Su peso en trigo, es lo que debe arrojar cada vecino a San Isidro, el día de su festividad, el quince de Mayo , ya que los campos de Periana, eran utilizados en el S. XVIII para la siembra de cereales, en sus rozas altas y bajas. Este es el origen de la procesión de San Isidro con su peculiaridad de arrojarle trigo y los ancianos narran que: “Siendo época de escasez y sequía , sacaron a San Isidro en procesión por sus campos, cayéndole una inmensa lluvia... la cosecha siguiente fue próspera y abundante, para lo cual , se le arrojaría trigo como agradecimiento por la cosecha recibida”.
En la Navidad de 1884, el gran terremoto de Andalucía, asoló Periana, quedando totalmente destruida la Iglesia al igual que la primera imagen de San Isidro, pero se compró otra, esta imagen logró salvarse de Guerra Civil, gracias a una vecina piadosa , que ocultó dicha imagen. En nuestro días tiene un lugar privilegiado presidiendo la fuente del pueblo. La celebración de la feria , está a cargo de los mayordomos que antaño , estaba compuesta por cuatro hombres con sus respectivas mujeres, eran recién casados o casados , pero sin hijos, nunca solteros. El primer mayordomo soltero data de 1958. En la actualidad se nombra de diez a quince mayordomos, que durante todo el año se encargan de organizar el festejo.
La figura del Santo, adornada con espigas , claveles rojos y blancos, preside la procesión , que se detiene en cada balcón adornado con un mantón de Manila o colcha bordada. El trono es portado por los hombres del pueblo, sin diferenciar edad, aunque era tradición que la imagen fuera portada por los quintos. El Santo permanece en cada balcón unos quince minutos, en los que los vecinos esparcen , con gran devoción, inmensas cantidades de trigo, que tras pasar por la imagen caen a sus pies, donde tiene un canal en el que se deposita el grano.
El trono tiene forma de tolva y cuando está lleno , lo que supone unos quinientos kilos de peso, los mayordomos abren las compuertas y vierten el trigo en sacos, que se quedan apilados detrás de la procesión para posteriormente venderlos, a unas treinta pesetas el kilo y así sufragar parte de los gastos de las futuras fiestas patronales. Según nos cuentan los abuelos, la tolva que ahora se ofrece para recoger el grano es más amplia, el trigo volaba en todas las direcciones y el astuto sacristán ponía unas tablas en el trono para recoger la mayor cantidad posible, hasta los cerdos y gallinas se beneficiaban de la “rociá”, ya que los granos de trigo se quedaban en el empedrado de las calles.
Tanto antiguamente, como en la actualidad, las mujeres y algunos hombres acompañan la imagen, alumbrando y abriendo la procesión. El gran fervor popular, de arrojarle trigo ( nunca se le arrojó otro cereal) va según las posibilidades de cada persona, antes sólo los ricos podían arrojar sacos, porque la mayoría sólo tenía para ofrecer un plato de cereal, con el fin de que no le faltara el pan en su vida. Del cielo caen trigo y flores , agradeciendo al patrón la salud y bienestar de su familia y entre los devotos se puede contemplar como los niños más pequeños son alzados ante la imagen para su presentación y bendición.
No acaba aquí la veneración del pueblo de Periana, a su patrón San Isidro Labrador . La celebración de la romería , que hasta hace pocos años se festejaba al día siguiente de su procesión, se ha trasladado al fin de semana posterior a la finalización de la feria. El Santo que se procesiona en esta ocasión es la pequeña imagen situada en la hornacina de la fuente del pueblo, que es sacada y colocada en una carroza , engalanada para dicho acto.
San Isidro, parte de la plaza de la fuente, entre un sonoro tronar de cohetes, que anuncia su salida, que lo acompañara en todo su trayecto hasta llegar a la cola del pantano, lugar destinado para el disfrute y esparcimiento de la romería de San Isidro.
Fuente: AYUNTAMIENTO DE PERIANA
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