PREGÓN NÚMERO 36 DE LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO LABRADOR A CARGO DE DÑA. MARÍA DOLORES PARRA JIMÉNEZ
Sra. alcaldesa, concejales y concejalas, autoridades, mayordomos y mayordomas, D. Sergiu Antal, miembros de la hermandad, queridos vecinos, visitantes, familia, amigos todos.
Buenas noches.
Nos encontramos reunidos en este emblemático lugar, la plaza de la fuente, con sus cuatro caños, llenos de agua, símbolo de vida, bajo la atenta mirada de San Isidro, el santo labrador y protector de nuestros hogares.
Un año más nos juntamos para celebrar una de las tradiciones más queridas, emotivas y esperadas de nuestro pueblo… las fiestas patronales en honor a san Isidro Labrador.
Éstas, no sólo son una oportunidad para disfrutar de la música, el baile, la gastronomía y las actividades que tanto nos gustan sino también, un momento para fortalecer nuestra fe, en nuestro patrón “San Isidro”, nuestros lazos como familia, como vecinos y rendir homenaje a nuestras costumbres.
Es un honor y un privilegio dirigirme a todos vosotros en este día tan especial, pues como he dicho antes, la festividad de San Isidro labrador es más que una simple festividad, es símbolo de nuestra identidad como perianenses, de nuestra historia, de nuestra pasión y devoción por la figura de San Isidro, es un momento para recordar a aquellos que ya no están con nosotros, pero que siempre permanecerán en nuestros corazones.
Quiero agradecer a todos los que trabajan y colaboran para hacer posible estos días: autoridades, voluntarios, servicios operativos, hermandad, y, especialmente a este grupo de mayordomos y mayordomas, que durante todo el año están trabajando incansablemente.
Gracias por vuestro esfuerzo, tesón y dedicación en hacer que los perianenses y visitantes disfrutemos de unos días llenos de alegría, diversión y compañerismo, sin olvidar la fe que profesamos a nuestro patrón San Isidro.
Quiero agradecer desde aquí a mis padres, porque gracias a ellos soy la persona en la que me he convertido.
Gracias a mi madre, maría (la maría moreno), una mujer empoderada, humilde, trabajadora, luchadora, de ella aprendí a no claudicar y a perseguir mis sueños.
Gracias a mi padre, Antonio (Antonio Café, Pitorro), hombre valiente, trabajador, con un corazón enorme, de él, aprendí a tener fe y esperanza en la vida.
Ambos me enseñaron el valor del esfuerzo, de la constancia, del respeto y del amor a nuestras raíces.
Gracias a mi hermana, la Puri Parra, una mujer de grande valores, amante de su familia y de su pueblo.
A mis hijos, Isidro y María, uno de los dos pilares fundamentales de mi vida, ellos son el motor de mi fuerza.
Gracias a mis amigos, a mis paisanos por el cariño y apoyo que me demuestran.
Gracias de corazón mayordomos 2.025 por elegirme pregonera de estas fiestas.
Cando a finales de diciembre tocasteis a la puerta de mi casa con la excusa de ir pidiendo, me extrañó por la premura, pues todavía quedaba bastante tiempo.
Me dirigí a buscar el monedero, cuando me pedisteis si podíais entrar, ¡claro que sí!, os dije, no imaginaba “el porqué” de vuestra amable visita.
Ya en el salón de la casa, Paloma comenzó a leer una tarjeta, me asombré por su relato, pues no entendía de dicha actuación,
Pero cuando Toñi me hace entrega de una caja preciosa de madera, observo que hay una inscripción en la tapa en la que se puede leer, “tengo una pregunta que hacerte”, ¡ahí reaccioné!, en mi rostro pudieron ver mi asombro, insistieron en que la abriera, ya que dudé hacerlo.
Y, cuál caja de Pandora, dentro estaba la pregunta, formulada en dos círculos de madera con la imagen de San Isidro, “¿quieres ser la pregonera de San Isidro 2.025?”
No me lo esperaba, se hizo un silencio que hasta mi perro dejó de ladrar, emocionada y un poco aturdida me pregunté, ¿por qué yo? justo ahora, cuando estoy caminando por un sendero delicado, tan lleno de lucha… en ese silencio entendí que tal vez, por eso mismo, por mis circunstancias… porque San Isidro sabe a quién escoge, y en qué tiempos, y quiso que mi voz, firme en la fe que le profeso fuera la que diera comienzo a estas fiestas en su honor.
