Daniel Clavero ha quedado finalista en el XI Certamen de Poesía, Microrrelato y Guion de la Revista La Oca Loca. Ha quedado finalista en la sección de Microrrelatos.
La Oca Loca es una revista cultural para los centros penitenciarios de España, con sede en la prisión de Daroca (Zaragoza). En el certamen hay dos modalidades, la interna, donde participan los presos, y la externa, donde puede participar cualquiera. El fallo con los premiados lo publicaron el pasado 5 de abril. Su microrrelato se titula "PACIENTE CERO".
PACIENTE CERO
Sabe que la muerte le aguarda. Aunque eso ya lo sabía antes de aterrizar. No tardaron en capturarlo, pero esto también estaba previsto. Nadie le ha obligado, él mismo se ofreció voluntario para la misión. Todo sea por el imperio. Un imperio caduco, decadente, sí, pero que en su tiempo fue el más floreciente de la galaxia. Su avanzada tecnología no tenía parangón. Dioses en potencia, conquistaron innumerables mundos y viajaron más allá de las estrellas. Nada ni nadie rivalizaba con su poder, por lo menos hasta el momento en que repararon en su entorno más próximo. Un planeta insignificante y primitivo, aunque sin embargo la única civilización que les restaba por conquistar. Quién iba a pensar que esas grotescas criaturas los aniquilarían por culpa de un ridículo germen.
Desde la ventanilla del furgón donde lo llevan preso, tiene la oportunidad de examinar el mundo del que hablan sus libros de historia. Sus toscas viviendas se suceden y su hierba ni siquiera es roja. Ha transcurrido más de un siglo desde que los invadieron y diríase que han involucionado. Y a pesar de eso planean expediciones a Marte, de enviar a sus patéticos hombrecillos al corazón del imperio. Eso sería una humillación imperdonable. Por eso no sucederá, por eso a él le inocularon el germen que diezmó su especie. Los hombrecillos eran inmunes, aunque ahora ha mutado. Ahora es contagioso y letal.
Los militares que le acompañan se burlan de él, saben lo que le aguarda. Él también ríe, aunque para sus adentros. Pobres ignorantes, no son conscientes de nada. Un letrero junto a la carretera se avista por la ventanilla. Si supiera leer chino mandarín, el alienígena sabría que pretenden diseccionarlo en un lugar llamado… Wuhan.
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