domingo, 19 de abril de 2020

La Axarquía, un refugio saludable para muchos.

La población de la zona oriental se siente segura en los pueblos pequeños frente al Covid-19, mientras los empresarios se desesperan y exigen ayudas.

AGUSTÍN PELÁEZ Y EUGENIO CABEZAS - www.diariosur.es - 19/04/2020

Desde el comienzo de la pandemia sólo se han registrado en el área sanitaria Este de Málaga-Axarquía, que abarca 27 de los 31 municipios que conforman la comarca, a excepción de Macharaviaya, Moclinejo, Rincón de la Victoria y Totalán, ocho fallecidos por coronavirus. Al menos, eso es lo que dicen los datos oficiales. Los alcaldes axárquicos sin embargo desconocen cuántos corresponden a sus municipios. Sólo Vélez-Málaga reconoce haber realizado dos enterramientos en sus cementerios de personas fallecidas por coronavirus. Localidades como Rincón de la Victoria o Nerja, se limitan a señalar que no disponen de datos oficiales y que, por consiguiente, no saben si los enterramientos que se han producido son o no por esta causa. Los pueblos del interior de la comarca, en cambio, niegan incluso tener contagiados. Actualmente, según la Junta, hay confirmados 135 positivos en el área sanitaria y 44 curados.
«Toquemos madera, pero no sólo no tenemos ningún fallecido por esta causa, sino que tampoco tenemos vecinos contagiados», asegura el alcalde de Canillas de Albaida, Jorge Martín (PP). Lo mismo explican sus homólogos de Iznate, Cútar, Periana, Alfarnatejo, El Borge o Benamargosa, entre otros. Todos coinciden en que la sensación general de sus poblaciones es que están más protegidos que en las grandes ciudades.
No es de extrañar que días antes de que se decretara el estado de alarma, cientos de axárquicos que residen habitualmente fuera decidieran refugiarse en sus pueblos de origen para pasar el confinamiento. Salvadora, de 62 años, casada y madre de dos hijos ya mayores, ha sido una de ellas. Aunque natural de Riogordo, lleva más de 40 años vinculada a Periana, de donde es natural su marido, actualmente prejubilado. El matrimonio reside habitualmente en Málaga capital, concretamente en Ciudad Jardín. Pero Salvadora no lo dudó un sólo instante cuando el Gobierno anunció el estado de alarma y junto a su esposo, su hija, su marido y su nieto cogieron el coche y se fueron a Periana. «Sólo mi hijo sigue en Málaga porque tenía que trabajar y no se ha podido venir», afirma esta mujer. «Aquí me siento más protegida y segura ante un posible contagio. Llevo desde el 13 de marzo sin salir a la calle. Aquí no tengo ni que salir para hacer la compra, porque me la traen a casa», señala. Según el alcalde de Periana, Rafael Torrubia (PSOE), su localidad tiene más habitantes ahora que incluso en pleno verano, que es cuando más gente hay.

Juan Antonio Reyes Gutiérrez, dueño de Grupo Reyes Gutiérrez: «El estado de alarma no nos ha afectado, incluso hemos crecido en ventas. En Avomix, en cambio, si hemos notado un parón»
La situación se repite en otras pequeñas localidades de la comarca. En Cútar, su alcalde Francisco Javier Ruiz Mérida (PP), dice que es porque los vecinos ven a los pueblos como lugares saludables.
Nieves, madre de dos hijos de 13 y 10 años, aunque viven habitualmente en Vélez-Málaga, donde trabaja su marido, es una de esas personas que ha regresado a Cútar. «Nunca he dejado mi pueblo. Aquí tengo mi familia y paso todo el tiempo que puedo con ellos. En Vélez vivo en un piso y cuando suspendieron las clases me vine a mi pueblo porque me siento más segura aquí, aún cuando mi marido tiene que ir a Vélez a trabajar. Mi casa tiene un patio en el que mis hijos pueden jugar y salir. Hay tiendas y farmacia. No nos falta de nada, aunque seguimos confinados», señala.
Recuerda que en Vélez unos días antes del estado de alarma se «respiraba el pánico entre la gente. Todo el mundo estaba haciendo acopio de alimentos». Nieves lleva ya más de un mes en su pueblo natal, convencida de que es lo mejor. Esta vecina es una de las muchas mujeres que en los pueblos ha estado haciendo mascarillas para sus vecinos.
Pablo Crespillo, alcalde de Salares, de apenas 180 habitantes, la mayoría mayores, dice que su pueblo tiene dos tiendas que abren sólo por las mañanas. «Son las únicas horas del día en las que se ve algo de movimiento en las calles, porque por las tardes Salares parece un pueblo abandonado», declara el regidor.
El único sector activo en la comarca es el campo y la alimentación. Mari Tere es propietaria de una pequeña tienda de comestibles en Alfarnate, Comestibles Pepe Pailla. Asegura que con motivo del estado de alarma está vendiendo algo más. La principal razón es que ahora la gente no puede salir del pueblo a comprar y el mercadillo ambulante semanal tampoco se celebra. «La gente no viene a diario. Hace la compra para varios días y, sobre todo, verduras y fruta fresca», dice esta empresaria, que lamenta no poder tener guantes para ofrecerles a los vecinos. Su tienda, como las demás del pueblo, sólo abre hasta mediodía.

