EL CORTIJO BLANCO
SITUACIÓN
Foto: Vista del Cortijo Blanco desde El Cañuelo.
La aldea del “Cortijo
Blanco” está situada en el extremo nororiental del término municipal de
Periana, lindando con el de Alcaucín. Su situación a 720 metros de altitud
(Periana está a 550) hacen de él un sitio ideal durante los meses más cálidos
del año. Para acceder a esta cortijada tan característica de nuestro pueblo
saldremos por el camino de “La
Estación” dejando atrás la aldea de “La Muela” y “el Cortijo del
Fraile” (si seguimos las indicaciones de la Villa Turística no
tenemos pérdida). Se encuentra a cuatro kilómetros de distancia de Periana, y a
la misma distancia de Ventas de Zafarraya siguiendo la carretera.
POBLACIÓN ACTUAL
Actualmente consta de
veintidós casas habitadas, de las cuales quince son residencias habituales (hay
dos familias británicas que viven todo el año) y el resto son ocupadas en
momentos puntuales del año. De estas, tres son casas rurales que se ocupan
frecuentemente. Una decena de casas está en situación de abandono o
semiderruidas.
No olvidamos las cuarenta y
una casas que forman el complejo turístico de la Villa de la Axarquía, casas que,
desgraciadamente, permanecen cerradas desde el año 2003 al igual que todas sus
instalaciones (salones, comedores, piscina, pistas de tenis, cafetería…).
Foto: Vista del Cortijo Blanco desde El Toril. A la izquierda la Villa Turística.
Afortunadamente ha habido varios casos en
los últimos años de familias extranjeras (ingleses, belgas, escoceses) que han
comprado y reestructurado casas que amenazaban con su desaparición. Podemos
afirmar que el número de habitantes de esta aldea que viven en ella la mayor
parte del año es de cuarenta y uno.
ALGO
DE HISTORIA
El Cortijo Blanco es una de las aldeas antiguas de Periana. En 1754 aparece su nombre en el Catastro de Ensenada junto con otros 28 cortijos que comprendía el actual término de Periana. En concreto se cita a Juan Otero como propietario del mismo así como la dedicación al ganado ovino. En el libro “Historia de Periana” (Rafael Núñez Ruiz, Santiago D. Ruiz García) también aparece documentado el dato de que ya en 1704 existía el Cortijo Blanco. Estamos, pues, hablando de un lugar habitado desde, cuando menos, hace más de trescientos años.
Vista del Cortijo Blanco desde el Cañuelo. Años 80.
No obstante, siguiendo la
tradición oral de los habitantes de esta aldea, parece ser que la primera casa
que se construyó fue la que denominan “de
Hermenegildo”, ahora en ruinas (aunque la actual fue construida sobre la
primera que se erigió a mediados del siglo XIX).
La casa de Hermenegildo en la actualidad. Se pueden apreciar restos de la maquinaria del molino que había en su interior.
Casa o molina de Pérez en la actualidad.
Uno de los personajes más
recordados en esta zona es el que fue el habitante más longevo, José de la Cruz, que falleció hacia el año 1930 nada
menos que a la edad de 107 años.
A mediados del siglo XX el Cortijo Blanco conoció su
época de mayor actividad y densidad de población. La molina de la familia Pérez (actualmente abandonada) fue un
referente en esta época en toda la zona, pues en ella se molía gran parte de la
aceituna y grano que se producía en los alrededores. Este molino hizo del
Cortijo Blanco un lugar de referencia y conocido por todos los habitantes de
Periana.
La electricidad llegó al Cortijo Blanco a la vez que a Periana, esto
es, a comienzos del siglo XX. Precisamente el molino de Pérez funcionaba con
electricidad, sustituyendo al de tracción animal que había en la ya citada casa
de Hermenegildo y regentado por José de la Cruz.
Otra historia es la del agua. Es famosa la fuente del Cortijo,
la cual fue construida en 1952 en su ubicación actual (según llegamos desde
Periana la encontramos a la izquierda). Anteriormente el manantial se
encontraba doscientos metros más arriba, por lo que el suministro de agua hasta
entonces era bastante complicado para los habitantes. Finalmente el agua del
cortijo se canalizó y llegó a las casas en el año 1982. Con la construcción de la Villa Turística en
el año 1993 también se canalizó agua de Periana.
La Fuente del Cortijo Blanco. Aún con sus pilas de lavar
Debido al gran número de
habitantes que había a principios del XX, se acondicionó una escuela para los niños del Cortijo
Blanco. La escuela se fundó en torno a 1920 y se cerró en 1957. Desde entonces
los niños de la aldea acuden al colegio “San Isidro” de Periana.
