de “irse con el novio”. Decisión drástica –habitual en su niñez
y la mía- a la que con “nocturnidad y alevosía” recurrían las parejas cuando
los padres de alguno de los enamorados se oponían a su relación o la escasez de
recursos económicos impedían adquirir y amueblar el hogar necesario para
practicar el ardoroso amor que los poseía. Consumado el hecho eran acogidos en
la casa de la novia y venía el batallar del cura para lograr que se casaran por
la iglesia. Relacionado con este tema,
mientras escribo, aflora a mi memoria una coplilla que cuando era niño escuché
decenas de veces cantar a las mujeres en el lavadero de Las Pilas, situado
frente a la que fue mi casa, en la calle de Las Monjas, dedicada a las jóvenes
que se iban con el novio.
La (nombre y apodo de la
susodicha)
se ha ido con el novio,
creyendo que llevaba
cama de matrimonio.
Cama de matrimonio.
Dineros en el banco.
Comer sin trabajar.
La (nombre y apodo de
la susodicha)
está muy equivocá.
En
el año 1950 la familia Pascual-García trasladó su residencia a los Parrales de
Vilo –distante un kilómetro de Mondrón- donde
se construyeron una buena casa, en ella vivieron los padres de José hasta el
fin de sus días. En la actualidad es la
residencia de su hermano Félix, lugar muy conocido por los perianenses al tener
en la puerta un rico manantial de agua, del que todos, en alguna ocasión, hemos
llenado las botellas o garrafas y aprovechado el viaje para comprar uno de los
mejores panes del mundo.
PERIANA, MÁLAGA, MADRID
Mediaba septiembre
del año 1951 cuando José Pascual García llegó a Periana para proseguir sus
estudios primarios en la escuela de don José Calderón, -según mis referencias, enseñante
excepcional y prodigio de eficacia-, e intentar aprender algo de latín con don
Justo Marcos Merino, severo cura del pueblo. Al año siguiente iniciaría el Bachiller
y su padre, aconsejado por sus hermanos, Segundo y Juan, que estudiaban en Málaga, consideró que era
la medida más adecuada.
En el pueblo vivió en
la casa de sus abuelos maternos, Frasquito e Isabel de “La Venta”, situada en
La Fuente, -frente a la tienda- taberna de Inés y Fernando-, donde a finales de
los años cuarenta del pasado siglo establecieron su domicilio junto a sus hijos
solteros, por temor a que fueran raptados por los maquis para pedir un rescate.
Rápidamente se adaptó a la nueva situación y entabló amistad con Enrique Martín
Pardo, “El hijo de Inés y Fernando”, Pedro Llamas “El Correo”, Rafael y Manolo
Moreno “Hijos de Paco del Estanco”, Pepe “Guirre”, Diego y José María Núñez
“Hijos de Pepe Núñez”, Jesús Navas “El hijo de Doña Margarita”, y algunos
otros. El curso vivido en Periana le
resultó doblemente satisfactorio, aprendió bastante y lo pasó bien.
Su padre, un labrador
acomodado que hizo favores a todos los habitantes de la zona, mientras tanto,
recabó información sobre los colegios donde su hijo podía realizar el
Bachillerato, pero su trabajo resultó inútil;
al serle planteada la cuestión dijo
de manera tajante que estudiaría donde lo hacía su tío Juan (3), cinco años
mayor que él, con el que le unía una gran amistad, es decir, en el Seminario de
Málaga.
Su estancia en el Seminario,
larga y provechosa, que marcará de forma indeleble su vida, le valió para
adquirir una magnifica preparación y el titulo de maestro, conseguido por libre
en la Normal malagueña. Su siguiente objetivo era hacer Filosofía y Letras y,
al no poder realizar dichos estudios en Málaga, por carecer de la facultad
correspondiente, se trasladó a Madrid.
CUARENTA Y SEIS AÑOS, SIETE MESES Y DOS DIAS
José
Pascual no quería ser una carga para sus padres, así que llegado a Madrid
decide preparar oposiciones a Magisterio y las aprueba fácilmente. La Campaña Nacional de Alfabetización, más
propagandística que eficaz, emprendida por el Estado en los años sesenta del
pasado siglo, no había hecho más que comenzar y necesitaban a todos los
maestros disponibles. Lo destinan a Torrejón de Ardoz, pueblo distante unos veinte
kilómetros de Madrid, y así comienza su relación laboral con la
Administración; relación que, en diversos
puestos y lugares, durará 46 años, 7 meses y 2 días.
