PREGÓN Nº 27 DE SAN ISIDRO
2014 A CARGO DE FRANCISCO MORENO TORÉS.
Muy buenas noches, con palabras así da
gusto empezar en el pueblo donde uno ha nacido; agradecer, lógicamente, tanto a
Rafael como a Cristina sus palabras y desde luego mucho de lo que han dicho,
todo verdad, pero poco merecido, yo creo que Periana se merece todavía mucho
más; un aplauso para ellos porque de verdad, de verdad, de verdad que me ha
encantado la presentación que han hecho.
Sin
más dilaciones, comienzo el pregón para todos ustedes
-Sres. concejales y autoridades, mayordomos
y Hermandad de San isidro, vecinos de Periana, amigos y visitantes: Buenas
noches a todos y bienvenidos a las fiestas de nuestro Patrón San Isidro 2014.
-Cuando hace alrededor de dos meses los
mayordomos me pidieron que fuese el pregonero este año, aparte de la gran responsabilidad
de pregonar en San Isidro y en mi pueblo, un gran problema añadido se me planteó:
qué podía decir, qué tema podía tocar… que no se haya mencionado ya por alguno
de los 26 ilustres pregoneros que me han precedido. Y es más, que ha sido dicho
y contado de manera elegante, brillante y lucida; en prosa o en verso, pero que
nos ha llegado a lo más hondo del corazón. Basta nombrar a José Luis Navas (el
primero) o a José García Téllez, Rafael Núñez Ruiz, Antonio Ruiz Torés, Juan
Manuel Núñez Arrebola, Miguel Blanca Gómez, Mercedes Alarcón, José Manuel Frías
Raya… y todos los demás… hasta llegar a Rosa
María Rodríguez, el año pasado. Basta decir sus nombres, digo, para saber de la
categoría personal y profesional de cada uno de ellos…
Y todos nos han recordado unos hechos lejanos
o cercanos vividos en Periana en torno a San Isidro. ¡Tan ameno y bonito lo han
hecho, año tras año, que al tiempo que oíamos sus relatos, nuestras fibras más
sensibles nos hacían recordar y suspirar, a la vez, invadiéndonos una profunda
y sentida emoción!.
Pues
bien,
-Quienes por trabajo, por estudios o por cualquier
otra circunstancia han pasado algún tiempo lejos de Periana, probablemente les
haya ocurrido algo parecido a lo que les voy a contar de mis propias vivencias.
Con tan solo diez u once años, un niño
todavía, emprendo un largo viaje hasta Béjar, en Salamanca, con otros
compañeros de nuestro pueblo y parecida edad (Pedro “mendas” y Rafael “catalino”,
entre otros) para estudiar con los Padres Teatinos…(¡Menudo frío con todo
nuestro alrededor nevado durante el invierno que parecía no terminar nunca!); tres
cursos más tarde nos trasladan a Palma de Mallorca para continuar cuarto y
quinto de bachiller (¡Aquello ya era otra cosa!); en todos esos años solo
volvíamos a Periana un mes al año: el mes de Agosto.
¿Y por qué tan lejos siendo tan niños? La
razón es muy sencilla: no hay instituto en Periana, el más cercano está en
Vélez; y estudiar en él supondría un gasto excesivo que no lo podía soportar la
nada boyante economía de nuestros padres;
por tanto, y si queríamos estudiar sin hundir por completo a la familia,
había que resignarse y cargar con la separación de los seres queridos durante
once meses al año.
Por ese
tiempo e incluso el posterior, estudiando ya en Málaga, cuando llegaba el mes
de Mayo… algo un tanto extraño pero tremendamente placentero ocurría en mi
interior; un nerviosismo, una morriña, un desasosiego, una inquietud, una
somnolencia especial se apoderaba de mí y en volandas me traslada a Periana.
