2/08/2011 EFE
Hasta 1487, la comarca malagueña de la Axarquía resistió el avance de
las tropas cristianas durante la Reconquista convirtiéndose en uno de
los últimos territorios bajo la dominación árabe. Fruto de este pasado
es su herencia arquitectónica, vestigios del esplendor andalusí que aún
se aprecian en muchos de los 31 municipios que componen la comarca. Para
conocer su historia a través de su arquitectura se creó la Ruta
mudéjar, término que proviene de la voz mudayya y que se aplica
a los hispanomusulmanes que, tras la conquista cristiana, permanecieron
bajo el nuevo Estado castellano conservando su religión, lengua y
organización jurídica.
Estas raíces árabes de la Axarquía se evidencian en los cinco
pequeños pueblos de interior que recorre la ruta -Arenas, Árchez,
Salares, Sedella y Canillas de Aceituno-, salpicados de alminares y
arcadas. Pueblos que, además, se encuentran en las faldas del Parque
Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama. Durante los 40
kilómetros de ruta se puede visitar el castillo de Bentomiz en Arenas,
fortificación fundamental en la rebelión morisca de 1568 y que ofrece
una de las mejores vistas panorámicas de la comarca. Otros vestigios son
los cuatro alminares árabes adosados a iglesias cristianas que se
conservan en Daimalos (Arenas), Corumbela (Sayalonga), Árchez y Salares,
estos últimos declarados monumentos nacionales. Son construcciones
realizadas entre los siglos X y XIV que servían para llamar a los fieles
a la oración. Algunos de ellos fueron transformados para añadirle algún
campanario o símbolo cristiano, pero otros se mantienen intactos.
Un pasado andalusí que también sorprende en el trazado de las calles
de muchos pueblos, como Frigiliana, famoso por su premiado casco
histórico de herencia morisca. Calles estrechas, sinuosas y empinadas;
pasadizos y adarves forman un entramado urbano de pequeñas casas
encaladas encaramadas unas sobre otras. A la entrada de Frigiliana
recibe imponente El Ingenio, una casa solariega del siglo XVI, que
alberga una de las pocas fábricas de miel de caña que existe en Europa,
además de una almazara que aún moltura con métodos artesanales. La
Fuente Vieja, la Ermita de Ecce Homo, los Reales Pósitos o el Torreón son algunos de los ejemplos de los monumentos que encontrará en su paseo por Frigiliana.
Otra ruta a realizar, esta más espirituosa, es la del vino y la pasa,
que recorre los municipios de Totalán, Comares, Cútar, El Borge,
Almáchar, Moclinejo y Cómpeta. El paseo atraviesa buena parte del
interior axárquico, conectando las costas del Rincón de la Victoria con
la entrada a los Montes de Málaga. El recorrido discurre por laderas en
las que los cultivos de la vid rompen las normas de la física creciendo
en desniveles imposibles. Salpicando el recorrido, los paseros, casas y
cortijos completan una ruta única en Europa gracias a una variedad de
pasa reconocida mundialmente y al vino moscatel, un caldo dulce que
cuenta con su propio museo en Cómpeta, donde el 15 de agosto se celebra
la Noche del Vino. También la pasa tiene su fiesta en El Borge, el
tercer domingo de septiembre. Junto a los frutos de la vid, la Axarquía
ofrece también un aceite, el verdial, de sabor afrutado y que se produce
en los parajes más abruptos de la alta Axarquía, en las almazaras de
Periana, Mondrón o Riogordo.
Otra ruta discurre por los campos de cultivos subtropicales en seis
municipios: Rincón de la Victoria, Macharaviaya, Vélez-Málaga,
Benamocarra, Iznate y Benamargosa. Mangos, papayas, chirimoyas y, sobre
todo, aguacates -el 70% de la producción europea se da en la zona-,
conviven en perfecta armonía con los tradicionales cultivos de la
Axarquía.
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