Una
vez asegurados los garbanzos apunta más alto y la casualidad marcó su destino.
Visita a sus amigos perianenses Pedro Llamas y Rafael Moreno que residían en
Madrid donde preparaban oposiciones para Contadores del Estado. Recaba información sobre las mismas y al
tener la titulación requerida, decide abandonar los estudios de Filosofía y
Letras y volver a convertirse en opositor. Las prepara concienzudamente y consigue
aprobarlas. Siendo destinado al Establecimiento Minero de Arrayanes en Linares que,
por entonces, era un organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, del que
se extraía plomo, donde permanecerá algo más de cuatro años. Allí tuvo ocasión de conocer y tratar al
cirujano Fernando Garrido, el doctor que intervino a Manolete el día de su
mortal cornada, encargado de atender a los mineros accidentados y su médico de
cabecera durante dicho tiempo.
De su estancia en
tierras jienenses guarda un recuerdo inmejorable. Fácilmente se adaptó a su
nuevo hábitat y a las pocas semanas de
llegar conocía más gente que en los años vividos en Madrid. Era joven, ganaba
dinerillo, había llevado vida de enclaustrado mientras preparaba sus segundas oposiciones
y durante algún tiempo se dedicó a pasarlo bien y disfrutar; pero su vida
cambió radicalmente el día que en compañía de un amigo viaja a Jaén y conoce a
la que sería su esposa, Pilar Echalecu Ferrándiz. Al poco tiempo formalizan las
relaciones y esto, no sólo le supone cambios importantes en su vivir cotidiano,
sino también con miras al futuro.
Su trabajo le gusta e
interesa, pero no se ve toda la vida como contador de cuentas. Aspira a más,
siendo consciente de que el único camino para conseguirlo es tener un título
universitario de grado superior. Con los estudios realizados, debido a los
cambios de planes, no puede acceder
directamente a la Universidad, pero la suerte se convierte en su aliada al
iniciarse en el año 1970 las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de
veinticinco años. Se presenta a la primera convocatoria y, sin apenas prepararlas,
las aprueba; la gran cultura adquirida
en el Seminario de Málaga le valió para ello. Matriculándose como alumno libre en la
Universidad de Granada y, en poco más de dos años, consigue la licenciatura en
Derecho. Su gesta es referida en la facultad y cuando acude a solicitar el
título, de la secretaria salieron algunos administrativos para felicitarle y
conocerle, argumentando que había quién necesitaba de 8 a 10 años para terminar
la carrera.
Pero no crean ustedes
que José Pascual García en esos algo más de dos años solamente se dedicó a
trabajar y estudiar, hizo otras cosas provechosas. Se trasladó de Linares a
Málaga donde trabajó como Contador del Estado en la Delegación de Hacienda,
contrajo matrimonio en la Iglesia San Gabriel -ubicada en la zona de La
Malagueta- y fue padre. ¿Se pueden hacer más cosas en menos tiempo?
Con el título de Licenciado
en Derecho en el bolsillo aún caliente, nuestro paisano se plantea muy
seriamente preparar sus terceras oposiciones, las de Interventor y Auditor del
Estado. Para ello, en el año 1974, con
tres hijos malagueños, José Carlos, David y Pilar se traslada a Madrid, donde
nacerían Javier y Fernando. Aprobadas las oposiciones su intención era regresar
a Málaga, pero al no haber plaza disponible solicita destino en la capital de
España, donde reside desde entonces. Habiendo ocupado los siguientes puestos: Jefe
de Sección de Pagos en el Exterior en la Dirección General del Tesoro,
Interventor Adjunto y Jefe de Contabilidad en el Ministerio de Industria y
Energía, Jefe de Área en la Subdirección General de Intervención y
Fiscalización de la Intervención de la Administración del Estado, Secretario
General de la Dirección General de Presupuestos, Jefe de División en el
Departamento de Cuentas del Estado y Organismos Autónomos de la Sección de
Fiscalización, y Subdirector Jefe de la Asesoría Jurídica del Departamento
Primero de Fiscalización del Tribunal de Cuentas. En todos ellos regaló
infinita generosidad, cosechando amigos a raudales, dejando constancia de su
mucho saber y buen hacer.
