martes, 14 de junio de 2011

Mi viaje favorito.


Heriberto Zorrilla - Artista plástico, fundador del la corriente pictórica esencialismo.

Hay un momento emocionante que ocurre cuando las imágenes de tu imaginación - las fotos, los anécdotas que has asimilado de aquellos lugares, de aquellas ciudades que desconocías- comienzan a experimentarse con todos los sentidos.

No cabía en mi imaginación mirar París, mirar Madrid con mis propios ojos, luego de haberlas pensado como algo imposible de alcanzar. Cuando me remito a mis orígenes humildes descubro que en aquellas circunstancias un viaje a Europa era totalmente impensado.
Tuve esta oportunidad única en 1977 cuando vendí una propiedad y decidí viajar con mi mujer Helena al Viejo Continente.

Si bien recorrimos mucho Francia, fue España el país más transitado por nuestras curiosidades artísticas y sobre todo por los antepasados de ambos. Como pintores, nos ocurrió algo particularmente curioso, porque al revelar las fotos, el viejo rollo Kodak, descubrimos una doble exposición y los paisajes de Ávila, la tierra donde habían nacido los abuelos de Helena, se superpusieron con las pinturas que habíamos fotografiado de la corriente esencialista. El resultado fue totalmente surrealista.

Esta ciudad de Castilla mantiene en la actualidad la forma medieval, con calles muy angostas donde a penas cabe un auto. Una ciudad cercada por murallas muy antiguas donde la piedra domina la construcción con una prepotencia abrumadora, ya que está presente en todas sus laberínticas cuadras, los puentes, los pórticos, las veredas. Muy parecida a Toledo.

Recuerdo que para encontrar un lugar donde almorzar observábamos a la gente común, a los choferes, a los curas y siempre parecía que elegíamos bien, ya que disfrutamos de aquellas paellas familiares en mesas de madera arrinconadas en las esquinas. Trujillo, en Cáceres, al sureste español, otro ejemplo de aquel encanto, tiene mucho de esos rincones pintorescos para comer.

En la capital de León nos quedamos pasmados por la catedral, la más auténticamente gótica al estilo francés en el sentido puro del término que existe en España. Santa María de Regla es una edificación impactante, sobrecogedora, levantada en pleno Camino de Santiago, cuyos vitrales no están decorados con ideas de simbolismo religioso sino con un diseño que no tiene comparación. Una asombrosa exquisitez.

En Granada me sucedió algo realmente extraño. Una señora que me crucé por una plaza se detuvo y me dijo: "¡Sos igual que Encarnación!" y siguió camino. Me quedé helado, porque de ese pueblo venían los descendientes de mi madre que se llamó Encarnación. Mi madre nunca había visitado Granada y nunca entendí por qué dijo lo que dijo esa mujer. Mi madre, dicho sea de paso, siempre recordaba los anécdotas familiares de aquel pueblo de sus abuelos. Me acordé de ella, de aquellos deseos inconclusos que yo de alguna manera hacía realidad con este viaje.

En el pintoresco pueblo de Periana, en Málaga, recorrí los antepasados de mi padre y resultó extraño que mi apellido, Zorrilla, estaba en todos lados, en las tintorerías, las carnicerías. Había muchos Zorrilla. Incluso el alcalde de ese momento llevaba mi apellido.

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