A medida que pasan los días y se va acercando
el 15, con mucha mayor claridad una multitud de imágenes se acumulan y pasan
por mi mente en unos instantes, como si fuera una película hecha realidad; y
así…
-La
toma de medidas y las varias pruebas del traje en casa de la modista, en mi
caso Catalina de Zorrilla, es la señal de que San Isidro se acercaba. Es algo
que no se puede esquivar porque la costumbre dicta que hay que estrenar traje y
zapatos en San Isidro; zapatos que nos dejaba más de una rozadura, cuando no pequeñas
heridas sangrantes, y traje que nos incomodaba sobremanera porque el encargo de
nuestra madre ese día era: “ni ensuciar, ni manchar”… con lo cual apenas te
podías mover con naturalidad. Pero todo se soporta, ¡es San Isidro!
-El engalanado de las calles con banderitas
y ristras de bombillas así como el montaje de “los puestos y atracciones” dicen
ya a las claras que San Isidro está a punto de llegar.
-Y el subir a la estación, o al cruce (los
empalmes, decíamos nosotros) para esperar la llegada de la banda de música (casi
siempre de Vélez, aunque también en ocasiones de Benamocarra, de Benamargosa y
hasta de Alozaina) y que junto a los mayordomos acompañábamos mientras se hacía
el pasacalles por el pueblo, es la señal de que las fiestas de San Isidro han
comenzado.
Ahora los recuerdos se entremezclan sin
distinción de día concreto, pero cada uno se hace nítido para aflorar con
intensidad en mi pensamiento:
·
Los fuegos artificiales
anunciadores del inicio de las fiestas…
·
Las vueltas y vueltas en el
tiovivo y la noria…
·
Las “volaeras” con carrera
incluida en el aire agitando pies y manos para alcanzar, agarrar, empujar y
desplazar al de delante…
·
Los coches de choque que
cuando más fuerza y velocidad necesitabas para chocar con alguien, el coche se
paraba y otro te golpeaba…
·
Los escobazos recibidos en
el recorrido del tren del infierno (sobre todo en el túnel), que te aterraba,
pero que una y otra vez volvías a repetir viaje…
·
El turrón de “Antonio el
puesto”, siempre el primero en llegar…
·
Y la foto en el caballo de
cartón de Ángel…
·
Y Ramón de las avellanas
ofreciendo peladillas, pipas y, cómo no, avellanas…
·
El empujar en las
“barquillas” para alcanzar altura o dar la vuelta completa, mientras el
encargado, algo asustado quizás, se afanaba en frenar tanto
ímpetu
mediante la tabla de freno; respiraba tranquilo cuando haciéndola rozar con la
quilla de la barquilla conseguía, poco a poco, que se detuviera…
·
El circo con “la mula
Francis”, los payasos y los trapecistas…
·
La carrera de cintas a
caballo; cintas bordadas a mano y, quizás, con el deseo de que fuese cogida por alguien
determinado…
·
Ah! Y el baile después de la
cena. Baile en la explanada frente al ventorro; Cuatro o cinco músicos de la
banda componían la orquesta que amenizaba el baile hasta la madrugada. Como
había que pagar, de niños nos apretujábamos contra la valla delimitadora para mirar
por encima o por los resquicios entre los paneles; nos conformábamos con ver y
escuchar la orquesta, reconocer a las parejas que bailaban y observar a quienes
sentados en las sillas de tijera alrededor de los veladores de madera en los
que no podía faltar las avellanas, las peladillas y la gaseosa Pemarca, miraban y charlaban, como nosotros fuera.
·
Más tarde y cuando el baile
pasó al “llano”, a la espalda de la iglesia, el escenario de los espectadores
pasivos como yo, cambió y de estar tras
la valla pasamos a estar sobre el muro y quien había conseguido sitio en
primera línea (cosa que no siempre era fácil de lograr), la panorámica era
total. Aparte de ver la orquesta, el público y los bailongos en la pista, nos
encantaba la orquesta ya más modernita o el conjunto musical que contaba con vocalista
de quien nos atrevíamos a hacer algún que otro comentario. Y así… hasta llegar
a las orquestas, conjuntos y cantantes actuales y sin tener que pagar entrada.
