Sr. Director-Gerente del Servicio Andaluz de Salud
Sr. Delegado de Igualdad, Salud y Políticas Sociales
de la Junta de Andalucía en Málaga.
Señoras y
señores
Buenas tardes y
bienvenidos a este acto-homenaje en el que el ayuntamiento y el
pueblo de Periana queremos reconocer el trabajo de uno de los más destacados
hijos de nuestra tierra.
Vamos a hacer entrega de la Primera Medalla de Oro de Periana, y con
ella el nombramiento de Hijo Predilecto de nuestro pueblo, a nuestro
paisano Miguel Blanca Gómez.
En primer lugar quiero agradecer en mi nombre y en de todas y todos los perianenses, la
presencia del Sr. Director Gerente
del Servicio Andaluz de Salud, D. José
Luis Gutiérrez Pérez, para apoyar, aun más si cabe, este reconocimiento que
vamos a realizar.
Sr. Gerente, además de mi agradecimiento por venir a este acto, quiero desearle desde mi más profundo convencimiento, que su tarea le
procure tanta satisfacción como
dignidad procura a los millones de andaluces y andaluzas la sanidad pública y gratuita, la sanidad para todas y
para todos.
También, agradecer que estén esta tarde aquí con
nosotros, al Sr. Delegado Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía en Málaga, D. Daniel Pérez Morales, así como
a la secretaria de la mesa del Parlamento andaluz, Doña Remedios Martel Gómez.
Quiero agradecer también en este acto de
reconocimiento a Miguel, la importancia que ha tenido su familia, toda ella, pero
muy especialmente su madre y su
mujer, la importancia que han tenido ambas en la consecución de este perfil personal y profesional que hoy reconocemos.
A sus hijos, a
su hermana y a toda su familia, y como
no, a sus amigos y a sus amigas.
Agradezco también la presencia de todos y todas los
vecinos y las vecinas de Periana, así como de los concejales y las concejalas
que componen la corporación municipal de este Excmo. Ayuntamiento de Periana.
Gracias a todos y a todas.
Desde que se constituyó esta corporación municipal,
hace dos años y medio, tuve el firme propósito de reconocer la labor de un
hombre, un hombre que ha entregado su
vida a la investigación médica, Jefe de alergología en el hospital civil de
Málaga, impulsor de la investigación científica pública en este campo,
recientemente galardonado con el premio Salud Investiga, amén de un sinfín de
premios y reconocimientos, y lo mejor, todos los que le esperan por llegar.
Talento, disciplina y trabajo, son las cualidades que
más le caracterizan, y las que le han hecho profeta en su tierra. Por ello, la
corporación municipal que presido aprobó
por unanimidad la propuesta de la alcaldía de concederle la primera Medalla de
Oro de Periana y nombrarlo Hijo Predilecto de su pueblo, reconocimiento que hoy
se va a hacer efectivo.
Su trayectoria profesional está jalonada de
reconocimientos públicos y galardones, pero ahora se une el Reconocimiento de
todo un pueblo a una labor, reconocimiento materializado en una persona, Miguel Blanca Gómez, un ejemplo de
profesionalidad, de honestidad y de compromiso con la sociedad; un médico, como decimos en
Periana, con muy buena cabeza. Un referente para muchos médicos y un orgullo
para nosotros.
Con este acto, por el que todos nos sentimos
orgullosos como perianenses, destacar además que significa mucho para el pueblo
de Periana porque agranda el orgullo de los valores de igualdad, al tiempo que
resaltamos el mérito por el esfuerzo de uno de nuestros más ilustres paisanos, uno
de los mayores artífices de la investigación en la sanidad pública andaluza.
Por tratarse de un hombre sabio que ama lo público, consideramos
que este acto tiene un profundo sentido simbólico en estos tiempos de
retrocesos sociales, por eso también con este acto queremos mostrar nuestro
apoyo a la labor investigadora, para que no se disminuyan en los presupuestos las
cantidades consignadas a tan importante fin.
Precisamente ahora, en esta época de vaivenes sociales
y de consecuencias cuya magnitud nos desborda, se hace más necesaria que nunca
la presencia de investigadores infatigables como Miguel. Por eso, unir el
reconocimiento y la memoria me parece un acto humano de
justicia sobre todo en los tiempos que corren.
