Llegado
este momento, el cual nunca pensé que estaría tan cerca, me veo en la
tesitura de despedirme de mi banda. Son 15 años dedicados a la música, a
todo lo que ello engloba, al solfeo, clarinete y saxofón.
Todo
empezó cuando tenía tan sólo 8 años y empezaba con el "Tade ta", y los
llantos por no querer ir cuando no me sabía la lección para que Joaquín
no me regañara, qué susto pasaba! jajaja
Cuatro años después ya
tenía mi propio instrumento, el clarinete, qué ilusión, sonaba a rayos y
rompía cañillas todas las semanas, pero era muy feliz.
Con el
tiempo iba creciendo en mí un sentimiento, afloraba una pasión que
desconocía y era el amor por la música, por la belleza y dulzura de las
notas, sostenidos y bemoles que constantemente iban y venían de mi
cabeza.
Años más tarde tenía un saxo alto, ¡sí, un saxo! me
gustaba, era de grande casi como yo y lo tocaba todos los días después
de comer, no dejaba a la calle dormir la siesta. Cuando me veían
me decían ¿tu eres la del pito? efectivamente... lo era. En mi casa
abría mi atril y daba mini conciertos a mis padres, los cuales no se
cómo me soportaban porque repetía los compases una y otra vez y hasta
que no me salía bien no paraba.
Recuerdo mi primer Santa Cecilia
donde tocamos La torre del Oro, primer viaje con la banda a Galicia,
primera Semana Santa en Málaga, primer San Isidro, etc.
Me da mucha
pena, pero todo en la vida tiene un ciclo y pasamos por momentos
diferentes, éste es el mío y se lo quiero agradecer a todas las personas
que han formando parte de él. GRACIAS!!
Esto no es un adiós, sólo un hasta luego
Llegado
este momento, el cual nunca pensé que estaría tan cerca, me veo en la
tesitura de despedirme de mi banda. Son 15 años dedicados a la música, a
todo lo que ello engloba, al solfeo, clarinete y saxofón.
Todo
empezó cuando tenía tan sólo 8 años y empezaba con el "Tade ta", y los
llantos por no querer ir cuando no me sabía la lección para que Joaquín
no me regañara, qué susto pasaba! jajaja
Cuatro años después ya
tenía mi propio instrumento, el clarinete, qué ilusión, sonaba a rayos y
rompía cañillas todas las semanas, pero era muy feliz.
Con el
tiempo iba creciendo en mí un sentimiento, afloraba una pasión que
desconocía y era el amor por la música, por la belleza y dulzura de las
notas, sostenidos y bemoles que constantemente iban y venían de mi
cabeza.
Años más tarde tenía un saxo alto, ¡sí, un saxo! me
gustaba, era de grande casi como yo y lo tocaba todos los días después
de comer, no dejaba a la calle dormir la siesta. Cuando me veían
me decían ¿tu eres la del pito? efectivamente... lo era. En mi casa
abría mi atril y daba mini conciertos a mis padres, los cuales no se
cómo me soportaban porque repetía los compases una y otra vez y hasta
que no me salía bien no paraba.
Recuerdo mi primer Santa Cecilia
donde tocamos La torre del Oro, primer viaje con la banda a Galicia,
primera Semana Santa en Málaga, primer San Isidro, etc.
Me da mucha
pena, pero todo en la vida tiene un ciclo y pasamos por momentos
diferentes, éste es el mío y se lo quiero agradecer a todas las personas
que han formando parte de él. GRACIAS!!
Esto no es un adiós, sólo un hasta luego
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