41 años desde que llegamos a estudiar a Madrid, 35 años en la Redacción de SUR. Con José Antonio Frías se nos ha ido no sólo un extraordinario periodista, sino una grandísima persona.-La muerte nunca es justa ni llega en buen momento, pero aún lo es mucho menos cuando corta de lleno una vida de tan solo 61 años.
José Antonio Frías Ruiz, en una foto tomada en SUR.
PEDRO LUIS GÓMEZ - DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2018.
Esta es una profesión apasionante. El periodismo te hace vivir contra el reloj, y eso no suele ser buen compañero de viaje para la salud, más bien al contrario. Pero esta profesión, tan denostada, tan difícil, tan dura, es maravillosa, y lo es no sólo por sí misma, por lo que encierra, sino por las personas que conoces gracias a ella, a un lado o a otro del 'mostrador'. Este año 2018 lo guardaré en la libreta negra que cada uno 'maltiene'. Dos de las personas a las que más he querido y con las que más horas he estado, se han ido a los Horizontes infinitos, que no son los cercanos, todo lo contrario, allí donde yo creo, en el cielo azul Picasso. Si en febrero decía adiós sin avisar Antonio Garrido, el jueves se iba a esta vida José Antonio Frías, mi gran compañero de fatigas primero en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid y más tarde en SUR. Toda una vida juntos se ha dinamitado porque la maldita muerte se lo llevó amparándose en la noche, cobarde que es ella. Si nunca es buena edad para morir, hacerlo con 61 años lo es mucho menos. Le quedaba a mi amigo Frías toda una vida también, pero la guadaña la segó con la frialdad que le caracteriza...
Era un mes de noviembre de 1975. Franco aún seguía vivo, aunque ya estaba en plena agonía. En la Facultad de Ciencias de la Información las clases se daban con policías antidisturbios (los 'grises' entonces) en cada una de las puertas de las aulas, armados hasta las cejas. La situación era tan incierta como difícil, sobre todo para quienes habíamos salido por primera vez de 'provincias' tan sólo unas semanas antes. En una de las clases que se convertían en asambleas informativas, con sigilo máximo para que 'el de la puerta' no se enterara, en el aula 305, se sentó a mi lado un compañero de Jaén quien me presentó a un malagueño que también había ido a estudiar. Delgado, enorme mostacho, chaleco, reloj con cadena, vaqueros camisa cuello Mao. «Me llamo José Antonio Frías, y soy de Málaga, de Mondrón», dijo. Desde entonces hasta hace apenas 72 horas hemos pasado juntos muchos años, más de media vida, porque el 1 de julio de 1978, Pepe Botella, a la sazón redactor jefe de SUR, nos recibía a los que íbamos a hacer prácticas. Yo 'repetía', porque ya las hice en el verano de 1977, pero él no. Coincidimos de nuevo. «Oye, no me has dicho nada de que venías», le digo. «Ni yo lo sabía. Me ha llamado Reme (otra compañera de la época), y aquí estoy, pero no creo que dure mucho...». ¡Qué equivocado estaba! Ya me dirán si duró que incluso llegó a ser director de SUR durante 17 años. Desde aquel 1 de julio de 1978 estuvimos juntos en SUR: los dos entramos de prácticas, los dos entramos fijos en plantilla casi al mismo tiempo, los dos estuvimos inmersos en la apasionante compra del periódico, los dos fuimos ascendidos a la vez a jefes de sección, a redactores jefe, a subdirectores... Y él dio el salto a la dirección cuando Joaquín Marín fue designado director general de RTVA. Los dos estuvimos más horas en la Redacción de SUR que en nuestras propias casas, y no exagero lo mínimo. Los dos pasamos apasionantes veranos en los que tras horas de trabajo acabábamos en Caprice, con nuestro común amigo Juanito (desaparecido también hace muchos años) para tomar una copa final de la jornada, allá por la madrugada. Los dos pasamos de jóvenes a adultos y de ahí a talluditos, por no decir otra cosa, pero de buen ver, como solía decir. Mucho tiempo, muchas vivencias, muchas anécdotas juntos, muchos viajes... 