martes, 5 de junio de 2012

«Una vez intentaron atracarme en Córdoba, el delincuente reconoció que no era su día»

«Hay dos cosas que no me han ocurrido nunca: que intenten comprarme y sentirme amenazado» 

27.05.12 - 01:14 -

Francisco Arrebola (1950, Periana-Málaga) tiene placa de policía desde hace cuarenta años. Dicen de este hombre afable y comedido en sus contestaciones, que no entiende su profesión sin estar a pie de calle, lejos del despacho. Ha ido creciendo desde los peldaños más bajos hasta los más altos. Jefe de atracos, responsable de la seguridad de la Exposición Universal de 1992, jefe superior de la Policía en Cataluña y ahora al frente de la Jefatura de Andalucía Oriental. Le apasiona andar por el campo, el lugar de donde viene: se crió entre los olivos.
-Usted estuvo al frente del dispositivo de Seguridad de la Expo'92. ¿Existió el cinéfilo Grupo 7, aunque tuviera otro nombre?
-La Policía trabajó de forma integral, en las vertientes de información, seguridad ciudadana y represión de delitos. Fue un dispositivo que no fue único en Sevilla, sino en toda España. Hubo grupos muy específicos para combatir la delincuencia.
-Supongo que serían fundamentales las labores de información e inteligencia...
-Estuvimos trabajando en el diseño de este dispositivo nueve meses, por la mañana, tarde y a veces noches incluidas. Los policías que participaron respondieron muy bien y en general salió bien.
-En el pabellón de Irlanda ustedes detectaron la presencia de un trabajador vinculado al IRA.
-Eso fue una de las cosas que se pudo filtrar a la opinión pública. Mi preocupación siempre fue no generar inseguridad. Antes de la Expo'92 había mucha sensación de inseguridad, existía la creencia de que habría algún atentado, tarde o temprano. Y allí se detectaron muchas cosas, como personas vinculadas al entorno de ETA con acreditación y hubo que retirarles la autorización para estar allí. [...] Las amenazas de bomba eran casi a diario, teníamos que analizarlas y estudiarlas... pero no ordené ni un solo desalojo.
-Y alguno de los subordinados, ¿dijo en algún momento que había que desalojar?
-Sí, pero para eso estaba yo, para asumir la responsabilidad. Todos los días hacíamos autocrítica de las cosas que iban mal. La contemplación es muy mala y en un dispositivo de estos había que tener a la gente en tensión, si se relajaban estábamos perdidos.
-Cuando terminó la Expo'92, ¿qué hizo usted?
-Llevaba dos años sin un solo día de permiso viviendo en un apartamento de Sevilla de unos 45 metros cuadrados con una media de 14 horas de trabajo diarias. Me invitaron a tomarme cinco o seis meses sabáticos, para después dar conferencias por distintas países. Pero a los dos días de comunicarme el descanso me llamaron para incorporarme como jefe provincial a Cádiz.
-Entonces, aún le deben los seis meses.
-Sí, sí me los deben (risas).
- A los dos días de su nombramiento se encontró con las movilizaciones del 15M. ¿Cómo lo afrontó?
-Los medios y la ciudadanía tienen una percepción de estos movimientos muy superior a lo que realmente es. No creo que sea un movimiento que genere problemas graves de agresividad o de convivencia, es un movimiento hipervalorado y responde a una respuesta social ante la crisis. En todas las crisis han existido colectivos que han dado una respuesta social. Vemos que se aglutinan en torno a personas del arco extraparlamentario y les cuesta bastante trabajo entenderse entre ellos.
-Sin embargo, logran más repercusión mediática si detrás de ellos hay una orden de desalojo ante cualquier intentona de acampadas. Quizás eso magnifique estas protestas.
-Creo que el Gobierno ha actuado de forma inteligente. Tú no puedes montar en una plaza pública un tinglado para dormir, hacer tus necesidades o cocinar. No. En la época en que vivimos eso no es de recibo. El Gobierno lo ha hecho bien y este movimiento ha entendido el mensaje. Han estado concentrados, se les ha respetado su estancia, han sido muy civilizados, y cuando se les ha dicho que se tenían que ir, han accedido.
-¿Ha visto peligrar su vida por culpa de alguna amenaza?
-Hay dos cosas que no me han ocurrido nunca: que intenten comprarme y sentirme amenazado. Una cosa es que te amenacen y otra cosa es que tú percibas esa amenaza porque siempre te llegan a través del abogado, de mensajes, pero otra cosa es que tú lo sientas como tal. La gente sabe a quien puede comprar, a mí nunca me han ofrecido nada, no sé si porque doy la talla o porque no valgo un pimiento. Tocan siempre al que le perciben miedo, compran al que ven fácil.
-Desde que es profesional de la Policía, ¿alguna vez ha sido objeto de un hecho delictivo?
-Una vez intentaron atracarme en Córdoba, venía de estudiar Derecho de la Universidad. Estaba aparcando y un individuo me sacó una navajilla. Comencé a reírme y el delincuente me preguntó porque me reía y le dije a quién estaba atracando; me contestó: 'Vaya noche que llevo'.
-¿Seguirá rodeado del mismo equipo del anterior jefe superior?
-No lo sé. El cambio por el cambio no es útil. Si tú haces un recambio, el que venga tiene que ser mejor. Sí es bueno hacer ciertas rotaciones en las organizaciones cada cierto tiempo. Yo soy partidario y a veces lo he hecho, de no tener a la gente más de cuatro o cinco años en el mismo puesto. Haciendo lo mismo no siempre se consigue lo mismo, sino que quizá se consigan menos cosas. Siempre hay que hacer movimientos.

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