martes, 2 de junio de 2015

El colegio en el hospital.



Las aulas hospitalarias intentan normalizar la vida de los niños que están ingresados a causa de una enfermedad y que no pueden asistir al colegio.
www.laopiniondemalaga.es - 31/05/2015
La escuela normaliza la vida de los niños. Adquirir rutinas es muy importante en su educación y su crecimiento. La enfermedad es siempre un hecho traumático y agresivo. Si un menor, además, tiene que ser hospitalizado, aparece también un alto grado de inseguridad que influye en su desarrollo emocional y afecta a sus relaciones psicosociales y psicoafectivas. Además, un internamiento prolongado también ocasiona la interrupción del ritmo de su escolarización. Para paliar este desgaste, surgen las aulas hospitalarias. El cole en el hospital.
Las Consejerías de Educación y de Salud mantienen vigente desde 1988 un convenio de cooperación para la atención de estos niños en los centros sanitarios por docentes especializados. El equipo malagueño está formado por diez maestros (nueve mujeres y un hombre) que trabajan en los hospitales comarcales de Antequera, Costa del Sol, la Axarquía y Ronda, y en el Materno Infantil de la capital, donde desarrollan su actividad cuatro docentes. «Es un recurso que funciona desde hace más de 20 años pero que la sociedad tiene aún que visualizar», reconoce Rosi Rodríguez, coordinadora de las aulas hospitalarias de la Delegación Territorial de Educación en Málaga.
Simple y llanamente, a los niños les cambia la vida. A unos por más tiempo y a otros por menos. Pero la estancia hospitalaria consume. Poder dar clases en el centro sanitario, mantener medianamente el ritmo de sus compañeros, constituye un importante impulso motivacional que incluso beneficia al tratamiento médico que tiene como objetivo recuperar la salud. Y eso se nota. Y los niños esperan poder subir cada día a la séptima planta del Materno con gran entusiasmo.
Los datos de Rodríguez alcanzan al curso 2013/2014. Entonces, más de 1.300 niños convalecientes fueron atendidos por estos docentes en las distintas aulas hospitalarias de la provincia o recibieron atención domiciliaria en sus casas mientras terminaban de recuperarse.
Atención a la diversidad
El profesor hospitalario desarrolla su trabajo en un extenso ámbito de actuación, procurando atender educativamente la diversidad de los niños pacientes, algunos de ellos con necesidades educativas muy especiales. Por eso el proceso para la selección de este personal es muy estricto, según reconoce Rosi Rodríguez. Y tienen que compaginar la atención médica con la educativa. Los niños suben al aula o son los docentes los que bajan a las habitaciones y les dan clases particulares a pie de cama. La atención que se presta es integral; no sólo se les procura la vertiente sanitaria sino también la psicológica y la pedagógica. «Hay que esperar al desayuno, al aseo, a que les hagan pruebas si ese día les toca, a que sus médicos les visiten y pasen consulta... Todo esto hace que el horario se adapte», informa la coordinadora.
Niños de Oncología, Hematología, Quemados, Hemodiálisis, Pediatría, Infecciosos... Y todos los que lo soliciten. La coordinación de estos equipos de las aulas hospitalarias con los centros de referencia de los alumnos es continua. «El profesor canaliza y le sirve de referencia», señala la coordinador del servicio. Toda ayuda es poca. La comunicación entre los docentes es constante, por teléfono, por correo electrónico... Se intercambian el material didáctico y hasta los exámenes, para que los alumnos puedan hacerlo en el hospital para evitar el desfase curricular. Los maestros de los hospitales también hacen informes de lo realizado en el tiempo de estancia en el centro sanitario, que a su vez sirven al tutor de su colegio para la evaluación.
Este año, según informa Rosi Rodríguez, el equipo se ha aumentado con un profesor más. Y todos están «al pie del cañón» prácticamente las 24 horas del día. «Algunos profesores, en función del volumen de trabajo en su aula hospitalaria, dedican algún tiempo a la atención domiciliaria de otros escolares enfermos o convalecientes que no pueden acudir a sus centros docentes», recuerda.
Los meses de mayo y junio son los más complicados. La enfermedad no avisa, y puede aparecer en cualquier momento. Al final del curso es un momento crítico. Esos niños también necesitan ayuda para acabar sus estudios y poder promocionar. «Y hacemos un esfuerzo por atender a todos», recalca la coordinadora de las aulas hospitalarias de la provincia malagueña.
Otra novedad importante es que la atención no se reduce a los alumnos que de los cursos de la etapa obligatoria (Primaria y ESO). También se incluyen a los más pequeños, de Infantil.
Derecho a la educación
El servicio procura que el derecho del niño a la educación no quede vulnerado por el hecho de estar enfermo. «Que parezca que no ha pasado nada cuando vuelva a su colegio», señala Teresa Aragón, una de las docentes del aula hospitalaria de la séptima planta del Materno Infantil, de Málaga. Por este motivo, ese contacto permanente con los tutores de sus centros de referencia, «porque los niños siguen siendo alumnos de sus colegios» a pesar de que la enfermedad sea crónica y larga, lo que hace que el impacto sea mayor.

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