Tengo la plena
seguridad de que un porcentaje elevado de mis amables lectores se estarán preguntando
qué trabajo desempeñaba José Pascual García en todos los puestos que ocupó, se
lo voy a resumir en pocas palabras: se encargaba de fiscalizar los ingresos y
gastos del Estado, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales, es decir,
hacía auditorias para comprobar que las cuentas, ingresos y gastos estuvieran
justificadas hasta el último céntimo.
Cuarenta y seis años,
siete meses y dos días trabajó nuestro paisano para la Administración, es
decir, el tiempo comprendido entre el 13 de octubre de 1964 y el 15 de julio de
2011. Comenzó de maestro y alcanzó el
grado máximo que puede tener un funcionario del Estado: el Nivel 30, según
nombramiento publicado en el Boletín Oficial del Estado del sábado 9 de mayo de
1987.
Pero el
trabajo para la Administración no fue la única ocupación de nuestro paisano, ya
que durante algún tiempo lo compatibilizó con otros menesteres laborales. De
todos ellos, solo voy a referirme al que desempeñó en la Organización Nacional
de Ciegos ONCE, donde comenzó como Interventor Delegado en la Delegación de
Madrid y se despidió como Vocal Interventor del Consejo de Protectorado al
serle aplicada la Ley de Incompatibilidades. Su estancia en la ONCE coincidió
con la revolución que se produjo en la misma, impulsada por su presidente José
Vicente Mosquete y otros invidentes, directivos del organismo, con los cuales colaboró
estrechamente cuando el sorteo dejó de ser provincial para convertirse en
nacional -2 de enero de 1984-, lo que supuso que una organización de caridad se
transformara en una de las primeras empresas del país, pasando de la justa
supervivencia a la absoluta riqueza, mejorando de manera muy considerable la
calidad de vida de los ciegos y discapacitados de toda España. José Pascual
García, jugó en ello un papel muy importante, figurando en su haber la idea de
remitir a la Secretaria General Técnica de Hacienda una notificación preguntando
si había algún inconveniente para que el sorteo pasase de ser provincial a
nacional, le respondieron que no. Nadie pensó que aquello pudiera funcionar de
la forma como lo hizo, incluso algunas delegaciones como la de Cataluña vaticinaron
que iba a ser una ruina, llegando a recoger firmas entre los afiliados para
oponerse a ello.
Pero una
genial campaña de publicidad que tenía como eslogan: “Es la ilusión de todos
los días”, logró que los resultados superaran la más optimista de las
previsiones. Hacienda quiso dar marcha atrás argumentado para ello la
competencia que hacía a la lotería nacional, pero los responsables de la ONCE,
mostraron la autorización expedida por ella. Y yo me pregunto: ¿Sería hoy la
ONCE lo que es si un hijo de Periana, un paisano nuestro, no hubiese tenido la
precaución de remitir aquella notificación?
A lo expuesto con anterioridad añadir que la Universidad Carlos III y
algunas academias importantes quisieron tenerlo en su elenco de profesores,
pero no aceptó ninguna propuesta.
ESCRITOR, CONFERENCIANTE Y PROFESOR
La
mayor satisfacción para un escritor, sea cual sea su temática, es que sus
libros se vendan y lean. Pero debe ser
el no va más, algo así como tocar el cielo si, además de venderse y leerse, se
convierten en clásicos y se conocen por su apellido. Tal es el caso del casi
centenario “Miranda Podadera”, donde los escolares siguen aprendiendo
ortografía; la “Enciclopedia Álvarez”, un compendio de cultura general
utilizada en las escuelas españolas hasta finales de los años sesenta del
pasado siglo. En la misma circunstancia podemos
situar la “Estructura Económica de España” y “Curso de Derecho Administrativo”,
conocidos por los apellidos de sus autores “El Tamames” y “El García de
Enterría”, respectivamente. Pocos, muy pocos, son los escritores incluidos en
este selecto club de elegidos, club del que por méritos propios forma parte
nuestro paisano. Su libro, “Régimen jurídico del gasto público”,
muy utilizado por funcionarios, opositores, universitarios y miles de veces
citado, se conoce como “El Pascual”.