Y Por eso también quiero reivindicar lo que Miguel ha
conseguido, ser profeta en su tierra, sólo así se puede hacer pueblo, sólo así se puede construir ese tejido social pleno de significados en
el que nadie sobra, porque todos y todas
estamos llamados a cumplir con nuestras tareas particulares, con nuestra visión
del mundo, con nuestro oficio, con
nuestra vocación solidaria de entregarnos por completo a aquello en lo que
creemos.
Por eso este acto, que constituye un gesto y como tal
irradia múltiples significados, ha de convertirse en un estímulo, un estímulo para
seguir creciendo y tener cada día más candidatos y candidatas para conseguir
ser merecedores de obtener esta honorífica distinción.
Ahora, los
portavoces de los tres grupos políticos con representación municipal glosarán la figura de nuestro paisano. No será una
presentación académica o la lectura de su abultado Curriculum para el que, por
otra parte, no tendríamos tiempo por el gran volumen que ocupa.
Hoy estamos aquí entre paisanos, familiares y amigos,
por eso la glosa estará a ese nivel, al que corresponde con nosotros y con el cariño y aprecio que sentimos por él.
Miguel Blanca Gómez, talento y sencillez
Licenciado en Medicina y
Cirugía por la Universidad de Granada y doctorado en la de Málaga,
Miguel Blanca Gómez comienza su singladura profesional como médico
interno residente en el Hospital Regional Carlos Haya de Málaga. A
continuación se va como investigador al Hospital Middlessex de
Londres. En ese periodo trabaja como investigador en lo que se
conoció como el síndrome tóxico producido por el aceite de colza
desnaturalizado con sustancias químicas. Este hecho determinó que
posteriormente se dedicara a estudiar las reacciones a sustancias
químicas, concretamente los medicamentos. Regresa a Málaga y es
Facultativo Especialista del Área de Alergología en el Hospital
Carlos Haya, siendo durante algunos años coordinador de la Unidad de
Investigación de dicho Hospital, etapa en la que creó lo que hoy se
llama el laboratorio de investigación IMABIS (Instituto de
Investigación Mediterráneo para la Investigación Biomédica). Para
la construcción del referido instituto avaló con su firma la
consecución de una parte del dinero necesario.
Marcha a Madrid y tras
una dura y gran competición nacional, contra tres magníficos
candidatos, consigue la plaza de Jefe del Servicio de Alergología en
el Hospital Universitario de La Paz, simultaneando algún
tiempo este cargo con el de asesor para investigación del
Ministerio de Salud y Consumo. Durante varios años ocupa el cargo de
presidente de la Comisión de Medicina y Cirugía del Fondo de
Investigaciones Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III de
Madrid, convirtiéndose en el jefe de servicio del Hospital La Paz
con más influencia en un órgano tan importante como este instituto
que es la agencia estatal que canaliza y distribuye todos los fondos
de investigación biomédica en España.
En el año 2003 regresa a
Málaga y gana por oposición en examen público la plaza de jefe del
Servicio de Alergología del Hospital Carlos Haya, cargo que ocupa en
la actualidad. Mente viajera y comprometida con la investigación, no
descarta en un futuro ocupar otros cargos con responsabilidades
investigadoras y clínicas si llegasen las condiciones necesarias.
En la actualidad dirige
el mayor equipo de investigación sobre alergología de España,
equipo que se encuentra entre los más productivos del mundo en
investigación de alergias. Habiendo participado en más de una
treintena de proyectos de investigación financiados por agencias
tanto públicas (nacionales, europeas y americanas) como privadas
financiadas por multinacionales farmacéuticas y fundaciones
benéficas. Pertenece a varias sociedades médicas y posee
premios de sociedades científicas nacionales e internacionales. Sus
publicaciones se cuentan por centenares, y gozan de un gran impacto
científico por número de citas y otros índices de calidad.