·
Las fondas como La Giralda
de Pepito la Justa y Domingo “Panseco” después, la Posada de Joseico Arranquina
y la Pensión del Chico Martín se encuentran al completo de feriantes y
visitantes. Muchas casas acogen a familiares venidos desde distintas zonas de
España e incluso del extranjero para la ocasión. Multitud de gente en la calle,
sobre todo, en La Lomilleja y el Paseo de Bellavista, por lo que el encuentro con familiares,
vecinos o amigos que estando fuera vuelven a Periana por San Isidro, es
frecuente por no decir continuo. Y la mayoría ha venido para cumplir una
promesa hecha al santo: echar, personalmente, el trigo comprometido durante la
procesión del día 15.
Seguramente la cara de felicidad y
ausencia es tan grande que no pasa desapercibida y un codazo del compañero de
pupitre me advierte que el cura responsable del salón de estudio se está
dirigiendo a mí indicándome que aterrice
y deje de estar en babia… Eso y las risas de los compañeros me hacen retornar a
la realidad y continuar con las actividades que tocan: ejercicios y estudio.
Pero es por poco tiempo… en cuanto se restablece el silencio…, vuelve el
relajamiento…, y… el avión o el tren AVE actual son caracoles en comparación
con la velocidad con que el pensamiento me lleva, de nuevo, a mi pueblo: 15 de
Mayo, ¡EL DÍA!.
-Desde muy temprano el trajín de toda la
familia de la casa es enorme. Hay que hacer muchas cosas y no hay mucho tiempo.
Y si además añadimos los nervios: ¡Cualquier cosa puede pasar!
-Hay que calentar agua para lavarse… en una
palangana… La comodidad de ahora de al abrir el grifo que salga el agua
hirviendo en el cuarto de baño, era desconocida hasta algunos años más tarde. Y,
posiblemente, esa agua la había llevado a casa uno mismo en un cántaro de barro
llenado en los caños de esta fuente pocos días antes…
-Desayunar algo, aunque fuese sin ganas, porque la vuelta para la comida se haría
tarde.
-Vestirse con calcetines, traje, corbata,
zapatos y correa -todo de estreno- lleva su tiempo por la falta de costumbre; y
además hay que peinarse bien y perfumarse con unas gotas de colonia.
-Y ya el tiempo apremia; hace tiempo que la
banda pasó tocando y estará ya cerca de la iglesia; tocará durante la
Consagración y la Comunión. Debe faltar poco para que las campanas repiquen el
tercero y último toque; casi seguro que ya no hay sitio en la iglesia.
-Efectivamente, cuando consigo llegar, la iglesia está llena, es muy difícil
ubicarse, hasta los pasillos están ocupados. Consigo acomodarme, de pie, por
supuesto, en uno de ellos. Y empieza la Misa.
-Tras la lectura del Evangelio, el párroco
sube al púlpito desde donde domina a todo el gentío concentrado y con voz en
directo, es decir, sin micro ni altavoces que no los había, comienza la
predicación que, como es natural, hoy glosará la figura de San Isidro…
Y se hará hincapié, por encima incluso de
los milagros que se le atribuyen, a su ejemplaridad como marido, padre y
labrador. Es un hombre normalito de vida
sencilla como trabajador del campo; como cualquier vecino de nuestro pueblo;
por eso debe ser el ejemplo a seguir e imitar.
- Después
de Misa, hay que lucir y presumir de traje y zapatos; y para ello nada mejor
que un paseo por todo el real, un refresquito o cervecita y algún que otro
baile en la caseta que ahora sí es
gratis (¡qué pasodobles aquellos!), o también simplemente disfrutar de la
música que sale de los instrumentos de la banda.
- Cuando
echas cuentas, es tardísimo; hay que irse a comer y prepararse para la
procesión.
Las cinco de la tarde: cita inaplazable con
San Isidro; va a comenzar su procesión,
su peculiar paseo por las calles de Periana recogiendo el trigo que los vecinos
le ofrecen. Ahora se apretujan las imágenes deseando pasar todas a la vez:
-Las campanas parecen querer romperse de tanto
repicar avisando la salida de la Iglesia, toca la música el himno nacional, San
Isidro en alto mecido por primera vez por los porteadores, la gente
aplaudiendo. Impresiona. Sobrecoge.
