jueves, 2 de abril de 2020

Rafael Torrubia: «Estoy haciendo más de psicólogo que de alcalde durante estos días de alarma».


El alcalde de Periana, Rafael Torrubia, reparte los deberes a los estudiantes que no tienen impresora. / SUR

El edil de Periana dice que los alcaldes de los pueblos deben estar ahora más que nunca en primera línea y olvidar los colores políticos.

AGUSTÍN PELÁEZ www.diariosur.es 02/04/2020

El alcalde perianense comparte la alcaldía con su trabajo en una agencia de colaboración bancaria, su labor en casa y además reparte los deberes y fichas de trabajo a los estudiantes del pueblo. Está en continúo contacto con los alcaldes de su entorno, con los que compete e intercambia ideas, porque entiende que ahora no puede haber colores políticos. Considera que en momentos como estos los alcaldes deben responder más que nunca y sino lo hacen «que venga otro, así que a primera línea todo el mundo».

– ¿Ha cambiado mucho su vida desde que estamos en estado de alarma?

– Bastante, porque ahora más que nunca siento que estoy haciendo más de psicólogo con los vecinos que de alcalde. Periana es un pueblo pequeño en el que todos nos conocemos y es normal que la gente te pare por la calle y te exponga cualquier preocupación. Me paran para decirme que alguien ha venido al pueblo desde de Barcelona o Madrid y tengo que tranquilizarles y decirles que afortunadamente en el municipio no hay nadie afectado por coronavirus, que no se preocupen, que no salgan de casa nada más que para lo imprescindible y que se protejan.
–¿Es cierto que están recibiendo a gente de fuera estos días?
– No. Se trata de personas que viven habitualmente fuera, pero que tienen vivienda en el pueblo y vienen los fines de semana, las fiestas o en las vacaciones. Lo que ha sucedido es que antes de que se decretara el decreto de alarma por el coronavirus, se vino mucha gente de fuera porque aquí están mejor. No nos queda ni una casa vacía. Todas las aldeas y cortijadas están a tope. El pueblo se me ha llenado de gente. Está más lleno que en agosto.
– ¿Qué otras preocupaciones le plantean?
–Algunos me consultan qué deben hacer porque se han quedado sin empleo, sobre si pueden desplazarse a tal o cual lugar, o si pueden ir a cortar leña. En los primeros momentos del estado de alarma lo que más me preguntaban era si podía ir a Vélez a comprar a Mercadona. Todo el mundo quería ir a Vélez a este supermercado. Pero yo les decía que en el pueblo había tiendas y tenían de todo. Al final todos se han alegrado.
–¿Se siente orgulloso de cómo está respondiendo su pueblo?
– Mucho. Aquí todos están muy concienciados y todos se ofrecen para ayudar en lo que puedan. Tengo el pueblo y las aldeas más limpias y desinfectadas que nunca. Los agricultores y los socios de las cooperativas salen dos veces al día con sus tractores y equipos para desinfectar las calles. Y tengo una asociación de mujeres que está haciendo mascarillas y batas que han entregado al hospital comarcal de la Axarquía. Todo el mundo colabora en lo que puede.
– ¿Y usted cómo colabora?
– Cada mañana voy al Ayuntamiento, aunque está cerrado. La atención a los vecinos se realiza por teléfono. Compruebo que todos los servicios básicos funcionan y no presentan ninguna incidencia, realizó las gestiones que sean necesarias y después me coloco la mascarilla y los guantes y me pongo a repartir, casa por casa, los deberes y las fichas de trabajo de los estudiantes. Cómo ya sabemos qué familias son, conforme me voy acercando a sus casas les llamo por teléfono, les pido que bajen a recoger las fichas y listo. Lo único que tienen que hacer los vecinos es enviar un email al Ayuntamiento y nosotros le imprimimos los deberes a escolares y universitarios.
– ¿Cuál su principal preocupación estos días?
–Ahora mismo, la población mayor, porque los conozco a todos personalmente. Son personas a las que les tengo cariño. Todos me recuerdan a mi padre, que falleció hace tiempo. Los mayores me tienen intranquilo porque no quiero que se vaya ninguno.
– ¿Qué le trasladan los comercios y empresas del pueblo?
– La empresa más grande que tenemos es Perimetal, que tiene 35 trabajadores, y las cooperativas. Si esto no dura mucho, tienen colchón para reflotar, pero el problema es la incertidumbre porque nadie sabe cuánto puede durar esta alarma. La esperanza es que para San Isidro, aunque estemos en nuestras casas, ya ha llegado el calor y el bicho lo hallamos matado.
– ¿Cómo lo están llevando las familias sin recursos?
– En los pueblos pequeños la solidaridad es algo muy normal. La gente está muy acostumbrada. El tema de la alimentación lo tenemos resuelto. El Ayuntamiento no quiere que nadie se quede sin comer por la noche. Les estamos ayudando como podemos. Y los abuelos siguen ayudando a esas familias más necesitadas.
– ¿Le inquieta lo que vendrá después de que se levante el estado de alarma?
– La economía va sufrirlo si o si y Málaga, con el tema del turismo, que voy a decir. Si tenemos tres o cuatro motores y uno de los más importantes falla, claro que nos preocupa. Aquí en el pueblo hay mucha gente que vive del sector hotelero y del sector servicios.
– ¿Qué le cuentan los alcaldes de su entorno?
– Permanecemos en contacto por whatsapp. Nos vamos ayudando. Intercambiamos ideas. En las esferas más altas se siguen tirando los platos a la cabeza, pero en los municipios no hay colores políticos, aquí todos arrimamos el hombro. Estamos todos al pie del cañón. Esto de ser alcalde es voluntario y cuando te presentas hay que seguir en primera línea. Si ahora no eres capaz de responder a esta situación, te apartas y que venga otro. Así que a primera línea todo el mundo.

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