Amigos almazáricos: el pasado día 8 de diciembre, murió Pedro Rey tras padecer meses antes un ictus severo. Pedro Rey y su hermano Santiago, con el apoyo de su madre Doña Ana y de su hermana Ana Mari, significaron una conmoción en la vida de Periana durante los años que ejercieron de curas párrocos, entre septiembre de 1962 y 1967. Pusieron fin a los años del nacionalcatolicismo del régimen y sintonizaron con el reformismo cristiano del Concilio Vaticano II. Lo que muchos más recuerdan de ellos son el clareo de imágenes que poblaban la iglesia y colocación de la imagen del crucificado justo en el centro del ábside, el hecho de que dejaran de cobrar por los oficios religiosos, el trato por igual de los feligreses en los entierros, la simplificación de la liturgia y otros sucesos memorables como las charlas evangélicas de semana santa, que vinieron a sustituir el ritual tradicional. Pero, dejaron especialmente su impronta en la preocupación por los enfermos y las personas que sufrían necesidades y necesitaban ayuda y en su humanidad y disposición para convertir su casa e incluso el 4 L que consiguieron comprar en una especie de agencia de servicios y de taxi público gratuito. La vida del pueblo quedó marcada y transformada por la concitación de encuentros y actividades juveniles que los propios jóvenes gestionaban en el salón parroquial convertido en salón recreativo juvenil sin inhibiciones ni censuras morales, por la proyección de buen cine en verano en el lateral de la iglesia, por el empeño en conseguir el repetidor de TV para que la señal televisiva se captara en Periana sin problemas, por el estímulo a la creación de las cooperativas de camineros, ebanistería y costura y confección y por otros episodios relevantes, muchos de los cuales han pasado desapercibidos.
Pedro y Santiago Rey encarnaron los movimientos de los años 60 del siglo pasado a escala local de Periana. En el ambiente que crearon desaparecieron las barreras entre vencedores y vencidos y entre izquierdas y derechas. Su mensaje cristiano de convivencia y fraternidad y su convocatoria a la solidaridad, cooperación y participación, que más adelante se llamó reconciliación, iba dirigido a todos por igual sin distinción de credos.
Pedro y Santiago Rey mantuvieron siempre, allá donde trabajaron, estudiaron y vivieron, sus vínculos afectivos con Periana y los perianenses que encontraban. De hecho, nunca dejaron de visitar ocasionalmente el pueblo al que tanto ayudaron a transformar y que tanto les marcó. Eran unos apasionados de Periana y sus gentes. Pedro publicó en nuestra revista Almazara unas memorias, que su mayor parte estaban dedicadas a su años de cura en Periana y a las relaciones que mantuvo con los perianenses después de dejar de ejercer de cura.
Lo recordamos con afecto, agradecimiento y admiración y deseamos que descanse en paz en el reino de los justos.
Adjuntamos una serie de fotos de Pedro y Santiago, todas ellas relacionadas con Periana.
Gracias a Rafael Núñez por ceder a este blog toda la información relativa a Pedro Rey y sus imágenes.
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