Los conocimientos que ha generado a lo largo de su carrera destacan
por su gran aplicación a la medicina práctica, por lo que son
citados en facultades de medicina y centros hospitalarios de todo el
mundo; indicaré como ejemplo que no hay establecimiento sanitario
que trate enfermedades infecciosas o alérgicas que no tenga en
cuenta y referencia los trabajos que ha publicado el doctor Blanca
como guías de uso en pacientes alérgicos a las penicilinas. El
conocimiento básico que genera su investigación también es
altamente evaluado por los mejores grupos del país como son
facultades de química, farmacia e ingenieros agrónomos, entre
otros. Ha formado en Málaga a un grupo de investigadores jóvenes
que constituyen la generación más importante de científicos
que están marcando escuela en nuestro país. La Academia Americana
de Alergia, Asma e Inmunología ha destacado, en varias ocasiones,
el trabajo de su grupo como relevante y digno de imitar por
otros grupos; la última vez ha sido, en el presente año, con
motivo de la celebración de su Congreso en San Francisco. Valga como
comprobante de lo anteriormente expuesto que algunos de sus
discípulos son invitados a dar conferencias y charlas tanto en
Europa como en Estados Unidos, circunstancia que pone de manifiesto
su capacidad y generosidad para transmitir el conocimiento. Él y su
equipo forman el grupo investigador que más publica en Málaga
y, tal vez, en Andalucía… También coordina desde el Hospital
Carlos Haya, con un selecto grupo de discípulos y colaboradores, la
Red para el Estudio de las Reacciones Adversas a Alergenos y
Fármacos.
JOSÉ MANUEL FRÍAS RAYA
LOS DIAS DEL PASADO
Miguel Blanca Gómez,
nuestro paisano más universal, vino al mundo un 24 de mayo de 1949
en el Hospital Civil de Málaga, lugar donde trabaja en la
actualidad. El hecho de que naciera en la Capital se debió a
que el médico de Periana aconsejó a su madre, Manuela
Gómez Larrubia, que para prevenir cualquier tipo de complicación en
el parto -cuando nació, su madre tenía más de cuarenta años-,
diese a luz en un centro sanitario: hecho inhabitual en aquella
época, en la que todos los niños perianenses nacíamos en nuestras
casas con la ayuda de doña Margarita. Su padre, Miguel Blanca
Martín, brigada de la Guardia Civil y natural de Tolox, había
llegado trasladado a nuestro pueblo algún tiempo antes. Con
posterioridad nació María Victoria (de profesión enfermera), su
única hermana.
Comienzo la entrevista
interesándome por su memoria, Miguel me dice que es excelente, e
inmediatamente tengo ocasión de atestiguar que esta en lo
cierto. Sus respuestas a mis preguntas son flechas disparadas
certeramente en la diana del indeleble recuerdo. Recuerda
perfectamente el que fue su primer hogar en el pueblo, donde vivió
sus tres primeros años de vida, situado en la plaza de La Fuente:
allí acudía a amamantarlo Mariquita “La Carabina”, su ama de
leche, a la que recuerda con gratitud y cariño como su segunda
madre; casa en la que posteriormente, su primo, don Francisco Torres
Gómez “El hijo de la Pepita Torres”, instalaría la farmacia. Va
relatando de manera rápida, amena y precisa vivencias de cuando
tenía como vecino a San Isidro “De la Fuente” y me deja
perplejo. Con Miguel, al igual que sucedía, en aquellos
tiempos, con la mayoría de los niños del pueblo, los Reyes Magos
nunca se portaron bien y se conformaba con ver los juguetes en el
estante de la tienda de Antonio “Del Puesto”, numerosas veces a
lo largo del día, e imaginaba cual le gustaría poseer.
Definitivamente, nuestro
paisano ha viajado en el túnel del tiempo y se encuentra paseando
por los paisajes que sirvieron de escenario a su niñez pueblerina.
Revive la gran nevada que cayó sobre Periana en el año 1952, y me
describe con precisión, casi cinematográfica, un incidente que
sucedió aquel día: “un ´´Carabina´´ le arrojó
una bola de nieve a una mujer, Miguel ¨El Picaíllo¨, que presenció
los hechos, le recriminó su conducta y tuvieron una gran
trifulca”… También se acuerda de las madrugadas en las que los
cantos del Rosario de la Aurora, encabezado por las hermanas Núñez
y Bueno, interrumpían sus infantiles sueños.
Cuando Miguel tenía tres
años sus padres cambian de domicilio y se mudan al número dos de la
calle general Aranda, donde tenía por vecinos a Prudencia y Manuel,
la Pura “De Carlos”, María “La Corazón”… de los que habla
con gran afecto.
