Este jueves 12 de julio el Club de Lectura "Entrehojas" ha tenido la oportunidad de celebrar el encuentro con el autor con nuestro amigo DANIEL CLAVERO comentando su obra LA DAMA DORMIDA. Ha sido una charla amena y entretenida donde se han desentrañado dudas y anécdotas. Gracias Daniel Clavero Toledo por hacernos disfrutar con tus historias.
“Todo empezó con el Árbol Muerto. Solo a unos niños podría ocurrírseles ir a un sitio así en plena noche. El que quedó más afectado de ellos fue sin duda Ignacio. Y eso que alguien como él debería estar acostumbrado a esas cosas, más viviendo en la vieja casa de los Agosto y teniendo una finca como la de Bocanegra. Ya saben ustedes a lo que me refiero… El caso es que se trasladó a Madrid y nunca más quiso volver al pueblo. Hasta lo de la tragedia de su amigo, claro. Entonces no le quedó otra que venir a Periana. Deben entender que mi pueblo no es como esos que se enorgullecen de sus tontas leyendas, donde lo que más parecido a un fantasma son las sábanas tendidas. No, para nosotros es algo demasiado serio, demasiado real. Vivimos muy ligados a nuestros muertos. Los aparecidos son terribles y grotescos, y vagan por los olivares y riscos. Y por supuesto que algo así te marca hasta las entrañas de por vida. A eso se tuvo que enfrentar el pobre Ignacio cuando regresó. Porque, digo yo, que algo sabrá él cuando los difuntos lo acosan de esa forma. Sobre todo esa espantosa Dama Dormida. A mí nunca se me ha aparecido y Dios quiera que siga siendo así, porque estoy segura de que no sobreviviría a eso. Lo que quiero decir es que Ignacio no sabía explicar las cosas tan extrañas que le sucedían, y que por eso no le quedó otra que tratar con el espantoso Hombre Azul, ya saben, ese que ríe con los espantos. Y… no tengo palabras para lo que vino después… ¿Seguro que quieren que siga? ¿De verdad es necesario que les desentrañe el escalofriante secreto familiar? No, no serían capaces de asimilar algo así. De hecho, aquí en el pueblo, aún no hemos recuperado el habla desde entonces. Fue algo tan… tan… Miren, es mejor que se lo lean ustedes mismos, y que cada uno saque sus propias conclusiones. Por horribles que sean, claro está…”
Doña Inés, una vecina muy bien informada del pueblo de Periana.
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