-No ha terminado de desaparecer esa imagen
cuando vislumbro la siguiente: frente a la iglesia y desde los balcones
comienza lo que será constante en todo el recorrido y hasta el retorno al
templo cuando sean ya la una o dos de la madrugada: el trigo que cae, como si
de un chorro de agua se tratara, desde la boca del saco sostenido por unos
brazos vigorosos y resbalando por cabeza, rostro y cuerpo de San Isidro acaba
por recogerse en las andas (andas que en esa época eran de madera). Difícil expresar
con palabras el momento, es una estampa que entra en la retina y se graba en el
corazón.
-De nuevo irrumpe con prisa otra
diapositiva, la tercera aunque esta es ya muy actual. Es el momento que tiene
lugar en esta plaza donde nos encontramos y que será real mañana.
-San Isidro se acerca a la plaza de la fuente
que está al completo: plaza, terrazas, balcones, escalerillas, balates, entradas
de las calles que en ella desembocan… todo está ocupado, no cabe ya ni un
alfiler… y San Isidro avanza con dificultad entre tanta gente hasta
posicionarse cerquita de la pila y de cara a la imagen homóloga que nos preside
…
-Se alza, se mece, se da la vuelta, se
vuelve a mecer, se vuelve a alzar, se va hacia delante, se va hacia atrás; en
algún momento da la impresión de que va a caer al suelo, ¡tantos y tan grandes
son los movimientos que los costaleros
hacen!, pero no, San Isidro sigue firme, de pie y entero. Suena el himno, muchos
asistentes lo cantan, todos aplauden y de las gargantas salen los vítores
cargados de emoción, entusiasmo y veneración. Extraordinario. Maravilloso.
Imposible contar todo cuanto sucede: “Casi anocheciendo, muchas, muchísimas
velas encendidas, San Isidro meciéndose en alto, la banda tocando y la gente
aplaudiendo es una instantánea, una foto fija, una postal que perdurará
mientras viva”. Si el dicho afirma que una imagen vale más que mil palabras, sin duda
ésta vale más de un millón. Y sí, faltan palabras para expresar tanta
emoción y tanta belleza. En la garganta hay un nudo que nos deja sin habla por
un momento y alguna que otra lágrima se escapa. Es un momento mágico que tenemos la gran suerte los perialeños de
repetir en el atardecer de cada 15 de mayo y que siempre, siempre, siempre… nos
acompañará en lo más profundo de nuestro ser.
San Isidro llegó aquí con sol y va a
proseguir el recorrido amenazando ya la noche
-- Pero llegados aquí es el momento de poner
al día a la nueva imagen que hace muy poco, el pasado 9 de marzo, fue entronizada con solemnidad en esta plaza y
que permanecerá silencioso todo el año en su hornacina salvo los días de la romería; quiero contarle
algunas de las cosas que hasta no hace mucho tiempo se veían o percibían en
esta plaza cuando el nervio y centro vivo de Periana estaba a los pies de su
antecesor
-Hasta esta plaza de la fuente y como
encrucijada de las calles que, de alguna manera, la conforman, llegan entremezclándose conversaciones, olores y
sabores...
-por el frente desde el Bar los Nervios
pedazos inconexos de conversaciones mantenidas por quienes hoy les
denominaríamos como “contertulios” paladeando un vasito de vino con su
correspondiente y rica tapita de jamón; a eso añadir el sabor al rico tejeringo (que no churro) hecho y
vendido aquí en La fuente por Filomena (a la que conocíamos como Fifa)… y aromatizado con un fuerte olor a pescado fresco
procedente del mercado.
-por su izquierda: olor intenso y embriagador
de la matalahúva del alambique (para nosotros alambrique), olor a aguardiente
puro envuelto en sabor a dulces y pan crujiente del horno de los serenos (hoy
horno de Anita), pero con mezcolanza de sabor a café de Benítez y olor a
perfume de las peluquerías (barberías las llamábamos nosotros) de Pisablando y
Cecilio.
