El pueblo se mantiene en estado de "alerta" para evitar la salida del párroco.
DIARIO SUR - NOVIEMBRE 1987
Vecinos de Periana se muestran dispuestos a impedir que el párroco, Santiago Martínez, al que el obispo de la diócesis ha destinado para cumplir su labor pastoral en Melilla, abandone el pueblo.
En la noche del miércoles, más de 600 vecinos de Periana se encerraron en la iglesia parroquial, al tiempo que hacían sonar las campanas, en señal de protesta por el traslado y como muestra de solidaridad con el cura. Esa misma noche, un grupo de hombres montó guardia a las puertas de la casa del párroco, para impedir que éste pudiera abandonar el pueblo.
En la mañana de ayer, una representación de los vecinos de Periana se desplazó hasta Málaga, donde fue recibida por el arzobispo, al que le hicieron entrega de un pliego con más de 500 firmas pidiendo la permanencia del párroco en el pueblo.
Santiago Martínez se hizo cargo de la parroquia de Periana hace dos años, y desde entonces, según fuentes de los vecinos, ha desarrollado una intensa labor pastoral, que se ha traducido en un resurgir de las practicas religiosas entre los fieles, " un tanto abandonadas hasta ese momento", según las mismas fuentes.
Vecinos de Periana han manifestado a este periódico que el motivo que ha impulsado al obispo de la diócesis a decretar traslado de Santiago Martínez podría ser la existencia de una "denuncia" anónima, en la que se acusaba al párroco de algunos actos que, en opinión del denunciante, no serían compatibles con el desarrollo de su labor, como "tomar copas en el baile"
A este respecto, las fuentes consultadas por este periódico han afirmado con rotundidad que el cura es "una persona excelente, un hombre honrado y cumplidor de su ministerio sacerdotal".
Santiago Martínez, que además de la parroquia de Periana tiene encomendada también la de Alcaucín y otras aldeas limítrofes, ha recibido la orden de incorporarse a su nuevo destino en Melilla el próximo día 26, según fuentes de los vecinos.
Las mismas fuentes han indicado que "los hombres de Periana están dispuestos a que el cura no abandone el pueblo, si el obispo no se persona aquí y da una explicación".
Algunas fuentes informantes no han descartado un posible "trasfondo político" en el problema planteado, ya que, según han indicado, el cura se negó a ceder a partidos unos salones anejos a la parroquia para celebrar en ellos mitines.
No obstante, otros vecinos de Pizarra, solidarios, asimismo, con el cura, han asegurado que "el problema no tiene absolutamente nada que ver con la política".
Por su parte, Santiago Martínez, según los vecinos que piden su permanencia en Periana, intentan calmar los ánimos del pueblo y está decidido a cumplir la orden del obispo, aunque no oculta su cariño por este pueblo, al que le unen especiales lazos, ya que ha sido su primer destino como sacerdote.
JUAN REBOLLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario