Laopiniondemalaga.es 29/12/2009
36 pandas de verdiales y siete infantiles desafiaron ayer a la lluvia en la venta de San Cayetano y demostraron que la fiesta mayor está en auge e interesa a los más jóvenes.
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA "Este año no hay manteca", observa el señor Seppo Smedberg; a su lado, su mujer Tuula da buena cuenta de un bocadillo de lomo y Raija Leena Kuusela, una amiga, alaba la calidad de la paella. Este trío de finlandeses residentes en Torremolinos lleva 20 años sin perderse la fiesta mayor de los verdiales. "El baile y el ambiente es muy bueno, me gustan las viejas costumbres", resume el señor Smedberg. Los fineses verdialeros ponen una pega: señalan la horrenda huella de la ´hiperronda´, que en esta 48ª edición del día grande de los verdiales aterriza en las alturas del Puerto de la Torre en forma de pequeño viaducto. "El año que viene dicen que irá a Campanillas", informa Seppo Smedberg. Más vale.
Debajo de esta construcción tan poco campera, a pocos metros de la venta de San Cayetano, la panda de Almogía se pone en forma poco antes de actuar en la gran carpa blanca, allí les aguarda el público que se resguarda de la lluvia ´chispeante´ de la mañana. Pero la fiesta no es sólo baile y música, precisamente de Almogía vienen Antonio Gómez y Lina, su mujer, que en la entrada a la venta ofrecen ´marketing´ verdialero. "Aparte de ser verdialeros nos hemos agarrado a engrandecer la fiesta con detallitos de verdiales como pin en forma de sombrero, sombreritos para el coche o imanes para la nevera, todo artesanía", explica Antonio.
Muy cerca de ellos, recién salidos de su actuación, se encuentra la joven panda de Periana, de estilo Comares. Óscar Mostazo, de 21 años, lleva 18 en el mundo de la fiesta, por eso toca el violín ´como quiere´. "Me ha ido enseñando uno de los más viejos, esto no va por solfeo sino por oídas, pero hay que ensayar todos los días", cuenta. A su lado está Raúl Martín, bandurria en mano, un instrumento que junto al laúd es una de las señas del estilo de Comares. Raúl, que además toca la guitarra, el laúd y por si fuera poco, el violín, da un sabio consejo: "Recomiendo a la gente joven que se apunte porque es una cosa muy bonita, para que no se pierda". Pero los verdiales no se van a perder. En esta edición, y ya van 48 desde los lejanos inicios en la venta del Túnel, han participado siete pandas infantiles fuera de concurso, cinco más que en ediciones anteriores. Uno de los integrantes de la panda es Javi; con siete años encima toca el pandero con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, como los mayores. Su hermano José Antonio, de 12 años, toca el violín. Los dos hermanos, dice su padre Paco Postigo, son alumnos de la escuela de verdiales del Puerto de la Torre. "El abuelo era de la panda Primera del Puerto", precisa el padre. De tal palo. Doble alcalde. Una escena se repite todos los años: el alcalde de Málaga ejerce de alcalde de una panda. Nada más llegar a la venta de San Cayetano, hacia la una de la tarde, Francisco de la Torre acepta con gusto el ´otro´ bastón de mando y con los movimientos de un director de orquesta en Viena, el día de Año Nuevo, dirige la panda de Cútar. Los aplausos que recibe dieron para esperar un ´bis´ y hasta la felicitación en alemán e inglés del próximo 2010.
Por cierto que para quienes no lo sepan, el bastón de alcalde de panda, el tradicional, está hecho del ´miembro´ del toro, aunque hay variantes más adaptadas a la vida contemporánea. Es el caso del bastón de Juan Santiago, alcalde de la panda de Los Cafeteras, de Pizarra. "Esto está hecho de goma de goteo rellena de tela, que cimbrea". Juan explica que en su labor como alcalde lleva "la voz cantante" y por norma, los miembros de la panda atienden a sus indicaciones.Si el laúd y la bandurria marcan la diferencia del estilo de Comares. ¿En qué se diferencian el estilo de los Montes del estilo de Almogía? Para Juan Santiago, "la diferencia está en que el toque de los Montes es más bravío, con golpes de pandero y el de Almogía más suave y repiqueteado". Muy cerca de él, María José Cantarejo arregla el pelo a María Jesús Martín, las dos de la panda Aires del Torcal. María Jesús bailará en breve la bandera y confiesa estar nerviosa, "tienes que tener genio para bailarla", explica. María José cree que esto de los verdiales es otro mundo: "Lo tienes que sentir y si te gusta es para siempre". Música, baile y mucho sentimiento para una tradición que no deja de crecer. Ni siquiera en Finlandia.
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