Sigue paseando por las
empedradas calles del pueblo y recuerda cuando fueron abiertas para
introducir en ellas las tuberías que harían el milagro de llevar
agua corriente a todas las casas de Periana. Se acabaron los
tiempos de acarrearla con cántaros a cuestas o con la ayuda de
borricos y mulos desde La Fuente o los lavaderos de La Cruz y la
calle de Las Monjas.
Hablamos de los amigos de
la infancia y, enseguida, descubro que es un adicto a la amistad. Me
dice, con orgullo, que en la actualidad, cincuenta años más tarde,
los amigos de su niñez continúan siendo sus mejores amigos: Manolo
“El Sereno”, Paco “Torés”, Pepe “Coliche”, Antonio
“Leoncio”, Pedro “De la Elvira”, Rafael “El Soldao”, Paco
“El Electricista”… Si yo fuera alguno de vosotros me sentiría
muy feliz por contar con la amistad de Miguel. Miguel os quiere y
recuerda con añoranza los muchos y buenos momentos que pasasteis
juntos y, en la actualidad, disfruta en las contadas ocasiones en que
volvéis a reuniros. Trompos, billardas, bolas, platillos, correrías
campestres… y sobre todo fútbol, mucho fútbol. La Lomilleja, la
Peña de el Sombrero, la Estación, los Peñones, el Algarrobal, la
Huerta de Antonio Díaz… Veranos vividos en el cortijo que su madre
poseía en Moya, - cercano al de “Tapaeras” y “Maria Felisa”-
del que cuidaban “Colás” e Isabelita “La Cuartelera”.
Primera comunión con don Justo: los niños con los niños y las
niñas con las niñas. Lectura de tebeos. Hoyos de aceite,
chocolate con sabor a algarroba, terrones de azúcar, arencas…
Alquiler de bicicletas en la feria. Paseos. Pipas y charlas en la
puerta de la Inés. Primeros amores. Momentos irrepetibles que
permanecen en el imaginario de la memoria que retroalimentan el
presente y actúan como un cliché permanente que nos recuerda de
donde venimos.
Miguel se sincera conmigo
hasta extremos que nunca pude imaginar, y se lo agradezco de
todo corazón. Le pregunto por el momento más feliz de su niñez y
me deja helado al decirme que no recuerda ningún momento feliz, que
su infancia fue dura, muy dura. Su padre abandona la Guardia Civil
para dedicarse al campo que posee su madre. Deja de entrar el sueldo
fijo en casa y el campo no produce lo esperado. Llegan las
estrecheces económicas. España empieza a salir de la autarquía y
el campo se devalúa continuamente. Miguel es muy consciente de lo
que sucede en su casa, y la situación le provoca una
“depresión latente” que le acompaña desde entonces. San Isidros
de carencia, que había que echar con una peseta, peseta que solo
daba para montarse una vez en los carricoches y comer un pedazo de
turrón. A veces, tenía la fortuna de poder ir al cine gracias
a la peseta que, tras hacerse rogar un buen rato, le daba su primo
Paco “El Farmacéutico”. “Los diez primeros años de nuestra
existencia son los que marcan nuestro devenir… Mi infancia
fue muy complicada, de ahí procede mi indomable espíritu luchador…
Durante muchos años para mi el horizonte era un espacio cerrado, no
parecía haber luz al final del túnel”. No cabe la menor
duda de que aquellos años han dejado profunda huella en su
personalidad. Posiblemente, su carácter, su forma de trabajar y su
manera de navegar por el mundo este muy condicionada por ese pasado
en donde se configuran tantas cosas de nuestra conciencia y voluntad.
El amargor al recordar una infancia no feliz se atempera
repentinamente y se convierte en ternura infinita al hablar de sus
padres. Cuando se refiere a sus progenitores, su rápido decir se
vuelve pausado, se le ilumina el rostro y sus ojos desprenden un rayo
de melancólica luz.