Celebración en el Cortijo Blanco de la Virgen de Fátima. Años 50.
La Virgen del Cortijo Blanco, actualmente.
Casa en la que estaba ubicada la escuela.
En el año 1954 los
habitantes del Cortijo decidieron tomar como patrona a la Virgen de Fátima encargándose una estatua que
fue comprada por suscripción en Málaga. La estatua estuvo ubicada en la escuela
del cortijo y fue bendecida por Don Justo, párroco de Periana. Durante aquellos
años, los 13 de mayo, festividad de dicha virgen, se celebraba una fiesta en
honor de la misma. Con el cierre de la escuela, los aldeanos decidieron que la
estatua quedara en una habitación de la casa de Curro, siendo este un lugar de
frecuentes visitas para rezar a la patrona del Cortijo Blanco.
El carril o camino del Cortijo Blanco (que actualmente conecta Periana con Ventas de
Zafarraya) fue acondicionado por primera vez para el tránsito de vehículos en
el año 1977, si bien este era un camino de tierra que finalizaba en el término
municipal de Periana (la fuente del Piojo). En el año 1981 se prolongó tal y
como lo conocemos hoy y en los años 90 se asfaltó en su totalidad.
El carril a su paso por el Cortijo Blanco.
La primera televisión que pudo verse en el Cortijo
Blanco fue en el año 1976 en la casa de los Pérez y el primer teléfono en la zona no se instaló hasta
1987.
Durante los años cuarenta y
cincuenta solo había una radio en
todo el Cortijo. Como curiosidad decir que la radio fue comprada entre Pérez y
Curro y cada semana el aparato en cuestión viajaba de una casa a otra. Los
famosos “partes” eran oídos por todo el que quería acercarse con el resto de
vecinos.
Foto: Villa Turística de la Axarquía.
El año 1993 fue especial
para el Cortijo Blanco, pues fue entonces cuando comenzaron las obras de la Villa Turística. Nada menos que 90.000 metros cuadrados
fueron acondicionados para albergar lo que sería un lugar de referencia para la Axarquía y Andalucía en
el ámbito del turismo rural que tanto se desarrolló en aquella época. Después
de tres años la Villa
comenzó a funcionar atrayendo a personas de diferentes puntos del país y de
Europa. Durante cinco años el trasiego de coches de turistas que buscaban
relax, buen clima y tranquilidad fue una constante en este cortijo en el que
apenas unos años antes no había vehículo propio de ningún vecino. En noviembre
de 2003 la Villa
fue cerrada, fue remodelada en 2008 pero la inactividad ha sido total hasta el
momento.
LA CASA DE CURRO. EL POYO Y EL ALMENCINO.
De entre las casas más antiguas y significativas que
hay en el Cortijo Blanco destaca la que se conoce como “La casa de Curro”. Su situación céntrica en la aldea, el amplio
poyo que rodea la entrada de la casa y el inmenso almencino que la protege en su entrada hicieron de ella un lugar de
encuentro vecinal de forma continua. El poyo
de Curro era donde se solía reunir la gente para hablar o hacer alguna
fiesta (la rueda).
Fotografía del año 1908 (aproximadamente), el matrimonio formado por Francisco Núñez Barroso y Teresa Muñoz con sus hijos en la puerta de casa. En brazos del padre, su hijo Francisco "Curro"
La casa fue construida en
el año 1905 para albergar a una familia bastante numerosa. El matrimonio
formado por Francisco Núñez Barroso
(de ahí el nombre de la casa) y Teresa Muñoz Bolaños la edificó mientras vivían en la que hoy se conoce como
“Casita del Pastor” (actualmente los propietarios de la “Casita del pastor” son
una familia de Liverpool; el nombre le viene dado por la profesión de su último
morador, Antonio “Repito”). Francisco Núñez Barroso había nacido en 1864 en las
Mayoralas y conoció a Teresa Muñoz, que vivía en el Cortijo Blanco desde niña
junto a sus tíos, ya que quedó huérfana muy pronto (había nacido en Canillas de
Aceituno). El matrimonio decidió instalarse en el cortijo, sus hijos fueron
muchos: Antonio, Remedios, Mercedes, Teresa, Magdalena, María, Angustias y
Francisco.
Foto: El matrimonio formado por Francisco Núñez Barroso y Teresa Muñoz Bolaños.
Precisamente este último nació el mismo año en que la
casa se construía. No solo heredó el nombre de su padre, sino que sería quien
siguiera viviendo en aquel cortijo que en su origen era de una sola planta y
con tres habitaciones. Muchos corrales y poca vivienda.