Cierres

El caso de Mari Tere no es el mayoritario en la comarca. Muchas empresas han tenido que cerrar. Según las asociaciones de Comerciantes y Empresarios de Vélez (ACEV) y de Torre del Mar (ACET), «más del 85% de las empresas de la comarca de la Axarquía se han visto obligadas a cerrar sus puertas o han sufrido caídas sin precedentes en su facturación como consecuencia de la crisis de la COVID-19 y las medidas adoptadas para combatirla. «Muchas tienen en serio peligro su continuidad», afirma el presidente de la ACEV, Fernando Lisbona.
Fernando Lisbona Noguerol, presidente de la Asociación de Empresarios de Vélez: «Exigimos al Ayuntamiento que ponga todos sus recursos a disposición del tejido empresarial para salir de esta crisis»

En la capital de la Axarquía, las dos asociaciones empresariales han unido sus fuerzas para exigir medidas de ayuda al Ayuntamiento, medidas que pasan por la exoneración de todos los impuestos y tasas municipales, incluso el IBI, mientras dure el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. «Lo que pedimos es que el Ayuntamiento ponga todos sus recursos a disposición del tejido empresarial», señala Lisbona, para quien el sector de restauración, turismo y hostelería es el más afectado.
El tropical tiene la suerte de seguir a pleno rendimiento. Juan Antonio Reyes Gutiérrez, dueño del Grupo Reyes Gutiérrez, especializado en producción, exportación e importación de aguacate y mango, asegura que en lo personal está disfrutando más de sus hijos y su mujer y aprovechando para hacer cosas que antes no hacía. Empresarialmente, distingue entre Avomix, que es la empresa del grupo dedicada a procesados, que ha sufrido «un gran parón con problemas de impagos», y Reyes Gutiérrez, que ha visto incluso cómo ha incrementado sus ventas. «Nosotros estamos muy centrados en el 'retail', que es el que está tirando del consumo. Por ello, el estado de alarma no nos ha afectado, toda vez que incluso hemos crecido», asegura el empresario.
Las cosechas se sigue desarrollando sin problemas. «Al contrario que en otros lugares la gente que trabaja en el campo no falta. La gente quiere trabajar», afirma Reyes. «Los trabajadores están demostrando una gran responsabilidad. Por suerte, no tenemos ningún contagio entre ellos y el absentismo laboral es mínimo», dice.
José Antonio Villodres, presidente de la Asociación de Empresarios de Rincón: «Tenemos la esperanza de que cuando todo esto pase el turismo nacional y de segundas residencias ayudará a remontar»
Por su parte, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Rincón de la Victoria (ACEV), José Antonio Villodres, reconoce que el tejido empresarial está «muy preocupado», pero confiado en que «el turismo nacional y de segundas residencias ayudará a remontar rápido». «No dependemos mucho de los extranjeros», dice. Justo lo contrario de lo que ocurre en Nerja, donde la mayoría de los visitantes y residentes son de origen foráneo. «Este verano va a ser muy duro», sostiene el presidente de los empresarios locales, Juan Carlos Pinilla.

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