Le pido que me cuente su
etapa escolar y el semblante de Miguel se transfigura al hablar de
don Ernesto, con tres años lo tuvo como maestro y su sola presencia
le producía pánico. Todo lo contrario le sucede al hablar de
don Francisco “De la Rafaela”, lo recuerda con satisfacción, y
me dice que él formó parte de la primera generación que el maestro
don Francisco preparó para estudiar. Se examinó de
Ingreso en Vélez y sus primeros tres años de Bachiller los realiza
en el Seminario de Málaga, de donde fue expulsado en febrero.
Motivos: no tener vocación. Su llegada a Periana la describe
como uno de los momentos más trágicos y tristes de su vida.
La “Alsina” lo deja en La Lomilleja, una tarde fría y oscura, y
de camino hacia su casa se encontró con aceituneros que
regresaban del campo y se vio convertido en uno de ellos. Su madre,
su querida madre, en más de una ocasión, le advirtió de forma
enérgica que sólo había dos salidas: estudiar y labrarse un futuro
o trabajar en el campo con todas las desgracias que esto acarreaba en
aquellos años. Aquella noche no duerme, reflexiona con la
almohada y decide que preparará las asignaturas con ahínco.
Por primera vez en su vida estudia seriamente. Prefiere hacerlo de
noche, para ello se vale de la bombilla pública que había en la
fachada de su casa, teniendo como mesa el poyo interior de la
ventana, no estaban los tiempos para consumir más luz que la
estrictamente necesaria. Debido a la deficiente luz o al mucho
estudiar, su vista paga las consecuencias y comienza a utilizar
gafas. Los curas, le permiten examinarse y aprueba todas las
asignaturas con sobresaliente. Para su madre se ha producido un
milagro. Miguel da un cambio radical y se convierte en un excelente
estudiante y en un infatigable lector que devora libros con la
intención de profundizar en el conocimiento de las cosas. Consigue
una beca del PIO y realiza cuarto y reválida en los Carmelitas de
Antequera. Aprueba con magnificas notas pero, una vez más, volvieron
a expulsarlo del colegio. Motivos: tener catorce años y gustarle el
cachondeo y las chicas del colegio vecino. Alguien descubre su gran
inteligencia e informa a sus padres de ello. Su siguiente destino
será Ronda, donde terminó el Bachiller e hizo PREU. Paisanos que
compartieron colegios con Miguel me cuentan que jamás toleró que,
en su presencia, ningún niño de Periana fuese golpeado o humillado
por otros, siempre salió en su defensa, y me atestiguan que tuvo
algunas broncas de las que hacen época. También me relatan el
episodio que protagonizó al coger “prestada” la bandera de
España que su padre guardaba y con ella, a modo de pendón
invencible, se puso al frente de sus “valientes guerreros” en la
Peña del Sombrero. Mis interlocutores hablan de Miguel con
cariño y ponen de manifiesto su gran inteligencia y tenacidad.
Con el PREU aprobado,
Miguel tiene muy claro que estudiará Económicas en Málaga,
pero su primo Paco, “El hijo de Pepita Torres”, le convence para
que haga Medicina. Realiza la carrera en Granada y durante sus
últimos años de estudio fue alumno interno, trabajando como
ayudante quirúrgico, circunstancia que puso fin a una niñez y a una
juventud repleta de renuncias. Allí tiene la fortuna de conocer y
trabajar con un reducido grupo de profesionales de primera línea, en
los que encontró un referente a imitar y que le inculcaron la
idea de que lo importante en su profesión es ser un buen médico a
nivel técnico y humano. Si estudiando la carrera que nunca había
imaginado ha llegado a donde está, si hubiese estudiado lo que le
gustaba, es decir, Económicas, es lícito pensar que, como
mínimo, hubiese sido ministro de Economía. Pero una vez que conoces
a Miguel te das cuenta de que tal suposición no es posible;
jamás hubiese llegado a ministro: Miguel no sabe venderse, tiene
demasiado talento para acatar la dictadura de los mediocres.
Siente alergia hacia los disfraces de conveniencia y camina por la
vida con la verdad por estandarte.
JOSÉ MANUEL FRÍAS RAYA
LOS DIAS DEL PRESENTE
Hoy, nuestro paisano, el
doctor Miguel Blanca Gómez, es un prestigioso alergólogo e
investigador, reconocido mundialmente. Casado con María Ángeles,
una enfermera de la Alpujarra granadina, a la que conoció cuando
estudiaba Medicina en la ciudad de la Alhambra y que le ha hecho
padre de dos hijos, Natalia y Miguel, médica y licenciado en
Marketing y Dirección de Empresas, respectivamente.