-por su derecha: olor a bar y tienda ligados
que proceden de la taberna de Fernando y la tienda de Inés, su mujer, camuflado con olor al establecimiento de la Pepita Torres y el desprendido por la
carnicería de Perfeto y, algo más tarde en el tiempo, la de la Adela y hoy de
su hijo “Pepe la Adela”
-y por su espalda: olor a paños y telas de
Pedro el Correo; y justo detrás del
santo: la oficina de Correos (¡el correo!)… ¡Cuántos suspiros a la espera de
que nos llegara la carta que tanto esperábamos!. Y mientras Paco va colocando las cartas en
los casilleros, un vistazo a los regalos o libros de Loly, su esposa; de esa
forma pasaba el tiempo y era más llevadera la espera.
Y como notarios o cronistas de cuanto
acontece en la plaza y en la fuente: Teresa de la Julia y Antonio Candelas.
¿Pero
qué pasa en la fuente?, ¿qué observa San Isidro desde su atalaya?
Pues un bullicio y trasiego constante de
personas y animales, ruido de máquinas como tractores y maquinillas… y,
últimamente, coches que al amanecer y al atardecer pasan por este lugar a la
“ida” y “vuelta” de los campos donde se trabaja. Paso obligado para que los
animales beban a la vez que se llena el botijo que calmará la sed en la dura jornada o las
vasijas para regar los arbolillos plantados.
Y
un constante entrar y salir de personas…
Ø de
la farmacia de D. Francisco Torres…
Ø de
los comercios de Antonio La Purita o Manolo Collareja…
Ø del
bar de Francisco el Pañero y después de José Manuel Sarrión, su hijo, más tarde
Caja de Ahorros y hoy la tienda de Juanito y Antoñita…
Ø de
la taberna de Miguel “Tapaeras”, mi tío, que llamábamos “la tasca”; ¡qué gloriosas
tardes de tapas en la camarilla con el pulpillo frito y la cervecita!); por
cierto, cámara que temblaba cuando se andaba sobre ella…
Ø y
del bar de Antonio Barroso, “castañetas”, donde hoy está la joyería y que
pronto se trasladó a la cruz para abrir junto a su vivienda una granja en donde
vi por primera vez el cartel que decía “hoy no se fía, mañana puede ser”;
claro que ese día nunca llegó. A Antonio, cariñosamente le decíamos el
diplomático y el catedrático porque de todo entendía.
Rarísimo era el día que no se pasase por la
fuente, por un sinfín de motivos distintos, una o más veces al día. Cada cual
pendiente de su quehacer y sin advertir que San Isidro desde su privilegiado
enclave no perdía “puntá”.
También ha sido testigo de algún hecho
excepcional como pudo ser el de los hermanos Rey (los curas Pedro y Santiago)
bailando la “yenca” en la llamada “operación silla” para poner en marcha el
cine de verano en el lateral externo de la iglesia. Ya se avecinaban cambios. Es
cosa de los tiempos. Y es que parte de la vida social que tenía lugar en este sitio
se ha desplazado hacia otros lares y, fundamentalmente, hacia el paseo de
Bellavista.
Si San Isidro viviese hoy, seguramente, utilizaría
tractor en lugar de bueyes en su trabajo.
