domingo, 18 de mayo de 2025

Fiesta de la Tercera Edad de las Fiestas de San Isidro Labrador de Periana.














HOMENAJE A LA TERCERA EDAD
Una vida de amor y esfuerzo

Manuel y Purificación se conocieron en 1955, cuando aún eran muy jóvenes y la vida apenas comenzaba a abrirles caminos. Durante ocho años compartieron ilusiones, promesas y sueños, hasta que en 1964 decidieron unir sus vidas en matrimonio. De esa unión nacieron sus dos hijas, Puri y Mari Carmen, que serían desde entonces la mayor alegría y orgullo de la familia.

Los primeros años no fueron fáciles. Manuel trabajaba en el campo, pero en 1967 decidió dar un giro a su vida e ingresar en la Guardia Civil. Nunca había pasado por una escuela, pero con esfuerzo, constancia y fuerza de voluntad, buscó los temarios y estudió por su cuenta. Con humildad pensaba que no aprobaría a la primera, pero lo intentó convencido de que aquella experiencia le serviría para la siguiente oportunidad. Para sorpresa suya, aquel esfuerzo dio fruto, y así comenzó una larga trayectoria que llevó a la familia a recorrer diferentes pueblos y ciudades de España: Puerto de Sagunto, Liria, Segorbe, Castellón, Madrigueras, Málaga, Talamanca del Jarama, Buitrago, el Tribunal Supremo y la Subagrupación de Tráfico de Madrid. En 1996, tras muchos años de servicio, llegó el momento de su jubilación.

Purificación, por su parte, fue siempre el alma de la familia. En 1989 trabajó como cocinera en Buitrago, pero mucho antes ya había demostrado su grandeza de corazón. El día que nació su hija, en un gesto de generosidad infinita, dio el pecho también a un niño del pueblo que estaba gravemente enfermo. Los médicos no le auguraban un futuro, pero gracias a aquel acto de amor materno, el pequeño empezó a recuperarse. Hoy, convertido ya en hombre, sigue agradeciendo de corazón a Purificación aquel gesto que le dio una nueva oportunidad de vida.

Al jubilarse, Manuel y Purificación se trasladaron a Periana, donde pasaron unos años en el pueblo antes de asentarse definitivamente en el campo, rodeados de naturaleza y tranquilidad. Allí disfrutan hoy de lo que más valoran: su familia. Con cuatro nietos y dos bisnietos, se sienten plenos y orgullosos de haber criado a sus hijas en la humildad, el respeto y el valor del trabajo bien hecho.

El reconocimiento a toda una vida de esfuerzo y amor no se hizo esperar. Durante las fiestas patronales de San Isidro Labrador, en el acto de homenaje a la tercera edad, el pueblo rindió un merecido tributo a Manuel Toledo Alés y Purificación Barroso Perea, como ejemplo de vida sencilla, sacrificada y llena de amor verdadero.

Hoy, su mayor legado no son los años de servicio, ni las casas en las que vivieron, ni siquiera las distinciones recibidas. Su mayor herencia es la unión de una familia fuerte, trabajadora y agradecida. Porque, como dice siempre Manuel, lo más importante es haber formado una familia con buenos valores, buenos oficios, pero sobre todo, con humildad.



Una historia que demuestra que la verdadera grandeza está en los pequeños gestos, en el sacrificio compartido y en el amor que nunca se apaga.

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