Hoy, nuestro paisano, el
hijo de Manuela Gómez y Miguel Blanca, dirige o coordina los más
importantes equipos de investigación en alergología que existen en
España y que se encuentran entre los mejores del mundo. Equipos
ubicados en Málaga, Madrid, Badajoz, Valencia, Barcelona y Navarra,
en los que trabajan cerca de un centenar de personas y
gestiona presupuestos superiores a los 8 millones de euros. Habiendo
convertido el Servicio de Alergología de Hospital Carlos Haya en el
mejor de España, siendo el más prestigioso y conocido de los
servicios a nivel internacional y lo ha situado en el número uno de
producción científica de dicho hospital.
Hoy, nuestro paisano, el
amigo intimo de Manolo “El Sereno” y Paco “Torés”, se pasa
viajando una tercera parte del año. Requerido por las universidades
y centros de investigación más prestigiosos del planeta,
donde imparte conferencias y da cuenta de sus investigaciones en
castellano, inglés, francés, italiano, portugués, catalán…
Se codea con algunos de los científicos más notables del mundo,
incluido algún premio Nobel.
Hoy, nuestro paisano, que
conjuga en armonía perfecta talento y sencillez y al que nadie le ha
regalado nada, se levanta todos los días a las cinco de la mañana,
a las seis está en su lugar de trabajo y la mayoría de los días el
reloj supera las siete de la tarde cuando lo abandona. Pero no
termina aquí su jornada laboral, su mente y cartera se van llenos de
problemas y cuestiones para resolver en casa. Además, a lo largo de
un día atiende con diligencia más de un centenar de llamadas
telefónicas, procedentes de cualquier lugar de la tierra, y recibe
más de doscientos correos electrónicos.
Hoy, nuestro paisano, el
médico, el investigador, el escritor, el profesor universitario, el
políglota, el conferenciante, el gestor, el viajero incansable… se
siente plenamente identificado con su trabajo; pero reconoce que es
alergólogo por casualidad, y lleva marcado a fuego en su
subconsciente que su verdadera vocación era ser economista.
Hoy, nuestro paisano más
internacional, sigue acudiendo todos los años a San Isidro, le
continúan gustando las tortas de aceite, se siente orgulloso de
haber vivido en Periana, añora su niñez pueblerina… Y le gustaría
ir al pueblo más a menudo, pero sus múltiples ocupaciones se lo
impiden. En este entorno, donde vivió su infancia y
adolescencia que le marcaron para siempre, es donde encuentra un
espacio entre imaginario y real lleno de personas, paisajes y
vivencias que le recuerdan sus orígenes.
JOSÉ MANUEL FRÍAS RAYA
El Ayuntamiento de Periana aprobó en sesión ordinaria
celebrada el día 29 de julio de 2013 el
Reglamento Municipal de Honores y Distinciones que el ayuntamiento puede conceder,
así como las condiciones precisas para la señalada concesión.
La distinción de
Medalla de Oro de Periana es la más importante distinción de las contempladas
en este Reglamento, que la hace recaer en
"personas de Periana, que hayan
destacado de forma extraordinaria por cualidades o méritos personales o por
servicios prestados en beneficio u honor de Periana, que hayan alcanzado
consideración indiscutible en el concepto de lo público".
A
tenor de lo anterior, el Ayuntamiento de Periana, atendiendo la solicitud
presentada por la alcaldía, primero en la Junta de Gobierno de fecha 18 de julio de 2013, y
posteriormente en Pleno de la corporación, aprobaba esta propuesta por
unanimidad de todos los grupos según acuerdo plenario de fecha 29 de Julio del
mismo año 2013:
"Conceder la
Medalla de Oro y nombrar de Hijo Predilecto de Periana , a D. Miguel
Blanca Gómez, en virtud de sus cualidades intelectuales y humanas".
Sus
méritos, aptitudes y merecimientos para la distinción, a tenor de lo señalado
en el Reglamento municipal de Honores y Distinciones, quedan reflejados en el
texto de la propuesta presentada por la alcaldía así como en las explicaciones
de los diversos portavoces de los restantes grupos municipales.