34 años son una vida. El mismo tiempo que estuvimos juntos, codo con codo, trabajando en esta casa de nuestros amores, Diario SUR. Nunca formamos un dúo al uso, pero casi. Antítesis y tesis si se quiere, pero amistad, respeto, cariño y colaboración desde siempre, desde el minuto uno. Estuve toda una vida viendo a José Antonio Frías. Y él viéndome a mí. No exagero si digo que ambos estuvimos juntos más horas que con nuestras familias, y no creo que nadie se extrañe. Esta profesión, apasionante, dura, satisfactoria y ruin a partes iguales nos hizo, a través de estas tres letras (SUR) más que una 'pareja de hecho' y la verdad es que, como cualquiera de ellas, tuvimos nuestros momentos mejores y peores, nuestros enganches y nuestras reconciliaciones, nuestras confidencias y nuestras ilusiones conjuntas... Pero siempre guiados, ambos, por el amor a nuestra profesión, a nuestra empresa y a Málaga, y por nuestro gran afecto personal. 34 años en SUR, 43 de conocimiento y amistad lo unen todo. Un montón. Y todo ese tiempo es el que hemos estado juntos Frías y servidor. Entramos desde abajo, y pasamos por todos y cada uno de los puestos de responsabilidad de la Redacción de esta casa, más él que yo, que para eso llegó a ser director, cargo que ejerció con una nobleza digna del mejor hijo de Mondrón durante 17 años. Pocos suelen estar hoy en cualquier empresa 40 años, pero menos en la prensa diaria alguien se mantiene 17 años como director. Con Frías, SUR escalonó muchos e importantes peldaños, y ahí quedan, grabados en su historia con su nombre en la cabecera. Frías dejó su cargo de director con el deber cumplido y le sustituyó Manuel A. Castillo. Recuerdo el día de su adiós, con la felicidad de quien sabía que le sustituía «alguien de la casa, alguien de los nuestros»: «Alguna vez tenía que llegar, Pedrito... Ahora me dedicaré a mis hijos (Alejandro y Álvaro, hoy compañero en SUR), a mi mujer (Elena Blanco Castilla) y a mis olivos de Mondrón, a mi campo...». Ni él ni nadie podía imaginarse que poco tiempo después de su salida de esta casa, cuando más feliz se las prometía en su nueva etapa de la vida, con años por delante y muchas ganas, un maldito ictus le dejaría mal parado, pero nunca abandonó sus ganas de vivir. Vitalista como pocos, superviviente de penurias y estrecheces, hombre de ilusiones y de compromiso con la vida, a base de becas y de esfuerzo propio, Frías no podía darse por vencido. Y luchó durante cinco años contra ese maldito ictus. Hasta el jueves por la noche... Se me ha ido Frías, y ya de aquel legendario y reducido grupo que acometió la enorme gesta de constituirse en Sociedad Anónima para comprar el periódico, algo inédito en la historia europea de la prensa diaria, sólo queda en esta casa quien firma estos 'Horizontescercanos', que hoy más que nunca tienen que ser diferentes y entrañables como homenaje para quien durante más de cuatro décadas fue mi amigo. Podría contar un montón de anécdotas, pero me quedo con aquella noche del 23-F, cuando Tejero se creyó que el Congreso y la democracia eran suyos, del miedo que pasamos, mucho miedo. O de nuestros primeros viajes a Londres («¿Tú sabes algo de inglés?». «Yes, I'm sorry»), o a Berlín, donde los soldados de la extinta RDA casi nos acribillan porque nos subimos de broma (sic) al muro cuando aquello era el Muro de Berlín de verdad, o cuando en París nos encontramos con Julio Iglesias, al que siempre le regalaba aceite de Mondrón, o cuando nos íbamos a recoger castañas con Rafael Centeno, o cuando nos pegamos el 'leñazo' con el Seat 850 de Fernandito González Pérez... El 'Viejo' y 'Fefe', dos grandes, don Quijote y Sancho recorriendo la Costa del Sol cuando ir a Vélez era cosa de tres horas y media. O la noche que compró en el 'Cateto' una botella de Codorniú porque Elena estaba embarazada de su Alvarito, o cuando me dio la mano por última vez hace ya un tiempo tras comer juntos con Juan Soto, Castillo y Recio entre otros en El Bere... O cuando el viernes le dije «adiós, amigo y compañero», hasta luego... Dios te guarde en los confines infinitos. Te imagino con Bori, Lancha, Pacurrón, Joaquín Marín (tu compadre), Miguel Rosado, Juancor, Rafael Cortés, Cagigas, Sesmero, Pepe Botella («niño, siéntate ahí y ponte a ver el fútbol», consejo que le dio aJose Vicente cuando llegó de prácticas a SUR), Palop, Víctor Mellado, Santi Souvirón, Luis Moret, Salés, Yudi, Antonio Prieto, Sergio Contreras, Becerra, losDavies y tantos y tantos otros. Su sangre sigue corriendo por las venas de esta Redacción. Álvaro Frías Blanco mantiene tu antorcha. Alberto Gómez Almendres, a su lado. ¡De algo ha servido todo esto, amigo!
Hoy más que nunca, disfruten de la vida. Y servidor que lo vea.
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