VIERNES 16 DE AGOSTO DE 1929.
La provincia y el turismo
M A L A G A – P E R I A N A
Uno de los parajes montuosos más pintorescos de esta privilegiada provincia, apenas conocido del mundo turista es Periana: lindo pueblo encaramado a la considerable elevación de 550 metros de la falda de la Sierra de Enmedio, derivada de la de Tejeda, para ofrecer una estancia veraniega de esos países maravillosos que atesoran las riquezas naturales de los climas de altura; que brindan salud al cuerpo con sus frescores vespertinos, con la sombra de su cordillera, y de sus noches de disfrute de los edenes de las hadas, y placidez al espíritu, ante los majestuosos cuadros que la Naturaleza exhibe a los ojos ávidos del visitante que llegue a elegirla para su veraneo.
El funicular Suburbano nos conduce a este sitio, cómoda y brevemente, aparte de los autos y otros medios de locomoción, al disponer de una buena carretera y otros senderos que de ella derívanse y que discurren entre breñales y panoramas de esos que evoca la fantasía del poeta en sus instantes de exaltado éxtasis.
Hállase situado el precioso pueblecito, como nidal de albas palomas, en el amoroso regazo de la montaña expresada, aledaño de la estribación de Padilla, de la que está separada por el Puerto del Sol, bien llamado así por el rutilante aspecto de ese portillo de la gloria por el que se entra para ir en busca de la tierra granadina, y súbita encontrada con sólo atravesar el dintel, que ya pisa un camino que por su parte de atrás ofrenda el pasmoso paisaje del término lojeño, que allá se extiende como vergeles esfumado; y si os dejáis conducir por esa ruta, tópase a poco con el Puerto de los Arasoles, encastillado a los mil metros de altura, allí donde el Arroyo del Barrancón serpentea, con la visión de su valle y de sus montes por el que nuevamente se regresa al suelo de nuestra provincia en la que supera el encanto, ante la mirada que se despeña por la carretera abajo del Colmenar a Málaga entre barrancones y riscales de variados penachos de salvaje aspecto, solo asequibles al aleteo de los Pegasos de las Valkirias; donde un ramal nos lleva a Alfarnate, y adivinase Alfarnatejo, que remeda por lo profundo que se percibe un puñadito de ropa al sol para blanquearse o a secar simplemente.
Pero no salgamos del inmenso verdinegro, de su rico campo, salpicado de verdegay a más de otras tonalidades, que no otros colores ofrece la espesura de sus verdaderos bosques de corpulentos y frondosos olivos productores del mejor aceite de todo el orbe, que envuelven al caserío tanto al trepar a las alturas serranas, que atraviesa de oriente al ocaso la ruta a Riogordo y Colmenar, como hacía la parte baja de la expresada vía, y en la anterior al arribo del pueblo; originando ese contraste de pictóricos tonos el de sus viñas y los que ofrecen los castaños, álamos, encinas y chopos.
Y el que se extrañe ver los infinitos acebuches que tapizan tupidos las mismas crestas de la cumbre apresuraros a decirle que fueron sembrados por la inconsciencia de los glotones zorzales y los toldos: los que bien por descuidar la presión con que debieran sostener en sus garras de rapiña al portear el botín de sus saqueos de aceitunas, o ya porque intentaron festejarlo abriendo el pico para lanzar al aire trinos con que cantar albricias por su impune robo de ese fruto, se le cayó en la tierra fiel a su amo, que se apresuró a guardarlo en sus entrañas fecundantes: y allí nacieron.
El mágico golpe de vista de la extensión montañosa se avalora con las viviendas de las múltiples cortijadas, tales como la del Tajo del Cabrero, donde además se halla el Cortijo del Puerto, y escalonados Marchamona y el Ratón: trepando por bajo en la cascada por el arroyo escarpado de la Negra; y hacía más a poniente, del copioso nacimiento de la finca de Zapata en que fluye el río Guaro a más de 800 metros, y al deslizarse por las pronunciadas pendientes su rico caudal apenas se digna ceder alguna pequeña parte de su fuerza motriz a unos arcaicos molinos de exiguo rendimiento; sin atenderse a sus quejas y lamentos: pues no son otra cosa ese aparente e insospechado ruido de su catarata que, entre desdeñoso y jactancioso con las aguas que le acrece el Sábar, que viene de Alfarnate, buscando como tributarios a su rico principal, que es el de Vélez, por el desaire que los naturales creen inflingirle al enorme venero de riqueza que al mar se tira y que habría que significar en el aprovechamiento debido de su soberbio salto; y tampoco sabemos que sea de mejor conducción en este sentido, salvo la intermitencia de sus aplicaciones al riego, como aquéllos el grandioso Río de la Cueva, que trae sus fuentes del Cerro de la Cruz, hacía el norte de Riogordo, donde se halla a 400 metros de latitud ya formado, la derrocha después de atravesar su curso, como aquél, una región de encantos por lo pintoresca de NO a SE, en que el Vélez busca, y pronto encuentra éste su playa de Torre del Mar.
