jueves, 25 de julio de 2013

Mujeres con Talento, María Moreno Riera.



MUJERES CON TALENTO, MARÍA MORENO RIERA

Hoy quiero hablaros de María Moreno Riera nacida el 15 de noviembre de 1926, hija de Manuel Moreno Núñez y África Riera Guiral. La mayor de tres hermanos, la seguirían Carmen y Manolo.


 En esta imagen posan sus padres Manuel Moreno Núñez y África Riera Guiral.

Su abuelo materno era capitán del ejército y eran naturales de Granada. Cada verano viajaban a Periana para disfrutar de la tranquilidad que se respiraba en nuestra localidad.
En el año 1924 la joven África se enamora de Manuel, poco más tarde se casan y se establecen en Periana en calle Córdoba nº 13. Manuel,  era natural de Periana, y se dedicaba al cultivo de tierras que poseía en las Mayoralas, y su madre era ama de casa.



Todo su aprendizaje lo hizo de manos de Dña. Adelaida, fue su "ojito derecho", ya su maestra veía en ella su gran dote profesional.

Una de sus pasiones de niña era jugar al diábolo, en el patio de la escuela (actual Plaza Alfonso XII) María lanzaba el diábolo y sus compañeras de colegio se subían al muro para ver como éste alcanzaba tal altura, y mientras el diábolo subía y bajaba, a María le daba tiempo a saltar entre las cuerdas que lo lanzaban.

Dña. Adelaida Fernández Soto dió clases en Periana durante más de cuarenta años, gozó de una gran amistad con María e incluso una vez se jubiló pasaba grandes temporadas en su casa.

Pronto la joven María se implicaría en distintas actividades sociales que alternaría con la que fue su profesión.(En la imagen anterior posa María a la edad de 25 años).



 En esta imagen  posa María a la derecha de Dña. Adelaida.
En el año 1956 se inaugura la Central Telefónica, nuestra protagonista de hoy se encargaría del funcionamiento general, su gran apoyo fue su madre, la cual disfrutaba ayudando a su hija en esos menesteres, incluso, a veces daba los recados telefónicos, desde bien temprano, para no despertar sospechas en su hija, su madre era excesivamente agradable con sus vecinos, no le importaba caminar hasta barriadas tan alejadas como el Cerro o el Carrascal, para comunicar noticias entre familiares que vivían lejos de su tierra. A veces los vecinos preferían a su madre antes que a nuestra protagonista, ella era fiel a su trabajo, y su madre, conmovida, a veces, por la falta de comunicación y de recursos económicos, hacía lo imposible por enviar pequeños mensajes que le llegaban a modo de recado, todo el pueblo coincidía en que su madre tenía mucha simpatía para el trato con el público.


En los años 60 eran pocos los teléfonos en las casas particulares y el sistema de comunicación era tan lento como lo era la misma vida. Para hablar por teléfono había que descolgar y que respondiera la operadora desde la centralita; una centralita en la que las conexiones se hacían con clavijas y para hablar de cualquier provincia a otra suponía dos horas de retraso.

A partir de las 8 de la tarde el salón de la Central Telefónica era un hervidero de gente esperando cola para hablar con sus familiares más directos, muchos de ellos emigrantes en busca de un futuro mejor en distintos puntos de la geografía española, tales circunstancias se daban puesto que el precio de la llamada era un 50% más barato.

A María la ayudaron entre otras a este menester, Remedios Moreno Toledo, Mª Purificación Rodríguez Godoy, Mª Carmen Benítez Pascual, las cuales desarrollaron esta labor desde muy temprana edad.

 En esta casa estaba ubicada la Central Telefónica que dirigía María.


Durante unos años combinó su profesión de telefonista con la de encargada de la cooperativa de costura que había en Periana cuya dueña era Leonor Aranda. Estaba a cargo de 20 jóvenes aproximadamente, cosían pantalones y faldas vaqueras entre otras cosas.

Realizó cursos de Puericultura y de Técnicas básicas de enfermería, cursos que desarrollaría estando en la Sección Femenina de Málaga, a la edad de 30 años, para ese tiempo ya contaba con su carnet de conducir, nuestra protagonista se anticipó a su época y sería una de las pocas mujeres de nuestro pueblo en poseer el permiso de conducir.

Asistía a la Sección Femenina viajando en su Seat 600, tardaría unas dos horas en alcanzar a visualizar la ciudad, viaje que hacía con gusto y a su vuelta vendría cargada de alimentos y prendas para los más necesitados.

Hizo sus prácticas en el Dispensario de nuestra capital Malagueña.
Paralelamente a su profesión desempeñaba el puesto de Tesorera en Cáritas, asistiendo mensualmente a las reuniones que tenían lugar en el Arciprestazgo en Vélez-Málaga. Además dada su experiencia, el Ayuntamiento de Periana le daba 26 duros para realizar tareas de toma de tensión, colocación inyectables y muchas veces donaba este dinero a los más pobres, dada las dificultades económicas que sufría nuestro pueblo en aquellos años, tanta fue su dedicación en estos menesteres, que ayudaba a D. Ángel en las vacunaciones y a curar, dado el pulso tan inestable que en los últimos tiempos poseía el veterano médico de cabecera, el más querido de entre todos los médicos que pasaron por Periana.


D. Ramiro Gil Recio hizo que María se implicara a la edad de 13 años en la iglesia.

Allá donde se la necesitaba acudía, aún recuerda nuestra protagonista aquella temporada que cada mañana le mandaban una mula y uno de sus criados, desde el Cortijo Colodra, ya que un pariente estaba enfermo y debía ponerle una inyección diaria.