Dudé, pero acepté, con emoción y gratitud, porque en medio de mi batalla, esta invitación fue como un regalo del cielo.
Paloma Díaz Pérez
Jorge Fernández Fernández
Lourdes Fernández Fernández
Alonso Fernández Gallego
José Antonio Gallego Muñoz
Claudia Gallego Parra
Rafael Godoy Perea
Isabel Jiménez Jiménez
Mª Dolores Moreno Calderón
Mª Antonia Moreno Zamora
Naty Morón Becerra
Mª Carmen Palomo Moreno
Belén Pareja Jiménez
Pedro Pareja Paredes
Mª Teresa Parra Pérez
Carmen Peñas Mostazo
Carmen Perea Frías
Mercedes Perea Frías
Pablo Pérez Morón
Miguel Pérez Mostazo
Alejandro Toledo Perea
Mª Carmen Zurita Sánchez
De casi todos guardo retazos de historia de vida compartida: Mª Carmen Peñas: como olvidar aquellas tardes de primavera-verano, que siendo muy jovencitas pasábamos en tu casa.
Tú me enseñaste el arte de bordar con hilos de colores y como llenar de dibujos los manteles. lo más bonito, nuestras charlas, confidencias, mientras realizábamos las labores de coser… ¿lo recuerdas? por aquel tiempo, conociste a Rafael, hoy tu esposo, juntos habéis formado una bonita familia.
Mª Carmen Palomo: siendo muy pequeñas, nuestras familias emigraban a otros lugares, a trabajar como temporeros en la recolección de la aceituna, tus padres, tus abuelos, tus tíos, mis abuelos, mis tíos, mis padres, mi hermana... todos vivíamos en una sencilla pero gran casa.
Sin saberlo conocimos el desarraigo que conlleva irte a trabajar a otros lugares, fuera de tu pueblo. como era época escolar, tu tío, mi primo, Paco Palomo, mi gran amigo, era nuestro maestro, él se encargaba diariamente, todas las mañanas, de comprobar que hacíamos los deberes, nos explicaba y ayudaba en las tareas escolares, para que a nuestro regreso siguiéramos el ritmo del curso. terminadas nuestras tareas, teníamos el resto del día para jugar y corretear por el campo, (recuerdo que todos los días querías comer gazpachuelo), ¿Mari Carmen, te sigue gustando tanto? también has formado una bonita familia junto a a Alonso.
Alonso: me encanta tu visión de la vida, todo problema tiene solución, y si no tiene, para qué preocuparse. esa alegría y ese buen hacer, consérvalo siempre.
Lourdes: mujer de bandera, luchadora, gran persona, amiga de sus amigos y ahora compañera de viajes.
Carmen Zurita (Menchu): eres muy especial para mí, me encanta tu alegría, tu fortaleza. aunque el corazón te duela, siempre tienes una sonrisa, amante de los animales, a través de nuestras mascotas, nos fuimos conociendo y trabando amistad. ¡Admiro tu fuerza, no pierdas esa sonrisa!
Miguel: Miguel, como dice Juan Manuel Serrat en uno de sus temas, (“de vez en cuando la vida nos invitaba a tomar café, se veía tan bonita") te acuerdas de aquellas sobremesas (la hora del café, el mejor café del mundo que he tomado, en casa de tus tíos, Antonio y Antonia Broches…..mi segunda casa.
Dicen… que junto a un gran hombre, hay una gran mujer, y ahí esta Naty afortunados los dos de tener a Pablo como hijo, ¡un niño noble!
Mª Carmen y Merche: nos presentó una amiga común, Marisol, y desde entonces os considero parte de mis amigos.
Belén y Jorge: una preciosa familia, solidaria, comprometida, dicharachera, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesita.
Toñi y Alejandro: siempre os he admirado, luchadores, respetuosos, ejemplo de emprendedores y siempre presentes ante causas solidarias.
Mari y Pedro: bonita familia la que tenéis, Mari, eres completa, igual cantas en el coro, que bailas sevillanas, que estás en pilates, que estás en costura o vendiendo cerezas… ¡qué grande eres! sigue siempre con esa ilusión, con la que haces todo.
Isabel: mujer de fe, junto a su esposo manolo, matrimonio, solidario, trabajador y fieles devotos de San Isidro y Santa María de la Cabeza.
Tere: mi Pancha, heredaste, no sólo el apodo de tu padre, el pancho, mi tío Rafael, sino también heredaste la misma devoción que él tenía a San Isidro, a nuestras costumbres.
José: siempre estás cuando te he necesitado, para mí, eres como el hermano que no tuve.
Claudia: mi Claudia bonita por dentro y por fuera. eres toda dulzura. después de escucharte… qué quieres que te diga! que te quiero…
Paloma: hija de Antonio y Antonia Broches, mis vecinos, mi segunda familia. la que elegí desde que llegasteis a vivir a Periana, te adopté como mi hermana pequeña, desde entonces, siempre juntas.
Muchos momentos compartidos, ahora compañera de aventuras, en los viajes del Imserso.
Así se forma la vida, pedacitos de historia que se unen con otras vidas y nos van haciendo crecer, nos van haciendo más humanos y mejores personas.
Esta noche quiero hablaros de retazos de vivencias, en las que San Isidro y mi fe en él han ido unidas, como muchos sabéis, Periana es un pueblo de la Axaquía malagueña, pero no es un pueblo más, es donde nací, crecí y donde vivo, y eso es lo que lo hace especial para mí. con un enclave perfecto, rodeado de sierras, montañas y cercano al mar, poblado de olivos centenarios, algunos milenarios, y nacimientos de agua que le dan vida. Sus calles sinuosas y empinadas, donde nos deslumbra el blanco de las fachadas, sus gentes solidarias y acogedoras donde todos se conocen y respetan.
A los perianenses, nos unen el amor y la devoción por nuestro patrón, en él, encontramos el ejemplo de hombre humilde, de familia trabajadora en los quehaceres del campo, que sin buscar gloria ni reconocimiento, dedicó su vida a servir a dios, al trabajo y a la comunidad, ése, es su legado, su modelo a seguir, San Isidro nos enseña, que aunque no tengamos riquezas materiales, siempre podemos ser ricos en amor, en fe y en generosidad.
Mi infancia se desarrolló en el barrio de la quinta, entre calles empedradas, junto al arroyo cantarranas, corriendo con mis amigos, sin preocupaciones, disfrutando de la vida sencilla y auténtica, donde los vecinos éramos una gran familia, alegrándonos de nuestros logros y apoyándonos cuando el momento lo requería.
Pasaba las tardes jugando, bien a la pelota, al mate, al fútbol, al elástico, a la comba o a los cromos, teníamos infinidad de juegos, nunca había tiempo de aburrirse, jugaba hasta que la voz de mi madre me llamaba para cenar.
Recuerdo las excursiones al campo, las meriendas en la era, paseos por la peña, el aroma de los eucaliptos, el eco de las campanas de la iglesia marcando el ritmo de nuestras vidas.
No recuerdo en mi infancia con nitidez las vivencias de las fiestas de San Isidro, pero sí en mi adolescencia, que ansiaba la llegada del mes de mayo y con él, la esperada fiesta de San Isidro, ya que el pueblo se transformaba, sus calles se adornaban resplandecientes de banderitas de colores, las luces, la música, los cacharritos, las casetas, la tómbola, no faltaba nada, los paseos por la Lomilleja con mis amigas, todo era diversión y alegría, todas esperamos deseosas el 15 de mayo, ilusionadas por ver salir a nuestro San Isidro, pero también porque era el día en el que estrenábamos vestidos y zapatos, y, no tendríamos otros, hasta el próximo 15 de mayo del año siguiente.
A medida que fui creciendo quise realizar uno de mis sueños, seguir estudiando, pero para ello, tenía que irme a Vélez-Málaga, porque aquí, en Periana, no había instituto. eso me hizo vivir a caballo entre Vélez-Málaga y Periana. Al terminar mis estudios en el instituto quise ir a la universidad y seguir con estudios superiores, por lo que pasé a vivir a Málaga.