Así
pues, y con la aprobación unánime del Pleno municipal se incoaba Expediente de concesión
de Medalla de Oro y nombramiento de Hijo Predilecto de Periana a D. Miguel
Blanca Gómez.
Por
último se fijó este salón de Plenos, por su significado institucional, como el
más idóneo para la celebración de este
acto.
ENTREGA DE LA MEDALLA DE ORO Y DOCUMENTO DE HIJO PREDILECTO.
D. Miguel Blanca Gómez
ha realizado acciones meritorias suficientes para recibir este
reconocimiento, además pregona con orgullo el nombre de su pueblo, con lo que
honra la memoria de su patria chica y de
sus habitantes.
Por eso a este pueblo y a sus vecinos les toca
agradecer la honra que reciben de él.
Por mi parte, decir que no hay nada más reconfortante
para un alcalde que ser testigo de un reconocimiento como este, saber que los
cimientos de una andadura se han forjado entre nosotros y con nosotros.
Con esta distinción, Miguel, has adquirido
una condición y a la vez un compromiso importante, el compromiso de ser imagen
de este pueblo de Periana, que aunque seguramente fácil para ti, para ello
siempre contarás con nuestro apoyo, con el de este alcalde, el de la Corporación Municipal y el de todos los
vecinos y las vecinas de Periana. Para nosotros es un honor y una gran
satisfacción hacerte este reconocimiento.
PARA MIGUEL
BLANCA (27-Diciembre-2013)
Sr. Gerente
del SAS, Sr. Alcalde, miembros de la corporación municipal, autoridades, familiares
y amigos de Miguel, señoras y señores:
Querido
Miguel, es un honor para mí evocar, en nombre de tus amigos de la pandilla,
algunos momentos vividos en este nuestro pueblo de Periana.
Aunque
naciste, por circunstancias excepcionales, en el hospital civil de Málaga, (hoy
es al contrario, lo normal es nacer en el hospital y lo excepcional hacerlo en
el pueblo), eres “perialeño” por los cuatro costados y me consta que has paseado
con orgullo el ser de Periana en cuantos lugares del planeta, y son
muchos, has estado.
El tiempo
pasa y llega la hora de la escuela. Seguro que recuerdas los bajos del
Ayuntamiento viejo, cerca de tu casa, en donde se ubicaba la escuela de Don
Ernesto. Don Ernesto, al que temíamos más que a una vara verde. Allí estuviste
tú, como tantos de nosotros, y seguro que te acuerdas de los más pequeñines que
se sentaban en la tarima bajo la mesa del maestro porque había más alumnos que
pupitres; y que de vez en cuando alguno salía disparado llorando por haber
recibido un puntapié propinado por D. Ernesto.
De D. Ernesto a D. Francisco García, o sea, “Don
Francisco la Rafaela” como casi todo el mundo lo conocía. Esto ya es otra cosa.
Aprendimos mucho, muchísimo con él, de todo, hasta Urbanidad que quizás hoy
hiciera falta. La escuela estaba abierta hasta la noche, pues después de las sesiones
normales de mañana y tarde, D. Francisco tenía clases particulares en las que
había alumnos de bachiller, magisterio, … y hasta de mecanografía. Eran tantas
las materias y los grados que le decíamos la academia “Ripollet”. Gran Maestro
Don Francisco. ¡Cuántos y cuánto se le debe! Y es ahí donde se empieza a modelar y perfilar el Miguel
Blanca posterior.
Al terminar
la jornada escolar recorríamos las calles y los alrededores del pueblo para
jugar a piola, billarda, trompo, bolas, pilla-pilla, indios, policías y
ladrones, y, por supuesto, fútbol. Y así íbamos, casi a diario, del barrero al
carrascal, de la cruz a la lomilleja, de la quinta a las casas nuevas, del
barrihumo al cuartel y los empalmes sin dejarnos atrás la fuente y el llano. El
llano, ¡Qué partidazos aquellos!: “Quinta contra Lomilleja” o “Estudiantes
contra Periana”, ¿Te acuerdas?... Y de árbitro D. Justo con la sotana remangada
y corriendo por el llano. Y hasta hubo un tiempo que los encuentros eran
amenizados por una banda de música muy especial: la fundada por D. Francisco García
con sus alumnos algunos de cuyos instrumentos estaban confeccionados por
materiales “tan sofisticados” como cañas y papel de fumar. ¡Teníamos tiempo
para todo!, claro que no existían la Tablet, el portátil, el móvil ni ninguna
otra maquinita de las que hay ahora y que absorben gran cantidad del tiempo de
nuestros niños y jóvenes.
