Su nombre hace alusión al pequeño caño de su fuente de aguas cristalinas, situada a los pies de la aldea. Su privilegiada situación hace de este lugar un mirador natural, desde donde se observa un gran abanico de paisajes, desde la activa Maroma, Mesa de Zalias, Pantano de la Viñuela, multitud de pueblos blancos hasta perderse en el mar. Esta aldea ofrece al visitante el placer de poder descansar en un ambiente rural y disfrutar de una buena comida en su acogedor bar. Toda esta paz y tranquilidad se combina una vez al año, en la época estival, con el festival de Rock & Blues de reconocida fama internacional.
Vamos de camino, al fondo el Cañuelo.
Paisaje de olivares.
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