-La última foto que quiere ver la luz es el regreso. La gente se vuelve
a congregar en los aledaños de la iglesia para presenciar la vuelta del santo al
templo. Se va a repetir la emoción que me embargó en la salida de la procesión
y en la fuente: toque y canto del Himno de San Isidro, el alzado y el mecido de
la imagen, los vítores que ahora son quebrados y roncos y los aplausos; el
fervor es inmenso, se me vuelve a poner el vello de punta y la carne de gallina
y un nuevo nudo atenaza mi garganta; a medida que presiento que se está llegando al final, la
melancolía me va embargando; eso sí, hay una gran diferencia y es que soy
consciente que es la despedida hasta el próximo año por lo que un
deseo-petición se hace presente “ojalá
que el año que viene pueda verte y acompañarte por las calles de Periana”
Para finalizar queridos mayordomos de San
Isidro 2014:
Mª
Carmen Avilés Zorrilla, Francisca Benítez Ruiz, Mª Prudencia y José Isidro
Calderón Negro, Miguel Ángel España Fernández, Antonio Mateos Madrid, Rocío
Molina Caro, Elías Rafael Molina Solórzano, Cristina Mostazo Pareja, Juan de
Dios Oviedo Calderón, Verónica Oviedo Pérez, Yessica Pareja Moreno, Lourdes
Retamero Barcos, Alicia Ríos Gallego y Mª Isabel Ruiz Retamero,
quiero dirigirme a vosotros y daros las
gracias por haber pensado en mí para ser el pregonero de San Isidro este año;
no sé si habré satisfecho o defraudado la confianza que depositasteis en mí,
pero, en todo caso, no dudéis que al aceptar vuestra invitación, ilusión, cariño
y respeto le he puesto a raudales.
Pero no, no es esto lo más importante; lo
verdaderamente importante, y os lo dice alguien que fue, junto con Paco Torres
y Paco “el correo”, mayordomo durante varios años seguidos, ES que sepáis que
si bien no sois imprescindibles porque nadie lo es en este mundo para nada, sí
sois muy necesarios para que cada año todo cuanto se relaciona con San Isidro
se supere y sea mejor.
Me consta que cada año dedicáis muchísimo
tiempo con esfuerzo, trabajo y, a veces, hasta dinero en hacer posible que todo
Periana (incluyendo en ella todas y cada una de las aldeas y cortijadas de
nuestro pueblo y también a quienes nos visitan sean o no perialeños), que todo
Periana, digo, se emocione al paso de nuestro patrón y disfrute con cuantos actos
de divertimento programáis. Y eso no se paga con nada; o dicho de otra manera: no
habría dinero suficiente para poderlo pagar.
Por eso os digo que no desfallezcáis, que os
necesitamos, que queremos vivir cada año estos momentos gloriosos y mágicos en
torno a nuestro patrón; y que se repitan cada año con más esplendor y
solemnidad. Que cuantos estamos aquí, y me atrevería a decir que una gran
mayoría del pueblo de Periana, valoramos y agradecemos cuanto sabemos que
hacéis; en todo caso nuestro vecino más insigne, San Isidro, que sabe y conoce
con detalle el cariño que ponéis, OS LO PREMIARÁ CON CRECES.
No me alargo más, agradeceros a cuantos
estáis aquí el haberme escuchado y eso sí, desearos a todos, con todo mi
corazón, que disfrutéis al máximo en estas fiestas que hoy comienzan y ojalá que
todos podamos repetirlas y gozarlas durante muchos años.
Y para que San Isidro siga siendo el
protector de Periana, y que no se olvide de todos los perialenses, presentes y
ausentes, os propongo que digáis conmigo:
¡Viva San Isidro!,
¡Viva Periana!,
¡vivan los mayordomos
de San Isidro!,
y una vez más ¡VIVA
SAN ISIDRO en Periana!
Periana
14 de Mayo de 2014
Francisco
Moreno Torés
El miércoles 14 de mayo, a las 21´30 horas, dio comienzo el tradicional Pregón de las Fiestas de San Isidro 2014 a cargo de D. Francisco Moreno Torés.
Los vecinos y vecinas congregados en la Plaza de la Fuente volvimos a emocionarnos en un acto que contó con las siguientes intervenciones:
- D. Rafael Torrubia Ortigosa, en representación del Ayuntamiento de Periana.
- Dña. Cristina Mostazo Pareja (Mayordoma de San Isidro 2014).
- D. Francisco Moreno Torés, designado Pregonero de las Fiestas de San Isidro. Finalizada su alocución, recibió una placa conmemorativa.
A continuación, los Mayordomos ofrecieron un exquisito ágape a todos los asistentes.
TEXTO: JOSÉ MANUEL FERNÁNDEZ ORTÍZ
MÁS INFORMACIÓN: www.isidrolabrador.blogspot.com
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