La constitución del actual pueblo de Periana es el resultado de la colonización y población de nuestro término desde la 2ª mitad del siglo XVIII, hasta la 1ª década del presente siglo. Después de largas décadas de despoblación, causado por el destierro y definitiva expulsión de los perianenses “andalusíes” llamados “moriscos” por los conquistadores castellanos, colonos procedentes en su mayoría de la Andalucía Occidental y de otros territorios próximos de los antiguos Reinos de Granada y de Málaga fueron afluyendo a nuestro término a lo largo del siglo XIX, constituyendo los antecedentes familiares de la mayoría de los perianenses actuales y urbanizando el pueblo a partir de la Fuente en dirección a la Plaza de la antigua Iglesia o del Ayuntamiento, de la Cruz, de la Lomilleja y del barrio de la nueva Iglesia.
De forma paralela tras la conquista del Reino de Granada por la corona de Castilla, fue cobrando una mayor importancia la producción cerealista y el cultivo del viñedo, al tiempo que nuevos molinos harineros de mayor envergadura sustituían a antiguos molinos familiares. La casi total desaparición del viñedo que produjo la “filoxera”, dio lugar a una expansión del olivar, a principios de este siglo, que se ha visto aumentada en las dos últimas décadas. A medida que ha ido desapareciendo también la siembra de cereal y leguminosa, debido al impacto de la integración de nuestra agricultura en mercadeos más amplios. Es en ese momento cuando adquiere también gran relevancia la expansión del cultivo de frutales, sobre todo del “durazno” , aunque actualmente la producción no es muy grande.
Cabría decir que existen vestigios que hablan de un Periana anterior. En su término han sido hallados numerosos restos arqueológicos que así lo avalen, como los de los yacimientos de los cerros de capellanía y Alcolea y la Aldea de Marchamonas. También estuvieron por nuestras tierras de fenicios, griegos, visigodos y árabes, por su estratégica situación en la alta Axarquía.
Cuenta la leyenda que en la época árabe fue una Alquería donde hubo dos asentamientos defensivos, uno en la cuesta de Santana y otro más al Sur denominado Pereiro, que dieron origen a su nombre . Entre uno y otro se localizaba un gran prado, que en principio servía de abrevadero y descanso de los animales, donde comienza a surgir el definitivo Periana a partir de 1761, que no sería ni Pereiro ni Santana, simplemente Periana.
En 1761 se convierte en Parroquia, la ermita existente y será dedicada a San Isidro Labrador (patrón de la localidad). Fue derrumbada a causa del terremoto que tuvo lugar el 25 de diciembre de 1884 a las 21 horas. Periana sufre un temblor de tierra (intensidad 9 en la escala Richter) que la destruye casi en su totalidad. La solidaridad de toda España, la visita de Alfonso XII y el esfuerzo de los vecinos, hacen que Periana se reconstruya rápidamente tal y como hoy la conocemos. Sus efectos fueron reflejados principalmente en la reconstrucción de viviendas (barrio de la Lomilleja) y la construcción de una nueva Iglesia, sito en la calle que le da nombre.
Actualmente, Periana es un pueblo floreciente, de gente trabajadora y hospitalaria, que basa su economía en las explotaciones agrícolas, especialmente en la producción de aceite y de su famoso melocotón, que por todo el mundo es considerado como el mejor de España.
Por Periana la sierra hace un descanso en pequeñas lomas y largas cuestas de formas suaves, para volver a ahondar el territorio en barrancos que caen hasta el río Guaro, antes de que éste se ensanche en el Embalse de la Viñuela. Paisaje agreste de montaña que al norte, entre la Sierra de Alhama y la de Gallo-Vilo (Sierra de Enmedio) obliga a serpentear a la carretera que sube hacia Alfarnate, en uno de los parajes más atractivos de su territorio: el Puerto del Sol. Desde allí, entre encinas que se agarran a los roquedales, se pueden contemplar unas de las panorámicas más espectaculares de la Axarquía. Cuando se baja de la Sierra, desde el caserío de Vilo hasta el de la Muela, pasando por el núcleo de Guaro, el entorno es de suaves pendientes cubiertas de olivares, pastos y cereal. Y donde el agua está disponible, al panaroma se unen los frutales (especialmente melocotoneros) que van en aumento a medida que las huertas se acercan a las riberas del río. Allí abundan los naranjos y limoneros que hacen de esta zona una de las más productivas.
La importante presencia de terrenos no excesivamente abruptos, la abundancia de agua y el buen clima de sus valles hizo que estas tierras estuvieran pobladas ya en la prehistoria, como lo demuestran los restos de la época musteriense y posteriores, encontrados en el importante yacimiento del Cerro de Alcolea (a 731 metros sobre el nivel de mar), frente al núcleo de Mondrón, en el yacimiento neolítico del Cerro de El fuerte (896 m.) o en el abrigo de Marchamonas situado en el escarpe de este caserío al norte de Periana. En la zona que ahora se encuentra cubierta por el Embalse de la Viñuela también aparecieron importantes vestigios neolíticos que se prolongaban hasta el comienzo de la edad del bronce.
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