Hacia el poniente cae el Cortijo de Mondrón con sus lejanas vistas de atalaya, y en el centro hállase el de Vilo, con el río y Baños de aguas medicinales que tiene igual denominación.
Desde mi infancia no he dejado de oír elogios a las virtudes curativas de las aguas minerales de esos famosos Baños, de composición sulfurosa; y que por el paraje que ocupan pudiera este calificarse de paradisíaco a no faltarle el correr de los riachuelos con el murmullo de sus cascadas acá y allá; las frondas donde anidan los pajarillos, que quizás fueren los aludidos ladronzuelos, que con su cantar de gorjeo pregonan las amenidades del campo con luz y sombras apacibles.
Es este uno de los diversos lugares que dan encanto a Periana, con sus bonitos alrededores que invitan al descanso: aquel fué el elegido para que sirviera de comedor, y con él almorzamos; porque era el apropiado para dejar a la fantasía que se desbordara a su placer. Pero la realidad mostraba el abandono de lo que debiera ser un buen establecimiento balneario y la soledad reinante en lo que por sus bellezas y efectivos valores claman por no hallarse concurridísimos: así es que ahuyentándose lo imaginativo fuese entronizando el intelecto con amarga meditación que avivara el deseo del pronto remedio; y como el enlace de las ideas integran una cadena, de eslabón en eslabón pasaron revista los anhelos del mejor aprovechamiento de estas y aquellas aguas, con el imperio del sitio donde están y nacen, ya en el sentido de curación de la humanidad doliente y ya en el de fuerza motriz de los otros, manantiales aledaños de las cimas; las atenciones y cuidados que aquellos caminos reclaman para que en todo tiempo, aún en el de lluvias, pudieren utilizarse como soñados y vistosos paseos difíciles de superar, tanto para el alpinismo como para la locomoción con vehículos, derivando de los mismos atrevidas sendas que encaramen a las cúspides, con cuantos aliciente sugiere el estudio de tales cuestiones al orbe difundidas con acertada propaganda, con lo que se acabe de salir de ese estado primitivo, ganándose mucho tanto desde el punto de vista económico como del turismo que defiérase fomentar, ya que la Naturaleza vació allí su prodiga belleza; sin olvidar que las más grandes y costosas empresas pueden lograrse con previo estudio de seguro rendimiento al que puede acudir el capital representado en modesta cuantía de sus acciones, susceptibles de multiplicar el número de ellas, y que con sólo poner manos decididas a la obras se tiene adelantado gran parte del camino por andar.
Y ya que de éste se habla en sentido figurado muy bien pudiera ser en el real y efectivo de vía férrea dotada de electrificación por la energía mágica de un fluido obtenido por el encauzamiento aplicado por los aludidos y gigantescos saltos de agua tan inauditos, que no solamente dotaráse de las necesarias fuerzas que presta hoy al funicular, que al Boquete de Zafarraya nos remonta, sino que podría hasta coronar las cumbres mas altas de la Sierra Tejeda, y de este servicio de la transformada línea de los Suburbanos u otra nueva o ramal, con aplicaciones diferentes a la industria aceitera y a otras nuevas que emergen a la voz del progreso para librar a los pueblos de escaceses y vida lánguida con vistas a la miseria.
Los edificios de Periana son nuevos en su mayor parte; porque una catástrofe originada por un terremoto tuvo el mal acierto de visitarlo y registró el censo de las calamidades sobre la desolación, cerca de 800 victimas que acarrearan al negro desconsuelo con el luto general: pasadas aquellas hora justa de tristeza debe resurgir el aliento con un espíritu nuevo.
Una parte del suelo es movedizo: también sufre los efectos de amenaza y le obliga a estar alerta: nunca en mejor ocasión que ahora pudo emplearse aquella frase de que: “siempre va la desgracia con la hermosura”, porque es fascinadora la que posee, y de ella y de sus excelentes condiciones podría con el activo esfuerzo obtener mejor fortuna; porque no todas las horas han de ser de tristeza; y hago fervientes votos porque con su bienestar y progreso vengan pronto y siempre reinen las de más intensa alegría.
POSDATA: Esta copiado literalmente, sin alterar una sola tilde, punto o coma.
JOSÉ MANUEL FRÍAS RAYA
Publicado en el Nº 31 de ALMAZARA
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