Como
imagino que muy pocos de ustedes lo saben yo se lo cuento. José Pascual García,
uno de los perianenses más importantes de todos los tiempos, no sólo ha ocupado
puestos relevantes en la Administración, sino que con sus libros y artículos ha
contribuido de manera muy significativa al desarrollo de la misma, estando considerado
como una de las máximas autoridades en Derecho Presupuestario Español. Una rama
del Derecho, tal y como nuestro paisano la define: “algo esotérica” y dejada de
la mano de Dios (4), hasta que él,
y pocos más, tuvieron el arrojo de adentrarse en su desdeñado campo,
favoreciendo de manera muy significativa el nacimiento y desarrollo de esta
rama del Derecho
Nuestro paisano, que
tuvo la inmensa fortuna de tener como profesor de literatura en el Seminario
Conciliar de Málaga al poeta y académico de la RAE Alfonso Canales (premio
nacional de poesía 1965), del que aprendió todo lo necesario para escribir con
claridad, limpieza y precisión, ha tenido el gran mérito de adentrarse con
pluma fácil y palabra precisa, utilizando un excelente castellano e impecable
redacción, en el enrevesado mundo del Derecho Presupuestario, alumbrando catorce
libros, decenas de artículos para revistas especializadas y colaboraciones en
obras colectivas, que le propiciaron un nuevo horizonte.
Hablar de todos los
libros y publicaciones jurídicas de José Pascual García llevaría demasiadas
páginas, necesitándose para ello conocimientos específicos de los que carezco, así
que me limitaré a reseñar los títulos de sus libros. No obstante, basándome en informaciones que me
han facilitado diré que el “Régimen jurídico
de las subvenciones públicas” rompió moldes en una
época en que toda la legislación sobre subvenciones se reducía a dos artículos.
Libro que sirvió de base para elaborar la primera y hasta ahora única Ley de
Subvenciones, además nuestro paisano formó parte del grupo de trabajo que la
elaboró.
- Convenios
de colaboración entre Administraciones Públicas y convenios con administrados. Ed. BOE. 2012.
- Las encomiendas de gestión a la luz de la Ley de Contratos del Sector
Público. Ed. BOE. 2010.
- Las subvenciones públicas: legislación comentada, formularios y
jurisprudencia. Ed. BOE. Dos ediciones (2007 y 2009).
- Régimen jurídico del gasto público. Ed. BOE. Cinco ediciones más tres ampliaciones de
tirada (1998, 1999, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2009).
- Cuestionario de Derecho administrativo y presupuestario
(Coautor). Ed. Portal del Derecho. Iustel.
2008.
- Las ayudas de la Unión Europea (coautor). Ed. BOE. Dos ediciones
(2002 y 2008).
- Régimen jurídico de las subvenciones
públicas. Ed. BOE. Seis ediciones o ampliaciones de tirada (1996, 1998,
1999, 2004, 2006 y 2008).
- Legislación del gasto público (coautor).
Escuela de la Hacienda Pública. Cuatro ediciones (1989, 1992, 1996, 2004).
- Código de las Leyes Presupuestarias
(Coautor). Ed. BOE. 1993.
- Procedimientos de la Administración Financiera. Escuela de la
Hacienda Pública. Dos ediciones (1990 y 1991).
- El procedimiento de ejecución del gasto público.
INAP. Dos ediciones (1984 y 1986).
- Manual de Contabilidad de Organismos
Autónomos. Monografía núm. 43. IEF. 1986.
- Herencia y Testamento. Ed. BOE. Cuatro ediciones o ampliaciones de
tirada (2003, 2004, 2006 y 2008) (5).
- La libertad religiosa y los
derechos civiles de los creyentes.
Ed. BOE. 2013.
A los
libros citados, habría que añadir otro, posiblemente el libro del que nuestro
paisano se siente más orgulloso, y que nada tiene que ver con el tema jurídico.
Se trata de una joyita literaria que escribió para regalar a sus nietos, una
vez alcanzada la jubilación.
-
Mi
primera Biblia (Biblia ilustrada infantil). Ediciones
Saldaña. 2011.
Se imprimieron
20.000 ejemplares y resulta muy difícil de encontrar. En ella, el jurista de
tomo y lomo, ha volcado todo su talento literario, que es mucho, para ofrecer a
los niños una obra magistral, donde cada frase ha sido estudiada minuciosamente
en su composición y buscada la palabra precisa para que exprese lo que verdaderamente
debe expresar.