Teresa Muñoz (la abuela “Curra”, así la conocían en
la familia) falleció en Periana en diciembre de 1957, desde hacía quince años
la familia de su hijo Curro ya vivía en el Cortijo Blanco.
Foto: Algunos de los hijos del matrimonio. Foto realizada en el Cortijo Blanco. El niño del centro es "Curro" , y sentada a la izquierda su hermana Magdalena.
Francisco Núñez Muñoz se casó con Julia
Moreno Luque, quien había nacido en el cercano cortijo de “El Collado” y
pertenecía a la inmensa familia de los “Mindoya” (sus padres tuvieron 24
hijos), casi todos oriundos de los términos municipales de Alcaucín y Ventas de
Zafarraya. Después de la guerra el matrimonio se instaló con sus cuatro hijos
(Antonio, Dolores, Teresa y Francisco) en la casa paterna. En 1945 nació el
último de los hijos de este matrimonio, Juan (es el único varón nacido en esta
casa). Como anécdota también se recuerda que en la misma habitación que vio
nacer a Juan Núñez Moreno, su bisabuelo Antonio Núñez García (padre del primer
Francisco del que hablábamos, el que construyó la casa) falleció muchos años
antes.
Curro y Julia construyeron
la segunda planta (las cámaras), así como una cocina anexa a la casa con el
acostumbrado horno de la época. Es en esta época cuando la virgen de Fátima es
trasladada a la casa como ya hemos mencionado. El matrimonio decidió a finales
de los años 60 pasar la vejez en Periana y se trasladó al pueblo cerca de su
hija Dolores Núñez Moreno en el barrio de la Quinta.
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La casa de Curro. Fotografía del año 1983.
Francisco Muñoz (Curro) y Julia Moreno Luque el día de la boda de su hijo Juan con Encarna en Periana (septiembre de 1969).
En el año 1979 la casa pasa
a ser propiedad del último de los hijos del matrimonio, el que había nacido en
ella precisamente, Juan Núñez. Al
residir este por aquel entonces en Madrid y mientras no le llegó la jubilación,
la casa de Curro fue lugar de estancia durante los períodos de vacaciones para
la familia de Juan, quien en 1969 se había casado con Encarna Arrebola García, de Periana (Encarna del horno de los
Serenos). Durante los años 80 las reformas de la casa fueron varias hasta
llegar a la actualidad. Desde hace diez años el matrimonio reside habitualmente
en la casa.
La casa de Curro actualmente con su característico "poyo" y el árbol de la entrada.
Si algo recuerdan especialmente quienes han pasado
por esta casa sin duda es el almencino que está en la puerta y que surge de la
misma piedra que conforma el poyo de la entrada. Parece ser que no fue un árbol
plantado a propósito, sino que nació de manera libre a la vez que se hacía la
casa, creciendo junto con ella, abrigándola, dándole frescura en los días de
más calor y formando un único conjunto que ya va camino de cumplir 110 años. El
grosor del tronco es de tres metros y medio de perímetro en su base y su altura
es muy superior a la de la casa.
El almez o almencino (celtis australis como reza en
un cartel de su base) es un árbol de tradición árabe (al-máys significa “el
árbol) que podemos encontrar fácilmente en otros lugares. Se trata de una
especie con gran capacidad para establecerse en sitios pedregosos y pueden
vivir hasta 600 años. El fruto que da (la almencina) un año sí y otro no (el de
la casa de Curro los da los años impares) es muy pequeño y de un sabor muy
dulce que se puede comer en el mes de septiembre, que es cuando suele madurar
tomando un aspecto oscuro.
Su madera se ha empleado tradicionalmente para
herramientas del campo como horcas o fustas.
El Celtis australis forma parte de la “lista roja de
la flora vascular de Andalucía”, se trata de una especie que hay que proteger y
que forma parte de la flora amenazada en el sur de España y que es preciso
conservar.
Las propiedades astringentes de sus hojas tomadas en
infusión están demostradas. No en vano existe una teoría que relaciona a este
árbol con el que los griegos denominaban “loto” (existe una variante en
Castilla “lodo” o “lodones” que ha dado nombre a lugares como Torrelodones).
Según la Odisea,
Ulises y sus hombres llegaron a la tierra de los lotófagos tras una tormenta
(bien podrían ser comedores de fruto de este árbol).
Al margen de todo ello, su sombra es maravillosa
durante el verano. Esperemos que continúe haciéndolo con la misma intensidad
con la que lo ha hecho en estos últimos 108 años.
Agradezco a Juan Manuel Núñez Arrebola su colaboración y contribución a esta página.
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