miércoles, 16 de enero de 2013

CAMINOS PARA EL VERANO El encanto árabe de la Axarquía.

2/08/2011 EFE
Hasta 1487, la comarca malagueña de la Axarquía resistió el avance de las tropas cristianas durante la Reconquista convirtiéndose en uno de los últimos territorios bajo la dominación árabe. Fruto de este pasado es su herencia arquitectónica, vestigios del esplendor andalusí que aún se aprecian en muchos de los 31 municipios que componen la comarca. Para conocer su historia a través de su arquitectura se creó la Ruta mudéjar, término que proviene de la voz mudayya y que se aplica a los hispanomusulmanes que, tras la conquista cristiana, permanecieron bajo el nuevo Estado castellano conservando su religión, lengua y organización jurídica.
Estas raíces árabes de la Axarquía se evidencian en los cinco pequeños pueblos de interior que recorre la ruta -Arenas, Árchez, Salares, Sedella y Canillas de Aceituno-, salpicados de alminares y arcadas. Pueblos que, además, se encuentran en las faldas del Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama. Durante los 40 kilómetros de ruta se puede visitar el castillo de Bentomiz en Arenas, fortificación fundamental en la rebelión morisca de 1568 y que ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la comarca. Otros vestigios son los cuatro alminares árabes adosados a iglesias cristianas que se conservan en Daimalos (Arenas), Corumbela (Sayalonga), Árchez y Salares, estos últimos declarados monumentos nacionales. Son construcciones realizadas entre los siglos X y XIV que servían para llamar a los fieles a la oración. Algunos de ellos fueron transformados para añadirle algún campanario o símbolo cristiano, pero otros se mantienen intactos.

Un pasado andalusí que también sorprende en el trazado de las calles de muchos pueblos, como Frigiliana, famoso por su premiado casco histórico de herencia morisca. Calles estrechas, sinuosas y empinadas; pasadizos y adarves forman un entramado urbano de pequeñas casas encaladas encaramadas unas sobre otras. A la entrada de Frigiliana recibe imponente El Ingenio, una casa solariega del siglo XVI, que alberga una de las pocas fábricas de miel de caña que existe en Europa, además de una almazara que aún moltura con métodos artesanales. La Fuente Vieja, la Ermita de Ecce Homo, los Reales Pósitos o el Torreón son algunos de los ejemplos de los monumentos que encontrará en su paseo por Frigiliana.
Otra ruta a realizar, esta más espirituosa, es la del vino y la pasa, que recorre los municipios de Totalán, Comares, Cútar, El Borge, Almáchar, Moclinejo y Cómpeta. El paseo atraviesa buena parte del interior axárquico, conectando las costas del Rincón de la Victoria con la entrada a los Montes de Málaga. El recorrido discurre por laderas en las que los cultivos de la vid rompen las normas de la física creciendo en desniveles imposibles. Salpicando el recorrido, los paseros, casas y cortijos completan una ruta única en Europa gracias a una variedad de pasa reconocida mundialmente y al vino moscatel, un caldo dulce que cuenta con su propio museo en Cómpeta, donde el 15 de agosto se celebra la Noche del Vino. También la pasa tiene su fiesta en El Borge, el tercer domingo de septiembre. Junto a los frutos de la vid, la Axarquía ofrece también un aceite, el verdial, de sabor afrutado y que se produce en los parajes más abruptos de la alta Axarquía, en las almazaras de Periana, Mondrón o Riogordo.
Otra ruta discurre por los campos de cultivos subtropicales en seis municipios: Rincón de la Victoria, Macharaviaya, Vélez-Málaga, Benamocarra, Iznate y Benamargosa. Mangos, papayas, chirimoyas y, sobre todo, aguacates -el 70% de la producción europea se da en la zona-, conviven en perfecta armonía con los tradicionales cultivos de la Axarquía.

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