Con esfuerzo y sacrificio, conseguí terminar mis estudios como diplomada en Trabajo Social, profesión que he estado ejerciendo durante 33 años, y de la cual me siento orgullosa y feliz, porque gracias a ella, trabajé para lo que me preparé y lo que me gustaba, dando en mi trabajo lo mejor de mí y obteniendo a cambio mucho aprendizaje y cariño, a saber de la empatía, a ser mejor persona y a cosechar muy buenos amigos, no siempre he podido disfrutar de estas fiestas, por motivos de estudios, o más tarde, por motivos de trabajo.
Pero siempre, el día 15 de mayo, estuviese donde estuviese no me olvidaba de mi San Isidro, lo llevaba allá donde me encontraba, recuerdo que en mi centro de trabajo, ese día, mis compañeros no me despedían con un hasta mañana, sino con un ¡viva San Isidro!
Siempre que he podido no he faltado a la cita que tenía en mi pueblo el 15 de mayo, para acompañar a nuestro patrón, aunque ya, desde otra visión de la vida, de las costumbres, viviendo la procesión repleta de fe y sentimientos.
El momento esperado, cuatro de la tarde, al empezar el repique de las campanas anunciando la salida de nuestro patrón para encontrarse un año más con su pueblo, recorrer sus calles, con balcones engalanados y sacos llenos de trigo preparados.
Ver como vecinos y visitantes se unen en esta ofrenda, dando testimonio de fe y solidaridad, cada grano de trigo lanzado es una muestra de esperanza, una respuesta a nuestros rezos.
Velas encendidas, pies descalzos, banda de música, cohetes, emociones contenidas y nuestra vela preparada para cumplir esa manda, que en ese tiempo, no era otra que aprobar los exámenes, la procesión de San Isidro es una experiencia que toca el alma y despierta las emociones más profundas, quedando reflejadas en esta plaza, donde ahora nos encontramos, donde San Isidro se encuentra con su esposa, Santa María de la Cabeza.
Los rostros de los presentes se llenan de emoción, acordándose de sus seres queridos que ya no están o que por circunstancias no han podido asistir. un mar de sentimientos afloran al ver a esos costaleros, que pareciera que el trono no les pesara, balanceándolo con un movimiento suave, sereno, vítores desgarrados, salidos del corazón de quienes los lanzan.
Ese personaje que trepa por el trono para limpiar su rostro con tanta delicadeza. que simula una caricia, susurrándole “San Isidro, protégenos”, el himno cantado al unísono por los presentes, hermanados por el mismo sentimiento, la devoción y fervor sentidos hacia él, ¡esto se queda grabado en el alma!
Quedan muchas calles por recorrer y muchos granos de trigo por lanzar al santo. en cada parada realizada se va notando el cansancio, pero hay una parada , ya tradicional en el recorrido. la llegada a las cuatro esquinas, en este punto se renuevan las fuerzas de quiénes portan a San Isidro, gracias a la familia carrera Núñez en donde agasajan a los costaleros con la tradicional copita de anís y los ricos roscos y mantecados artesanos, y donde a una servidora, también se le renuevan las fuerzas, con ese caldo del puchero con su hierbabuena, que me tiene preparado mi amiga Mari Cruz, cuando el trono va llegando a su casa, me busca y me dice “nena, vente, tienes el caldito en la mesa”.
Siguen pasando los años, y llega una de las etapas más bonitas de mi vida, ¡conocí el amor! a la persona con quien formé una familia, el padre de mis hijos, Salvador Moreno Fernández, Salva, “el Coqui”, para sus amigos, hombre trabajador y como San Isidro amante del campo y de los olivos.
Y, se hizo realidad otro de mis sueños, ¡ser madre! y, tengo a mi primer hijo, al que le teníamos pensado llamar José María, tuve un embarazo y parto de alto riesgo, y, aunque todo transcurrió perfectamente, mi bebé nació el 29 de abril, y tuvo que quedarse ingresado en el hospital, durante esos días no dejaba de rezarle a San Isidro, pidiéndole que se recuperara y le diesen el alta pronto.
Esta petición se cumplió el mismo día 15 de mayo. así que, ya os imagináis porqué cambiamos su nombre a Isidro, en honor a nuestro patrón, sigue avanzando la vida, y nace nuestra segunda hija, María, la princesa de mi casa, haciéndonos las personas más felices del mundo mundial, pero esta felicidad se vio eclipsada a los cinco meses de su nacimiento, mi marido es diagnosticado de cáncer en la linfa.
