miércoles, 7 de septiembre de 2011

Noticias sobre Periana 1997/1999 apoximadamente.

El aspecto de Periana, a simple vista, es lozano y acomodado. Mitad productiva, mitad subsidiada, la economía del pueblo sostiene con decoro a sus habitantes, tal como sucede prácticamente en la mayor parte del mundo rural andaluz. Sin embargo, diversos avatares administrativos han querido que la historia reciente de Periana haya supuesto un cambio aún más radical que en los municipios vecinos. Los motivos casi se escapan al ciudadano de a pie y, con toda seguridad, no existe una sóla causa, sino una concatenación de factores. Lo cierto es que el presupuesto del Ayuntamiento de Periana ha venido siendo el doble del montante que normalmente se suele gestionar en un municipio de 3.467 habitantes: cuatrocientos millones en 1995, por poner sólo un ejemplo.

En el pueblo se ha experimentado una revolución «desde arriba», según comenta uno de sus vecinos, Juan Roldán Rodríguez. La Junta de Andalucía ha realizado, en los últimos años, dos inversiones importantes en el pueblo, aunque de muy distinto signo. Una es la construcción de la Villa Turística de la Axarquía, complejo que ha costado alrededor de mil millones de pesetas. La otra es la captación de agua en el nacimiento del río Guaro, con un montante de seiscientos millones de pesetas invertidos, dada la complejidad de las galerías subterráneas y su control por ordenador.

La población de Periana conoce éstas y otras mejoras introducidas en el pueblo. Sus impecables calles sólo se ven desmejoradas por atípicos zócalos en las fachadas de algunas de las casas recientemente remozadas. No obstante, los perianeses según la denominación oficial, perianenses o perianeros para otras versiones, viven muy apegados a la tierra, a las pequeñísimas propiedades en que está dividido el término municipal. La afección siempre conlleva un matiz conservador, que en Periana también es perceptible. El perianés acepta con naturalidad las nuevas iniciativas turísticas o la residencia de extranjeros en el pueblo. No obstante, en ningún caso renuncia a su minifundio de olivar, melocotón u otros cultivos hortofrutícolas. Ninguno de ellos se puede considerar empresario agrícola, por lo que las ayudas a la renta agrícola provienen del subsidio agrario.

La misma fidelidad que a la economía agraria tienen los perianeses a sus tradiciones. Ambas facetas de la vida del pueblo se unen en la ya referida fiesta de San Isidro, patrón del pueblo, al que se venera en una ornacina situada en la plaza de La Lomilleja. En ella mana permanentemente agua de las fuentes de San Isidro. El 15 de mayo los mayordomos del santo van recogiendo el trigo que les tiran desde las ventanas y balcones, ya que el grano servirá para financiar la celebración del año siguiente. La iglesia del pueblo, levantada en estilo neomudéjar en 1885, tras el famoso terremoto de Andalucía de 1884, también se dedica al patrón.

Juan Roldán, en cambio, se muestra más interesado en las nuevas posibilidades de desarrollo del pueblo. La dualidad tradición-modernidad no crea tensiones, por ahora, en Periana. Al contrario, puede encontrar su síntesis en la rehabilitación para uso turístico de los Baños Árabes de Vilo, situados en la pedanía del mismo nombre. La oferta turística de Periana se pretende completar con las verdes zonas de la ribera del embalse, para lo cual se crearía una sociedad entre los municipios de Periana, Viñuela y Benamocarra y se pondría en marcha un Plan de Desarrollo Urbanístico.

Sin embargo, ninguna de estas iniciativas caía lo suficiente en la población, sobre todo la menos jóven, como para incitarles a abandonar la economía subsidiada. Por ello, los mayores empeños del Ayuntamiento se centran en la potenciación de la agñcultura de regadío, a través del mismo río Guaro, que surte al embalse. Se podría recuperar así la cuantiosa producción de melocotón de otros tiempos, fruta que en estos terrenos obtiene una calidad excepcional. Lo mismo que sucede con el aceite en la aldea aneja de Mondrón. Con este proyecto se completaría la revolución desde arriba de Periana, y serían ahora los vecinos los que tendrían que tomar la iniciativa. Son simples hipótesis para un futuro esperanzador, con todo el valor de las palabras.

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