viernes, 1 de mayo de 2020

Dos perialeñas comparten su afición a la escritura en el Diario Sur.


Hoy tengo una gran noticia que contaros, desde que se estableciera el estado de alarma y su posterior confinamiento, muchas han sido las actividades realizadas por todo el mundo para tratar de amortiguar los efectos de esta situación.
Aunque siempre he tratado de contar a través de este y otros blogs eventos de nuestra localidad nunca me había atrevido a escribir otro tipo de textos.
Desde hace unos años comparto esta afición con un increíble grupo de amigos en el vecino pueblo de la Viñuela, en donde tratamos de aprender los unos de los otros y sobre todo disfrutar de nuestro vocabulario y de la literatura.
Un Club de Lectura y Teatro en donde tratamos de dar rienda suelta a nuestra imaginación y aprender a trabajar nuestras limitaciones.
Con motivo del confinamiento Diario Sur ha creado una sección de microrrelatos que se publican los viernes, sábados y domingos, para tratar de paliar esta situación que estamos viviendo.
Aquí os muestro dos de los microrrelatos publicados de dos perialeñas que formamos parte de este Club de Lectura y Teatro de La Viñuela.

GEMA FRÍAS LUQUE
VERSOS EN TU BUZÓN (01/05/2020)
De valiente tengo poco, de apariencia noble y de espíritu indomable siempre estuve en el límite, en ese borde de la espada en donde a veces al más mínimo error puedes correr el riesgo de tener que curar una herida más…
En ocasiones me he comportado de manera etérea, he sentido una profunda gratitud por  todas aquellas estrellas fugaces que cumplieron todos mis deseos.
En ocasiones te recuerdo, me pusiste la miel en los labios pero jamás tu corazón hizo destellos de ese amor que deposité verso a verso en tu buzón.
Palabras que nunca tuvieron respuesta, y este amor se forja en silencio esperando otra estrella que lo guíe.

CANDE MOLINA MOSTAZO
SUS MANOS PEQUEÑAS (01/05/2020)
Camino por la calle y cada ruido me sobresalta. Tengo miedo, de vez en cuando miro hacia atrás, sigo andando un rato sin rumbo, me agrada el viento en mi rostro, me alivia el dolor del golpe, veo las hojas caer de los árboles, son frágiles y hermosas. Recojo a mi hija pequeña del colegio, subimos al autobús y miro por la ventana, ellos sonríen cogidos de la mano, ella compra el periódico mientras se cuelga su maletín, el abuelo lleva su compra del mercado, el autobús se para en un semáforo y ahora tras la ventana veo una floristería tiene la puerta llena de flores, miro las rosas rojas, recuerdo ese ramo que me regaló. Las lágrimas caen por mi rostro y unas manecillas suaves y tiernas, las intenta secar, entonces despierto y las beso con fuerza, el autobús llega a la parada pero nosotras no bajamos.

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