Tras un largo y duro año de tratamiento, y trasplante de médula, no se consiguió frenar la enfermedad, falleciendo cuando María tenía un año y medio, aquí se rompen mis sueños futuros, ¿cómo podía seguir viviendo y trabajando? con mis dos hijos pequeños.
Sólo veía oscuridad, donde antes todo era luz e ilusión. preguntaba a San Isidro ¿por qué? Por qué tan joven, tan trabajador tan amante del campo, de sus olivos… le pedía que me ayudase en esos momentos donde el camino de mi vida se tornaba tan incierto. Pero San Isidro soló podía escucharme, y comprendí que para ciertas preguntas no existen respuestas.
No, no me respondió, pero sí me indicó el camino para poder seguir… antes, refería que mi familia era uno de los dos pilares de mi vida, el otro pilar es mi fe, fe que profeso a San Isidro, quien siempre me acompaña.
Gracias a esa fe, el dolor que albergaba en mi pecho se convirtió en fuerza, y esa fuerza en lucha, y esa lucha en alcanzar otros sueños, y entonces aprendí a vivir con el recuerdo de todo el amor recibido, de todo lo compartido y agradecí a la vida por ello.
Ahora valoro más la vida, valoro cada instante que nos regala, y siguieron pasando los años, y mis hijos fueron creciendo y planeando su futuro, mis hijos ya convertidos en adultos, orgullosa de ellos, como sé que también lo está su padre.
Y llega el año 2013, año que marcaría mi destino, así como la vida misma, con lo bueno y malo que contiene, llegó ese año, cargado de cosas buenas y no tan buenas, aprobé las oposiciones, después de 24 años trabajando de interina ¡lo había conseguido! ¡ya era funcionaria de carrera!
Me piden ser mayordoma de las fiestas patronales 2013, a lo que acepté feliz y gustosa, para mí fue como una forma de agradecer a San Isidro su ayuda, a superar todo lo que había pasado, y donde conocí a un grupo de personas estupendas, en donde a día de hoy, conservamos una bonita amistad.
Pero el destino vuelve a ponerme a prueba, fallece mi padre, un duro golpe para mi familia, ya que como abuelo, suplió de alguna forma el papel de padre para con mis hijos, pero ya sabíamos que las personas no mueren, sí permanecen en nuestra memoria, y guardamos su recuerdo en nuestro corazón.
No termina el año 2013 cuando en una revisión de salud, me diagnostican cáncer de mama, una enfermedad que no avisa, qué sacude, que te pone frente a tus miedos más hondos, y no lo digo desde el dolor sino desde la fe, porque si algo me sostiene cada día, es la certeza de saber que no estoy sola.
Lo que es el destino o los senderos que dios pone en tu caminar, unos años antes, dos grandes amigas, Pilar Serrán y Carmen Lavado me convencen para formar parte de la junta directiva de una asociación para ayudar a mujeres que padecen cáncer de mama, la Asociación Esperanza.
Por lo que cuando recibo tan aciaga noticia en el que el futuro se torna negro, tengo la suerte de estar en esta asociación, de la que recibo un gran apoyo y mucho cariño, y siento que no estoy sola, que hay otras personas que están atravesando los mismo que yo, donde compartimos experiencias, vivencias y apoyo. sabemos que se puede seguir, que no hay que tener miedo, porque el miedo paraliza y que con fe, mi fe es más fácil seguir.
No siempre el camino es llano, pero siempre he creído que si sigues el camino de San Isidro, si trabajas y vives desde el corazón, siempre llega un momento en el que todo se acomoda en este día tan especial, quiero agradecer a San Isidro todo lo que me ha dado, por ser siempre mi guía, por ser mi protector, y, quiero pedirle, con el corazón en la mano, que nos siga cuidando, que nos siga dando fuerza para continuar adelante, que nos siga ayudando a cultivar no sólo la tierra, sino también nuestros corazones, para que podamos seguir siendo un pueblo unido, lleno de fe y esperanza…
Autoridades, mayordomos y mayordomas, amigos y amigas, paisanos todos…
No me queda más que decir que gracias infinitas, por estar, por acompañarme y así pongo mi granito de trigo para inaugurar las fiestas patronales San Isidro Labrador 2025.
Sean felices, quiéranse y diviértanse.
¡Viva San Isidro!