La aparición de los libros de José Pascual García dedicados
a una rama del Derecho que apenas había sido estudiada con anterioridad, fueron
acogidos y saludados con extraordinario interés. La Administración Central, Comunidades
Autónomas, Diputaciones, Universidades y otros Entes Públicos se lo sorteaban para
que impartiera entre sus trabajadores conferencias, seminarios y cursos sobre
su especialidad, es decir, temas financieros y presupuestarios. Por razones de espacio no puedo mencionar
todos los impartidos, pero sí voy a citar itar fueron las peticiones
reccibidasrsos y seminarios. algunos de los lugares donde lo hizo: Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Fundación
General de la Universidad Complutense de Madrid, Fundación General de la
Universidad Politécnica de Madrid, Tribunal de Cuentas, Escuela de la Hacienda
Pública, Intervención General de la Seguridad Social, Instituto Nacional de
Administración Pública, Escuela de la Hacienda Pública, Instituto de Estudios
Fiscales, Instituto Nacional de la Administración Pública, Agencia Española de
Cooperación Internacional, Consejo Superior de Deportes, Gobierno de la Rioja,
Govern de les Illes Balears, Comunidad Autónoma de Madrid, Comunidad Autónoma
de la Región de Murcia, Comunidad Autónoma de Valencia, Instituto Vasco de la
Administración Pública, Audiencia de Cuentas de Canarias, Gobierno Local de
Madrid, Diputación de Granada, Diputación de Málaga, Diputación de Tarragona,
Cabildo Insular de Tenerife, Fundación FIASEP, Fundación ONCE, Fundación
Confemetal, Comité Español de Bienestar Social, Colegio Titulados Mercantiles, y
Centro Europeo de Desarrollo Empresarial, entre otros. Notificar que algunos
cursos, debido a la demanda, llegó a impartirlos hasta en dieciséis ocasiones;
siendo cuatro los seminarios dados en la Universidad Internacional Menéndez
Pelayo (sedes de Santander y Formigal). También dirigió algún que otro proyecto
de investigación.
OTRO DE LOS NUESTROS
Mucho ha
llovido y tronado desde que en septiembre de 1952, con apenas once años, José
Pascual García, uno de los perianenses más importantes de todos los tiempos, dejó los
Parrales de Vilo para estudiar en el Seminario Conciliar de Málaga. Desde
entonces, la mayor parte de su
existencia ha transcurrido en Madrid, donde llegó a escalar los puestos más
altos de la Administración del Estado, convirtiéndose en todo un referente del
Derecho Financiero Español. Pero nuestro paisano –al que su inexistente ego le
ha hecho permanecer siempre en un discreto segundo plano- lejos de
vanagloriarse por ello, fue y sigue siendo un hombre sencillo, introvertido,
familiar y muy trabajador, que jamás presumió de nada cuando tiene méritos más
que suficientes para hacerlo. Muchos han sido los almanaques que el
protagonista de esta sección de ALMAZARA
ha desojado lejos de su tierra, pero jamás olvidó sus raíces, siendo, al día de
hoy, tan modroneño y perianense como el aceite verdial.
Periana, municipio relativamente
joven, no puede mostrar un catálogo sobresaliente de monumentos significativos,
no obstante, puede vanagloriarse de los muchos de sus hijos que por su talento
y buen hacer han situado su nombre tan alto. En este aspecto, pocos, muy pocos
son los pueblos de España, de características similares al nuestro, que pueden
igualarle. Cada cual muestra lo que puede y tiene. Nosotros carecemos de
monumentos históricos importantes, pero somos riquísimos en personas
brillantes. Continuemos la senda emprendida con el insigne alergólogo Miguel Blanca Gómez, Medalla de Oro e Hijo Predilecto
de Periana, y démosles su merecidísimo homenaje. Además, sugiero a los regidores actuales del
Ayuntamiento y a los venideros, que los incorporen a nuestra historia local,
bautizando las calles y plazas del pueblo con sus nombres.
1) En Periana siempre fueron
conocidos como los de “La Venta”.
2)
Si
alguien está interesado en consultarlo, se conserva el original en la Sala
Andalucía de la Biblioteca Cánovas del Castillo, ubicada en la calle Ollerías
de Málaga.
3)
Juan
Pascual Toledo se licenció en Filosofía y Letras y fue profesor de la
Universidad de Málaga.
4)
Con
anterioridad solamente existía una monografía del profesor Rodríguez Bereijo y
estudios parciales de otros autores.
5)
Este
libro debería estar en todos los hogares españoles por mínimo que fuese el
patrimonio de sus moradores. Ahorraría cantidad de problemas y muchos dolores
de cabeza.
JOSÉ MANUEL FRÍAS RAYA