De no haber sido telefonista nuestra protagonista de hoy hubiera cursado estudios de enfermería, ya que poseía muchas facultades para el desarrollo de esta práctica.

  
Inauguración de una parroquia en el Centro de la capital malagueña entre ellos se encuentran, María, Mercedes y Manuel Núñez Núñez, Carmen Bueno Riera, Carmen Moreno Riera, Adelaida Fernández Soto, Carmen Molina Soto, Eugenia Salazar Sánchez, D. Ramiro Gil Recio y María Moreno Riera.

Fue amiga de personalidades muy distinguidas de Periana de los años 50 y 60, tales como Dña. Margarita y D. José Navas, D. Pedro Arrebola y su esposa Leonor, Francisco Torres (Boticario) y su esposa Mercedes, Francisco Guerrero y Conchita.

Cuatro pilares fundamentalmente se distinguieron en su vida, ya hemos hablado de su trabajo, de su profunda necesidad de ayuda a los más desvalidos (con especial preocupación en las encintas y lactantes), y además, resaltar, su profunda dedicación a la parroquia y a su familia.


 Excursión al campo en el año 1935 junto a Dña. Adelaida.
Su dedicación a la parroquia ha sido siempre una constante en su vida, transmitiendo a los más jóvenes su fe en la iglesia católica, labor que desarrollaría durante cuarenta años, además asistiendo a las reuniones de coordinadora, reuniones parroquiales, y todos los eventos relacionados con su iglesia.


Pastoral que organizó María a mediados de los años 70, coincidiendo con la visita del Obispo D. Ramón Buxarrais.

Con todos los sacerdotes que han pasado por Periana ha tenido una vinculación especial, amistad y cercanía, teniendo en muy alta estima las actividades desarrolladas por María, confiando ciegamente en su labor.


Niños de comunión, junto al Párroco D. Antonio Fernández, junto a las catequistas Encarnita Arrebola, Sor Beatriz y María Moreno Riera.
 
También fue catequista de varios grupos de la aldea de Mondrón, donde se desplazaba semanalmente, guardando grandes recuerdos de esta época.

Con algunos grupos realizó catequesis de perseverancia, en su propia casa. En la imagen inferior posa junto a Raquel Arroyo, Diego Nieto, Elías Oviedo, Ángel Ríos Pérez, entre otros. También serían alumnas aventajadas en sus clases de perseverancia Raquel Pastrana y María Jesús López.


La generosidad y altruismo de María han sido las dos variables más importantes que han marcado su vida, personal, laboral y social.

Ha estado muy vinculada con la gente joven del pueblo por esta y otras razones, siendo una mujer muy tolerante, y en muchos casos ha sido consejera y confidente de muchas personas que han necesitado de sus sabios consejos.

En su casa era la cabeza de familia, ella administraba y dirigía su hogar, ya que su madre así se lo encomendaba y siempre era la mediadora entre todos los miembros de su familia. Era hija, prima, sobrina… se hizo responsable de todos ellos, hacía de enfermera y se preocupaba de sus dolencias, dándole alivio en la medida de sus posibilidades. Compraba el aceite a sus hermanos y gracias a su perfecta administración se las arreglaba para que no faltara de nada en su casa.


 Esta humilde servidora posando junto a nuestra protagonista de hoy, María Moreno Riera.

La casa de María es también conocida como “la casa de las maestras”, las maestras que tenían destino en nuestra localidad se hospedaban en su casa, era tal su hospitalidad, que todo el mundo la buscaba para vivir en su hogar, todas las personas que por allí pasaron coincidían en que en aquella casa se respiraba "familiaridad".


 En esta imagen posa junto a Juan Rafael, uno de los niños a los cuales les dio comunión, de algunos de ellos se siente especialmente orgullosa.
 Ha tenido y tiene una especial implicación y complicidad con sus vecinos, especialmente Mª Pura Godoy y sus hijos, y con  los hijos de Leoncio (Estela y Leo) a los que vio nacer y acunó en sus brazos, y con los que sigue manteniendo una estrecha relación.


 En esta imagen posa junto a sus sobrinos y amigos.
Aunque ya se ha desvinculado de sus quehaceres voluntarios en nuestra localidad por sus dolencias, aún sigue colaborando de manera puntual en aquellos eventos parroquiales en donde se la requiere. 


Casa actual de María, en el Paseo Bellavista, su anterior vivienda estaba situada en la Plaza de la Fuente. En los años 80 se mudaría a esta casa, propiedad de sus primas.
Actualmente disfruta de su casa, situada en el Paseo Bellavista, de las visitas que recibe a diario, le encanta leer y charlar con sus amistades, sus puertas están abiertas para todo el mundo. 

  
Todo lo que aprendió María fue gracias al incontable número de personas con las que se relacionó, mujer valiente y decidida, siempre unida a su pueblo y a sus gentes. Entregó su vida y su tiempo a ayudar a los más desfavorecidos, a los enfermos, a los más pequeños…

Mujeres como María que se llenan la boca hablando de su Periana y de sus vecinos son un ejemplo para todos nosotros. Su labor llena de generosidad y bondad es el mejor regalo que ha recibido Periana.



 María posa junto a Leo, al que considera parte de su familia, le encanta recibir visitas de los más jóvenes y recordar juntos antiguos momentos vividos.

 María posa junto a uno de los rincones más especiales de su casa. 

Agradezco la colaboración de María por abrirme las puertas de su casa y mostrarme sus recuerdos para poder compartirlos con todos vosotros.

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