Un paso
más y comienzas los estudios: lo haces en el seminario de Málaga, en Antequera,
en Ronda y, por fin, en Granada donde inicias Medicina. Estamos ya entrados en los
años sesenta y comienza a esbozarse la buena y sincera amistad que une cada día
más a unos 20 jóvenes entre chicos y chicas y que llega con la misma fuerza y
frescura hasta nuestros días; es la pandilla.
Estábamos
deseando que llegasen las vacaciones de Navidad, de Semana Santa o de verano
para realizar los paseos diarios a la alberca de Antonio Andrés en la Peña donde
charlábamos y charlábamos, o nos “chorrábamos por la refalandeta” y, a veces,
hasta cantábamos; o hacíamos excursiones al Batán, a la Huerta de Antonio Díaz,
a los Peñones, a la Estación, y ¡cómo no! Recordar los bailes en la OJE.
¡Memorables las noches de fin de año y los bailes de disfraces! A propósito también
tú vendiste perchas, de la partida traída por D. Francisco, en el puesto que
montamos en el mercado o por los campos (a mí me tocó ir a las Mayoralas) para
sufragar los gastos de la obra de la OJE.
Acabados
los estudios y ya trabajando en Carlos de Haya, no te olvidas de tu pueblo y
así cada año, junto a tu esposa, VES a San Isidro en la Fuente y le echas trigo
desde el balcón de mi casa; y hasta fuiste su pregonero en 1994. Pero además,
durante varios años y, con relativa frecuencia, pateábamos los campos de las
rosas, Mondrón, el algarrobal, moya y otros… recolectando material
(fundamentalmente tábarros) para tus trabajos de investigación. Y aun ahora, cada
cierto tiempo, nos venimos reuniendo la pandilla al completo en Periana o fuera
de ella y evocamos y recordamos muchísimos más momentos inolvidables vividos y
de los que, a algunos de ellos, yo me he
referido.
Bueno, y
aquí estamos todos, orgullosos de contar con tu amistad y satisfechos de estar
en momentos como éste de exaltación de tu persona.
Para
terminar quiero expresarte dos deseos que muchos de tus amigos teníamos:
Uno,
hacerte un homenaje público en tu pueblo para reconocer lo mucho que has
aportado en el terreno de la alergología y que, de seguro, ya tienes un puesto
en la historia y porque a la par llevas en tu corazón a Periana y sus gentes,
te precias de ello y con gallardía lo manifiestas estés donde estés. Deseo, cumplido con creces, por el acuerdo
del Excelentísimo Ayuntamiento de Periana al nombrarte “Hijo Predilecto y
Medalla de Oro de Periana”. Manifestamos nuestro agradecimiento al Ayuntamiento,
personalizado en el alcalde Adolfo, y a
cuantas personas han contribuido a ello.
El otro,
dependerá, en gran medida, de ti mismo. Nos encantaría, igual que en los
tiempos que como pequeñas pinceladas he narrado, verte con cierta frecuencia
pasear por nuestras calles y campos, con tu mujer Mª Ángeles, con tus hijos, familia y amigos, y, dentro de muy poco, (yo
diría que casi ya) con tu nieta Marina de la mano camino del parque. Tanto
ellos como tú debéis saber que no solo estaréis en tu pueblo sino que
estaréis en vuestra casa. Por tanto, queremos y esperamos todos, y en
particular la pandilla, veros a menudo por aquí.
Y como
expresión sincera de lo que digo, aquí está nuestro aplauso, COMPADRE, para que
te animes a cumplir este segundo deseo.
Francisco Moreno Torés
Tras destapar la placa colocada en la casa donde Miguel Blanca Gómez pasó los primeros años de su infancia y adolescencia se dirigieron al Centro Cultural donde degustaron un suculento ágape.
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